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//Pr. Roberto Coelho\\
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef 2:4-10)
EL MÉTODO DE LA SALVACIÓN ETERNA
Si hay un consenso general en medio del Pueblo de Dios, es que el hombre necesita ser salvo. Delante de eso, existe una verdad básica en relación al método de la salvación eterna de Dios, está en el texto de Ef 2:8-9. A pesar de las diferencias teológicas que hay entre los arminianos y calvinistas, todos están de acuerdo que: “Porque por gracia “somos” salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Ef 2:8-9 adaptado).
La gran pregunta es que ese camino o método de Dios, para aplicar la “salvación” se refiere a muchas otras circunstancias. Basta meditar un poco sobre el amplio significado de la elemental palabra “salvación” en las Escrituras.
El uso común de la palabra “salvación” se restringe casi exclusivamente, para ser libre de condenación eterna y recibir la vida eterna. Sin embargo, ese no es el único significado de “salvación” en la Palabra de Dios.
Si no tenemos un entendimiento claro en relación a todas las “salvaciones” que Dios tiene para nosotros, llegaremos a conclusiones equivocadas, limitadas y acabaremos distorsionando la Palabra de Dios.
EJEMPLOS EVIDENTES DE OTRAS SALVACIONES DE DIOS EN LA BIBLIA
“Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, Y me salvará tu diestra” Sal 138:7
“Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?” Mt 8:23-27
“Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora” Mt 9:20-22
EL MÉTODO DE SALVACIÓN PARA LA ÚNICA NECESIDAD QUE ES LA SALVACIÓN
Observando las “salvaciones de Dios” en las Escrituras, no podemos negar una verdad: “Todas las circunstancias del pasado, del presente y del futuro, en esta era, implicará en algún tipo de salvación por parte de Dios”. Evalúa esta afirmación, ¿existe alguna área en tu vida donde necesites de algún tipo de salvación por parte de Dios?
Delante de esa constatación de que nuestra única necesidad es algún tipo de salvación por parte de Dios, debemos considerar la siguiente pregunta: “¿Cuál fue el método usado por Dios para que yo reciba la más grande e importante de las salvaciones, que fue mi salvación de la condenación eterna?”
La respuesta a esa pregunta nos lleva a Ef 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Esto significa que toda salvación por parte de Dios es… por gracia…por medio de la fe; y esto no de “vosotros”, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Ef 2:8-9 adaptado).
Pero tal vez te puedas preguntar aun: ¿Tengo que volver constantemente a esa verdad tan elemental sobre la salvación de la condenación eterna conforme a Ef 2:8-9? Basta leer Col 2:6 “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él”. Entonces, considere: ¿Cómo recibí a Jesucristo? …por gracia…por medio de la fe; y esto no de “vosotros”, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Ef 2:8-9 adaptado).
Hablando ahora el texto exacto, Ef 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”
LLAMADOS A LA GRACIA DE LA SALVACIÓN
Observa una vez más, necesito insistir: Col 2:6 “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él” y Ef 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”
Evalúa por un momento, solo tienes una necesidad: Salvaciones de Dios. El medio para que esa necesidad única sea suplida es: Por gracia, por medio de la fe, y es don de Dios para que nadie se gloríe. Y todo eso no cambia porque: “de la manera como recibiste a Jesucristo debes andar en Él”.
El Padre te dio el regalo más grande de la gracia, que es tu salvación eterna, de un modo que no te costó ninguna cosa para que no temas ninguna cosa y delante de cualquier necesidad creas y digas: “Si la parte más difícil, que fue salvarme de la condenación eterna, operó en mi por la Gracia, todo lo restante de mi vida solo puede ser por la Gracia”.
Conforme Ro 8:31-32 “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Es por eso el llamado de He 12:2 para que estemos “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…”
Col 2:6 “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él” y Ef 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”
Quiero terminar recordando aquella antigua canción: “Cuando termine esta vida, y llegue al Cielo, habrá una multitud de hermanos esperando para abrazarme… fue Gracia, Gracia, superabundante Gracia…”