El ayuno de la gracia

//Pr. Luis A. Núñez\\

Encontramos en la Biblia formas de ayuno como: el personal y el comunitario, el público y el privado, el congregacional y el nacional, el regular y el ocasional, el parcial y el absoluto, podemos decir también, que el ayuno puede incluir la abstinencia de todo lo que es legítimo en sí mismo, a causa de algún propósito espiritual o especial. El ayuno normal es la abstención de comida (aunque no sin agua), durante cierto período de tiempo (puede ser un día, tres o 7 días), teniendo en vista algún propósito espiritual específico. 

Otras referencias de ayuno en el Nuevo Testamento son 2 Corintios 11:27, Hechos 13:1-3, Hechos 14:23, Hechos 10:30, Lucas 2:37.

“Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:16-18) 

Es interesante, pues el Señor Jesús en este capítulo está dando una serie de enseñanzas acerca de las actitudes que debemos tener en referencia a la ofrenda o algunas disciplinas espirituales como la oración, es así que llega a las instrucciones sobre el ayuno, por lo menos esta es la única vez que lo encontramos enseñando sobre el ayuno, en otras oportunidades Él demanda ayunar. De hecho, la práctica del ayuno del pueblo de Israel era una disciplina continua, entonces el Señor Jesús no estaba enseñando algo nuevo, sino que les instruye acerca del ayuno y las actitudes que son diferentes a las del Antiguo Testamento.

  1. Ayuno es mostrarse ante Dios 

El versículo 18 de Mateo 6 nos muestra que el ayuno es una disciplina relacional con Dios, es una expresión delante de Dios, no es posicional delante de los hombres, es decir, no es una actividad que te elitiza ante los hombres, por lo tanto, el Señor te dice: “no te muestres a los hombres, sino muéstrate ante Dios”, entonces ¿Qué es lo que debo mostrar a Dios con el ayuno? es simple, debemos mostrarnos en plena dependencia, indefensos, que solo creemos y esperamos en Él, porque Él lo conoce todo. El principio es simple, es como en el caso de la oración, una pregunta que hacen muchos es: Si Dios conoce todo ¿Por qué debemos orar? es simple, ora quien tiene fe, solo el que cree puede orar, por tanto, la oración es un recurso que tenemos para expresar fe, solo quien ora puede expresar que cree, así es también el ayuno, es una expresión de fe, de confianza, de descanso en Dios. 

Por otro lado, nos dice: “No seáis austeros”, la palabra austero significa mostrar una apariencia lamentable, alicaído y por eso hace la comparación con los hipócritas que en el idioma original es un actor de escenario o un simulador. Los actores antes eran llamados hipócritas, pues ellos quieren mostrarse a los hombres, entonces la pregunta que debemos hacernos es ¿Por qué los que ayunan querrían mostrar a los hombres que están ayunando? Para responder esto hagamos algunas especulaciones, quiero aclarar que vivir en la gracia es reconocer que todo lo que somos y hacemos es solo por su magnífica bondad, por su fortaleza en nosotros, por su gracia y su favor, nada somos sin Él.

“Y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que se basa en la Ley, sino la que se adquiere por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios y se basa en la fe”  (Filipenses 3:9)

Es decir, debemos ser encontrados en Cristo ¿cómo así? no teniendo justicia propia que se basa en la ley, sino que debemos ser hallados teniendo justicia que procede de Dios, que se basa en la fe ¿cómo es esa justicia que procede de Dios? es la que nos dice que todo es por Él, de Él y por medio de Él, mientras que la justicia propia es la que dice que todo es por mí, de mí y por medio de mí. Esta es la respuesta de porqué alguien que ayuna quisiera mostrarse, aunque déjenme aclarar que es difícil pasar inadvertido cuando ayunas, por las implicancias que esto determina, por ejemplo, cuando te ofrecen algo de comer y es circunstancialmente inevitable rechazar, entonces tendrás que explicar porque no aceptas, pero esa actitud es diferente a querer mostrar que estoy ayunando, pues si tu intensión es evidenciar tu ayuno frente a los demás, entonces estarás en justicia propia.

Ahora hablemos de algunas razones, por supuesto equivocadas, de porqué alguien desea mostrar que está ayunando:

  1. Para mostrar su nivel espiritual

Todo el que muestra que está ayunando con actitudes que buscan llamar la atención es porque de alguna manera quieren convencer a los demás que si pueden hacerlo. De esta manera, se manifiesta la justicia propia, pues lo están haciendo basados en sus fuerzas, mientras que la justicia de Dios dice que solo es posible hacerlo con Dios ¡Él es mi fuerza! entonces no necesitas mostrar a los demás una falsa actitud de poder. Las personas que caen en esta equivocada actitud suelen pretender mostrar que son más espirituales que los demás.

