El Dios feliz (Parte IV)

 

//Pr. Luis A. Núñez\\

El evangelio del Dios feliz se expresa en Cristo, de esta forma el Señor Jesús sería para nosotros la fuente de vida, de paz, de alegría, la obra de Cristo sería para nosotros la oportunidad de volvernos a Dios, no por obras, sino por la obra que Él haría en la Cruz y Dios expresa su complacencia en esta oportunidad. Estos últimos domingos vimos cómo el nacimiento del Señor Jesús encierra una serie de mensajes y hoy quisiera ver algunos más.

La honra al Salvador

 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos.

“Diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino” (Mateo 2:2-12)

Los magos le llevaron oro, mirra, incienso, eran regalos que solo se entregaban a los reyes y cuando el mundo recuerda este acontecimiento lo hace con una actitud de piedad, pero si hablamos de ofrendas, de primicias se inicia la crítica, pero aquí encontramos un mensaje, el mensaje de la honra, la honra a quien nos dio la vida y la expresión de esta honra se realiza con presentes, con lo mejor que tenemos y hablando de esto, las primicias es una de las maneras de honrar a nuestro Señor.

“Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos” (Proverbios 3:9)

Oro 

Uso práctico: Para un joven matrimonio que pronto tendría que viajar a Egipto para evitar la ira de Herodes, el oro sería un regalo de incalculable valor por el gran costo de este viaje.

Significado simbólico: El oro es el regalo típico que se obsequia a los reyes (véase 1 Reyes 9:14, 28) porque simboliza señorío y realeza, un regalo adecuado para el “Rey de reyes” (1 Timoteo 6:15). 

Incienso 

Uso práctico: Además de su considerable valor monetario, el incienso también se usaba como perfume y fragancia de aroma dulce.

Significado simbólico: El incienso proviene de la resina de un árbol dulce y se usaba en ordenanzas vinculadas al sacerdocio, en holocaustos (véase Levítico 2:1) y en aceite para ungir a los sacerdotes, por lo que puede representar al sacerdocio del Señor Jesús y su papel como el Cordero de Dios que se habría de ser sacrificado en nuestro favor (Juan 1:29).

Mirra

Uso práctico: La mirra es un aceite amargo procedente de la resina de un árbol, también era económicamente valiosa y tenía usos medicinales.

Significado simbólico: En el Nuevo Testamento, la mirra suele relacionarse con los embalsamamientos y los entierros por sus cualidades preservantes (Juan 19:39–40). Puede simbolizar “la amarga copa” que Jesús bebería cuando sufriera por nuestros pecados.

En conclusión, podemos ver que el oro representa su realeza, el incienso su sacerdocio y la mirra su sacrificio, es decir, hablan de Él. Eran ofrendas que ratificaban quién era, pero también podemos ver algo interesante, si estas eran ofrendas fueron ofrecidas como honra, entonces pueden mostrarnos lo que debemos ofrecer también hoy. El oro puede hablar de nuestra estabilidad económica, el incienso está relacionado a nuestra alabanza, puede hablar del mejor momento emocional en el que nos encontremos y la mirra puede hablar del momento de sufrimiento, de dolor. Entonces lo que ofrecemos al Señor es nuestra estabilidad  de fe en todo momento, Él vino para darnos vida y nosotros le ofrecemos nuestra fe constante en medio de cualquier realidad, con constante gratitud, por todo cuanto tenemos y somos.

Los auges suelen ser momentos peligrosos en la vida espiritual de un hijo de Dios, el auge económico, en algunos casos, ha llevado al alejamiento de muchos y lo intenso de una desgracia también, en algunos casos, ha provocado el alejamiento de muchos, entonces es tiempo de afianzar nuestra fe en Cristo, en la obra redentora y en lo que somos por causa de Él y no en lo circunstancial.

La nobleza en el matrimonio y en las relaciones interpersonales

“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.  Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS” (Mateo 1:18-25)

José al enterarse no cobró venganza, sino que más bien actuó buscando el bien de la otra persona. Hoy en día una de las cosas más terribles es la falta de nobleza en los matrimonios, ahora es común arrojarse piedras con críticas, con sus insultos, con declaraciones y esto definitivamente está ligado a la falta de reconocimiento del favor de Dios y a la justicia propia.

La nobleza se expresa al manifestar que en todo tiempo estamos juntos, aun cuando tengan que asumir consecuencias por el error de uno de los cónyuges. Nobleza se expresa con una sonrisa que expresa ánimo, que todo estará bien, aun en medio de circunstancias de vergüenza para él o ella. Nobleza es perdonar, es expresar ternura a quien no lo merece. Nobleza es exhortar con sabiduría, es buscar en Dios como corregir el daño. Nobleza es disponerte a ser transformado por Dios en tu carácter porque esto traerá paz y alegría a los de tu alrededor. Nobleza se expresa en no exponer los errores de tu cónyuge o defectos en público. Nobleza es querer el bien de la otra persona. En resumen, nobleza es “perder” para que mi esposo o esposa “gane”.

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