//Pr. Luis A. Núñez\\

Esta historia es muy triste porque nos muestra el momento en el que dos discípulos de Cristo deciden retroceder y optar por el camino de la tibieza, el camino a Emaús (Aguas tibias). Era un momento donde toda una vida de propósito se vino abajo y se negoció por las circunstancias.
“Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive” (Lucas 24:21-23)
Las decepciones casi siempre originan la pérdida de visión en toda área de la vida, en la vida de iglesia, trabajo, matrimonio, etc. Estas producen en las personas desorientación, al punto que los lleva a tomar decisiones que solo son catastróficas. Estos discípulos decidieron abandonar el llamado y el propósito de Dios, todo por no entender realmente los planes de Dios.
Decepcionados por causa de sus expectativas
Las decepciones por lo general son el resultado de expectativas no satisfechas y las expectativas que no van de acuerdo a la realidad, casi siempre nos llevarán a la decepción. Jesús no vino a liberar a Israel como un revolucionario con un gran ejército, Él vino a liberar a Israel y a toda la humanidad de la esclavitud del pecado y de la condenación eterna. Él vino a hacer algo más grande aun, pero sus expectativas erradas los llevaron a la decepción. Las decepciones son causadas por personas y por circunstancias.
¿Cómo podemos lidiar con la decepción cuando las actitudes de personas nos decepcionan o aun cuando las circunstancias lo hacen?
En el caso de estos discípulos su decepción tenía un origen, ellos no comprendieron nada acerca de quién era el Mesías, no entendieron la obra que Él iría a hacer y aún tenían un concepto mundano de cómo sería el Mesías. Entonces sus corazones se cerraron, sus emociones se cerraron ante un propósito.
Veamos como actuó en un momento de decepción el apóstol Pablo:
“Procura venir pronto a verme, porque Demasme ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Titoa Dalmacia. Sólo Lucasestá conmigo. Toma a Marcosy tráele contigo, porque me es útil para el ministerio. A Tíquicolo envié a Efeso. Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troasen casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos. Alejandroel calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos. Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras. En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén” (2 Timoteo 4:9-18)
Primero: Él deja todo en las manos de Dios (v. 14-16). Dios es quien hace justicia, el problema es cuando tú quieres hacer las cosas a tu manera, Dios está contigo, pero Él no está de parte tuya ¿entiendes la diferencia? Tenemos un ejemplo interesante en el Antiguo Testamento.
“Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo” (Josué 5:13-15)
Percibe lo que pasa, el Señor estaba con su pueblo, estaba con Josué, por eso vino ante él. En ese momento lo más probable era que Josué estaba planificando su lucha contra Jericó, estaba organizando todo, ese era su plan y de hecho esperaba que Dios esté de su lado, pero entonces cuando pregunta al ángel si estaba con él o con los enemigos, el ángel le dice: “No, yo estoy de lado del Señor”, es allí donde Josué se postra rostro en tierra y le dice: “¿qué me dices?” o en otras palabras, le dice: “me pongo de parte tuya”, es allí donde el Señor le da el plan, aparentemente, más absurdo, de dar vueltas alrededor de la muralla y en la séptima vuelta gritar.
“Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante” (Josué 6:3-5)
Toda victoria estará siempre centrada en la obra de Cristo, el cuerno del carnero es Cristo sacrificado. El Señor colocó en su Palabra esta verdad que tiene que ser revelada constantemente, esta es la visión de la vida con Cristo. Él nos mostró lo que es la vida en Cristo, la lucha es por entrar en esa victoria, en lo que Dios determinó, todo está consumado, todo está hecho por Dios para una vida de paz. Nosotros tenemos que estar de parte de Él, eso es creer, para experimentar la victoria en nuestra vida.
Segundo: Lo que hizo el apóstol Pablo fue creer que Dios estaba con él, esa es la victoria contra las decepciones, primero dejar todo en las manos de Dios y segundo saber que Dios está contigo. Pablo dijo en 2 Timoteo 4:17: “pero el Señor estaba conmigo”. Dios está contigo, pueden fallarte las personas, pero Dios está contigo, puede fallarte el pastor pero Dios está contigo, sin embargo, eso no significa que Él esté de tu lado, eres tú que tiene que ponerse del lado de Dios y preguntar que quiere Él.
No pierdas la alegría
El Señor es poderoso para presentarte delante de suyo limpio, acepto y lleno de alegría (Todo esto es posible por causa de Cristo).
“Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén” (Judas 1:24-25)
La puerta que tienes que abrir
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Apocalipsis 3:20-21)
Este es el mensaje a la iglesia de Laodicea, el próximo domingo hablaré más acerca de esta iglesia, pero quiero solo tocar este punto. Los versículos anteriores nos muestran que es una iglesia que cayó en la tibieza, las personas que la conforman están en tibieza o todavía, en el idiomna original es mucho más personalizado el mensaje, la frase “entraré a el” nos da la idea que es una persona la que cayó en la tibieza. Hay muchos motivos para ello y el próximo domingo ampliaremos este asunto, pero en este caso, tomando lo que hablamos hoy, podríamos asumir que es alguien que cerró su corazón por causa de la decepción y a esta persona el Señor le dice: “estoy a la puerta y llamo”, si abres la puerta el Señor entrará en ti, para cenar contigo, para tener comunión contigo. Para los judíos comer en la misma mesa era una cosa muy seria y honrosa a la vez, por eso nunca comían con gentiles, porque comer en la misma mesa era señal de comunión y el Señor está tomando ese ejemplo para decirte que necesitas abrir tu corazón a Él para que tengas las cosas en común con Él, los mismos sueños, sus deseos para ti, sus proyectos de vida para ti, los cuales se te intentaron quitar a través de la decepción, de personas o ciurcusntancias.

