Apasionados hasta la muerte

//Pr. David Malpartida\\

maxresdefaultEn la vida natural es difícil ver a una persona vivir con constancia en las cosas que hace, en algún momento se detiene y pierde el enfoque de su vida.
En los deportes es difícil un equipo mantener su ritmo de campeonatos ganados, es más fácil un equipo ganar una o dos veces; pero para mantener una racha de victorias, se necesita mucha constancia y esfuerzo extra. Solo la selección de Brasil una vez demostró esa racha de tres victorias seguidas ganando los mundiales, estamos hablando de la generación de Pelé, jugadores que supieron mantener una constancia intensa y el mismo espíritu para ganar. Después de eso nunca más se vio jugadores con ese mismo ímpetu de victorias.
Hablando de la vida espiritual, vemos en los cristianos que es muy difícil que las personas se mantengan con el mismo corazón, con la misma intensidad, el mismo espíritu de vivir para Dios cuando conocieron el primer amor. Muchos cuando llegan a casarse o tener una familia, cuando ahora tienen trabajo, pierden el primer amor y echan la culpa diciendo que ya no tienen tiempo.
Algunos hasta continúan trabajando arduamente, hacen muchas cosas en la iglesia, lideran células, van a los encuentros, realizan muchas actividades; pero perdieron aquella pasión viva e intensa por la presencia de Dios, ya no hay aquella pasión del primer amor, hacen las cosas simplemente por compromiso, sin apasionarse por el dueño de la obra, el Señor Jesús.
Muchas veces llegamos a parecernos a la iglesia de Éfeso:
Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor (Ap.2:2-4).
Sin embargo, vamos a ver en la Biblia un hombre que nunca perdió su amor y su intensidad de vivir para Dios. Este hombre fue conocido como uno de los íntimos de Jesús, vamos a hablar de uno de los discípulos amados de Jesús: el apóstol Juan.
La historia cuenta que Juan tenía más o menos la edad de 18 a 24 años cuando fue llamado por Jesús, él fue el último de los apóstoles a morir, murió a la edad de 95 a 100 años; quiere decir que sirvió al Señor por casi 70 años.
Ser fiel durante 70 años sin volverse tibio, frio, tradicional, llenos de esquemas contaminados en el corazón, lleno de codicia, no es fácil. La cosa más difícil es traer a Dios un corazón permanentemente santo y fiel toda la vida. 70 años sirviendo a Dios es mucho tiempo.
Juan fue conocido como alguien del amor, en las cartas escritas por él, sus expresiones de amor son muy intensas.
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo (1Jn.21:1).
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? (1Jn.4:20).
¿Cuál es la revelación que tuvo Juan? La revelación completa de Apocalipsis, ningún hombre en la Biblia fue tan profundo en su relación con Dios como este hombre. La Biblia dice que él reclinaba su cabeza en el pecho de Jesús, la única persona que escuchó latir el corazón de Jesús fue Juan.
Juan se volvió una expresión viva de ese amor inmenso y práctico de la gloria de Dios. El lugar donde vivió más tiempo fue en Éfeso y esa ciudad se convirtió en el principal centro de influencia apostólica después de la destrucción de Jerusalén en el año 70DC.
¿Cuál es tu nivel de profundidad y de experiencia con el Señor? ¿Cuál es tu nivel de amor hacia la gloria de Dios? ¿En qué nivel has amado la iglesia, que es el cuerpo de Cristo?
¿Estás amando a Dios con tu vida, con tu trabajo, con tu bolsillo, con tu corazón? Tú puedes decidir hoy ser superficial en esa relación o ser íntimo de Jesús.
Profundidad o superficialidad, la decisión es nuestra; nuestro nivel de intimidad dependerá de nuestra respuesta dada a él.
Demuestra al Señor un amor práctico, ama profundamente, apasiónese por él, que su intimidad con Dios se vuelva una amistad sólida.
¿Será que podemos ser una generación que vivió intensamente en la presencia de Dios? Mantener la misma constancia de búsqueda y amor por la presencia de Dios aunque pasen los años. Mantener la misma llama encendida aunque vengan las dificultades hasta los últimos días que vamos a vivir en esta tierra.
Juan murió con ese mismo corazón lleno de amor por su Señor, ¿Cuántos quieren vivir intensamente en la presencia de Dios hasta el día de su muerte?

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