Creciendo en tu vida Cristiana a través del Ayuno

//Pr Eliud Cervantes \\

Hay dos tipos de espiritualidad: la de Juan el Bautista, un espiritual excéntrico, para escucharlo tenias que ir al desierto, vestía con pieles de camello, comía langostas, etc. Por otro lado está la espiritualidad de Jesús, claro que el ayunaba, pero era llamado por los fariseos de comelón. Transformó agua en vino, iba al funeral y lloraba, iba al banquete y comía.

Para los religiosos no existe una espiritualidad aceptable. Si sigues la espiritualidad de Jesús, te rechazan; si sigues la espiritualidad de Juan Bautista, te abominan. Lo cierto es que no hay diferencia en la esencia de la espiritualidad de ambos. Ellos vivían por el Espíritu. Pero a las personas tal vez más les fascina la espiritualidad de Juan; pero Jesús también ayunaba, por eso Él dijo que había cierto tipo de demonios que salen con oración y ayuno y Él pudo expulsar esos demonios.

¿Qué es el ayuno?

Es la completa abstinencia de alimentos, excepto el agua, por un periodo determinado acompañado de consagración y oración. Más que cualquier otra disciplina espiritual, el ayuno es el blanco de ataques y resistencias por muchas “razones”.

Sin embargo, el ayuno es bíblico y se trata de una práctica cristiana genuina. Hombres de Dios como Moisés, David, Elias, Ester, Daniel, Ana, Pablo y el mismo Jesús ayunaron. También ayunaron hombres de Dios en el transcurso de la historia como Martin Lutero, Juan Calvino, Jonh Knox, Charles Finney, etc.

Sin embargo, el ayuno no debe ser solo abstinencia de alimentos, tiene que haber mucha oración. En el mundo muchos hacen huelgas de hambre, dietas, etc., para alcanzar un objetivo; pero el ayuno bíblico tiene un objetivo únicamente espiritual.

¿Hay una orden bíblica par ayunar?

No hay reglas en la Biblia de cómo y cuándo debemos ayunar. En el Antiguo Testamento había solo un día de ayuno instituido para toda la nación: en el Día de la Expiación (Lv 23:27), pero no existe una orden para ayunar.

Sin embargo, eso no significa que no necesitamos ayunar. Muchos ejemplos de hombres de Dios nos sugieren que debemos ayunar, más aun cuando leemos la enseñanza de Jesús.

Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Mt 6:16-18

Observa que el Señor no dijo “si ayunan”, sino “cuando ayunéis…” Eso revela que Él esperaba que sus discípulos ayunasen. Hasta les enseñó sobre la motivación y la manera como deberían ayunar. Y cuando dice que el Padre los recompensaría estaba demostrando que el ayuno realmente funciona. La recompensa que debemos esperar en el ayuno es la respuesta de nuestras oraciones.

Los evangelios nos muestran que el mismo Jesús practicó el ayuno, los líderes de la Iglesia primitiva también, al igual que los padres de la Iglesia. Por tanto, el ayuno, debe ser parte de nuestras vidas y practicarlo de manera equilibrada dentro de la enseñanza bíblica.

Ahora, aunque nuestro Señor Jesús haya ayunado muchas veces (40 días, enseñando, orando en las noches), debemos reconocer que Él no lo hacía como los judíos o fariseos (2 veces por semana). Inclusive ellos llegaron a cuestionarle.

Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? 34 Él les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? 35 Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán.” Lc 5:33-35

Aquí Jesús no dijo que era malo ayunar, pero afirmó que cuando fuese quitado sus discípulos ayunarían. Él estaba afirmando que después de su partida la iglesia ayunaría. Sin embargo, Jesús dejó claro que el ayuno en los moldes de los fariseos estaba mal. La motivación era impura, lo hacían para mostrarse y lo correcto era hacerlo sin alarde y en secreto.

¿Cuál es el propósito?

No debemos ver el ayuno como una especie de penitencia con el objetivo de persuadir a Dios a hacer algo que Él no quiere. El ayuno no cambia a Dios, Él es el mismo antes, durante y después del ayuno. Pero, el ayuno con seguridad te cambiará. Serás más sensible al Espíritu de Dios.

El ayuno no alcanza a Dios, pero toca en nuestra carne. No hará que sea más bondadoso o misericordioso con nosotros, sino está relacionado con nuestra necesidad de romper con las barreras y limitaciones de la carne y del cuerpo. El ayuno despierta nuestro espíritu pues mortifica la carne y aflige nuestra alma.

Sabemos que cuando buscamos intimidad con Dios quien se pone como obstáculo para esa comunión es nuestro cuerpo. Cuando ayunamos el cuerpo se abate, nuestro espíritu se levanta y nuestra fe es liberada con más osadía y podemos tener más llenura del Espíritu Santo. Un claro ejemplo de esto está en Mr 2:22

Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.

