Vivir intensamente (Parte I)

//Pr. Luis A. Núñez\\

Este año se va terminando y sé que algunos han experimentado bendición por la revelación de su Palabra, por el entendimiento de su gracia, sin embargo otros han visto como sus luchas han sido mayores y han experimentado mayor confrontación, entonces es necesario que entiendan que existe una fuerte oposición que intenta quitarte la paz, es una lucha espiritual. Si este es tu caso, te animo a no detenerte, a continuar creyendo que Dios está contigo y desea que experimentes mayor paz. La restitución no es solo para este año, es el inicio de la promesa y debes continuar creyendo.

Vivir intensamente no es una expresión común en el ambiente de la iglesia, ya que muchos piensan que vivir intensamente está asociado a una vida de pecado. Otros piensan que solo los ricos pueden vivir la vida con intensidad y que los otros deberían contentarse con tener lo suficiente para pagar sus cuentas. El Señor Jesús dice que la vida del hombre no consiste en la abundancia de bienes que el posee.

“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15)

Todos enfrentamos adversidades y circunstancias difíciles, pero eso no debería ser motivo para dejar de vivir una vida feliz y abundante. Vivir con intensidad es posible cuando por la gracia de Dios aprendes a disfrutar todo lo que Dios coloca en tu vida, sin que el afán del mañana te quite la posibilidad del disfrute del hoy.

Es necesario que mientras esperas las promesas vivas con intensidad.

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia: Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jeremías 29:4-7)

Para vivir con intensidad es necesario considerar los siguiente puntos:

  1. Sal de la condenación

Quien acepta la condenación en su mente vive todo el tiempo asumiendo los errores del pasado. Escucha esto, el diablo nunca te acusará por las cosas futuras, él siempre te acusará por tu pasado, ya sea inmediato o lejano. Frente a esto necesitas entender que toda tu deuda ya fue pagada por el Señor.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne (la condenación es la puerta para los que andan en la carne), sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1)

“Y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:8)

En Hebreos 11:6 leemos que sin fe es imposible agradar a Dios y en Romanos 8:8 leemos que los que viven en la carne no pueden agradar a Dios. Nota estas dos declaraciones: En Hebreos, los incrédulos no pueden agradar a Dios y en Romanos, los carnales tampoco pueden agradarle. Por lo tanto, por asociación, decimos que los carnales también son incrédulos, en realidad son lo mismo. Carnalidad es sinónimo de incredulidad.

Los que no salen de la condenacion siempre están con esa sensación de que Dios está arreglando cuentas con ellos y eso no les da paz. El diablo es el acusador, el martilla en tu mente de que Dios no te oirá hasta que saldes cuentas, hasta arreglar tu error, etc., por lo tanto, no experimentan paz.

“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16)

No te compliques la vida, debes creer que Dios no te condena, pero si te mantienes en ese error, enfrentarás consecuencias que solo te traerán dolor y te quitarán la paz. Recuerda que Dios te libró de la condenación, Él te perdonó completamente. 

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