El odre era un recipiente de cuero usado para colocar vino en su proceso de fermentación. Con esta ilustración Jesús estaba enseñando que el vino que Él traería (el Espíritu Santo) debería ser colocado en odres nuevos, y el odre es nuestro cuerpo. Creo que el Señor está diciendo que el ayuno tiene el propósito de “renovar” nuestro cuerpo. La Palabra dice que la carne milita contra el espíritu, y la mejor manera de recibir el vino del Espíritu, es entrando en un proceso de mortificación de la carne.

Pero, no pienses que el ayuno tiene algún poder en sí mismo. No tengas fe en el ayuno, ten fe en Dios. El ayuno ayuda a liberar nuestra fe y la fe está en nuestro espíritu y cuando el espíritu es liberado la fe se manifiesta. Cuando Jesús dijo que los discípulos no pudieron expulsar un demonio por falta de ayuno (Mt 17:21), también dijo que el problema era la falta de fe (Mt 17:19-20). Jesús dijo que el ayuno y la fe forman una combinación explosiva.

Hay otros ejemplos bíblicos por el cual ayunaron algunas personas:

  • Ayuno para una preparación para un trabajo especial – Moisés y Elías
  • Asociado al arrepentimiento – Saulo
  • Está relacionado con el poder espiritual – discípulos no pudieron expulsar demonios.
  • En tiempos de tribulación – Samuel en guerra, Josafat, Ester.
  • Ayuda a vencer las tentaciones – Jesús.
  • El ayuno está asociado con la intercesión – Daniel.
  • Es parte de la vida Cristiana – Mateo 6:2, 5, 16
  • Intensifica nuestra comunión con Dios – Ana (Lc 2:37)
  • Nos ayuda a recibir la palabra – Moisés – monte Sinaí.

El ayuno nos ayuda a crecer

Pablo, cuando se refirió a los falsos maestros dijo el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre (estómago), y cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal” (Fil 3:19). Tenemos que tener cuidado para no permitir que el estómago comande en nuestra vida y sea nuestro dios. Algunos, a la verdad, obedecen el estómago más que al propio Dios.

Comer en sí mismo no es una cosa mala y no es el enemigo. Pero cuando el deseo de comer está por encima de todo, ahí se torna un peligro. Un deseo más fuerte de comer que buscar a Dios se torna un enemigo. ¿Tú podrías dejar de comer una vez para gastar tiempo con Dios?

¿Cuántas veces no tenemos tiempo para Dios porque nos levantamos atrasados y decidimos desayunar en lugar de buscar a Dios? Entonces, ¿Quién es nuestro Dios?

Yo creo que en el momento que decidas ayunar, el Señor te dará una gracia especial para llegar al fin, porque el Señor mira el corazón. pero tienes que tomar la decisión de sacar tu estómago del trono y eso involucra disciplina. No existe discipulado sin disciplina y no existe disciplina más importante que el ayuno.

Ejemplos bíblicos:

Existen muchos ejemplos bíblicos que muestran que la indisciplina con la comida puede ser negativa. Sabemos que desde el principio, el hombre cayó por el estómago y sólo porque vio “…que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos…” (Gn 3:6). El estómago fue el primero en caer. Fue después de una comida agradable que el hombre se escondió en medio de los árboles del jardín y hoy sufrimos las consecuencias del apetito de ellos.

Lo mismo pasó con Sodoma y Gomorra. Siempre pensamos que el pecado de ellos estaba relacionado con el sexo y perversiones, pero la comida también fue una causa.

He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. 50 Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité.” Ez 16:49-50

Mira las tres causas: soberbia, saciedad de pan y abundancia de ociosidad. La historia siempre se repite, donde hay ociosidad y saciedad de pan, allí surgirá la sensualidad y toda suerte de disolución.

Otro ejemplo es Esaú, él perdió la bendición por causa de un plato de comida. El autor de Hebreos nos advierte que no seamos como Esaú fornicario y profano. Cambiar las cosas espirituales por comida es tornarse inmoral y profano a los ojos de Dios.

no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura” He 12:16

Finalmente, todos conocemos el ejemplo del pueblo de Israel murmurando en el desierto. Dios los había liberado y conducido por cuarenta años y los sustentó, pero la Biblia dice:

Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.” Nm 11:4-6

Dios tenía bendiciones sobrenaturales para el pueblo de Israel en el desierto, pero ellos prefirieron sus apetitos del cuerpo. Muchos no han recibido más de Dios porque aun son gobernados por el rey estómago. Dios quiere derramar sus bendiciones sobrenaturales en nuestras vidas, pero necesitamos entender que él desea que ayunemos y oremos. ¡Amén!

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