  1. Para ganar prestigio

En iglesias como la nuestra, donde entramos en períodos de ayuno de manera colectiva, existe ese peligro de ayunar, pero solo para poder ser admirado y alabado por los demás. Hoy los muchachos en la iglesia ya no muestran sus músculos, sino muestran sus días de ayuno. La actitud correcta es no mostrar a nadie que estás ayunando con la intención de llevar gloria a tu nombre, sino solo a Dios, tu victoria es Cristo. El ayuno de hoy es para crecer en fe, no es para perdón de pecados o para compungirse por la condenación.

  1. El ayuno nos lleva a creer

Observa algo interesante, en Mateo 17:14-21 el problema es la falta de fe, necesitan creer y al margen del versículo 21, que es cuestionado por no existir en los manuscritos más antiguos, aquí se muestra que el ayuno nos impulsará a creer, a tener fe. Para echar fuera demonios, no es necesario un ayuno basado en la ley, sino está orientado a tomar lo que se nos otorgó. Este ayuno nos capacita para vencer, para creer, no es para tocar o para mover a Dios, para buscar su favor, sino para que nuestros ojos sean abiertos a su favor, a su gracia, a lo que Él nos otorgó en la cruz.

“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”               (Colosenses 2:14-15)

El Señor Jesús venció en la cruz, nuestra autoridad radica en creer en lo que Jesús hizo. Ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia, todo poder nos ha sido otorgado en su Nombre. En Marcos 16:17 el echar fuera demonios en su Nombre sería una señal de los que creen, no de los que ayunan ¿Cómo es eso? Simple, si tú crees en Cristo y el poder que tienes en Él, entonces echarás fuera demonios en su Nombre, lo que hace el ayuno es capacitarte para creer ¿cómo así? entendemos que, al ayunar y quebrar tu carne, tu sensibilidad de oír y creer en su Palabra se incrementará y eso es lo que te capacitará para tener una actitud correcta, que es el resultado de creer. En cierta ocasión los discípulos le contaron algo al Señor, veamos Lucas 9:49, este hombre creía, de hecho, era un creyente.

Veamos un detalle interesante en Mateo 4:1, la Biblia dice que Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto “para ser tentado” por el diablo, no dice que fue llevado al desierto para ayunar, pero Jesús entró en ayuno, 40 días y 40 noches y su victoria tuvo que ver con su posición, no con la expulsión de Satanás ¿cómo es eso? no existe datos en los evangelios de este momento trascendente, en el que Jesús haya reprendido al diablo ¿percibes? frente a toda propuesta, en toda tentación, Jesús manifestó su posición, su firmeza y por último, cuando le dice: “escrito esta que al Señor tu Dios adorarás y a Él solo servirás” el diablo lo dejó. Jesús había vencido con una posición firme en la verdad.

El ayuno debe llevarte a creer de tal manera que tendrás una posición firme en el creer, tu posición será de firmeza en su gracia, en su favor, en su bondad, tendrás revelación de su amor y eso te dará la victoria. Frente al pecado, frente a la condenación, frente a la acusación, frente a las circunstancias adversas, frente a la angustia, el apóstol Pablo decía: “Yo sé en quien he creído…”, él tenía certeza de su llamado y de las circunstancias que enfrentaba.

Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12) 

Él nos dejó una enseñanza, el ayuno ahora es necesario para vencer creyendo, el ayuno hoy nos lleva a creer, porque todas las otras razones del ayuno que se mostraban en el Antiguo Testamento ya fueron cumplidas en la cruz, todo ahora se nos otorgó en la cruz. Es hora de creer, ayunamos ahora para eso ¡para creer!

  1. Ayuno de la ley y ayuno de la gracia

Cuestionaron a Jesús cuando le dijeron: “Los discípulos de Juan y los fariseos ayunan y los tuyos no”, pero vemos en Mateo 9:14-17 que Jesús les explica por qué no ayunan sus discípulos, concluye mostrándoles que estamos en otra dispensación y no podemos poner remiendos de la anterior dispensación en esta dispensación, de la ley en la gracia, es decir, Jesús llama al ayuno de Juan y de los fariseos un ayuno de la ley (vestido viejo) y a nuestro ayuno el ayuno en la gracia. Ahora ayunamos para creer que en Él tenemos la victoria, para que nuestros ojos sean abiertos a su gracia, a su favor, tiene que ver con un avivamiento personal.

¿Qué es lo que pasará en nuestro ayuno? 

Si recuerdas la historia de Pedro, él caminó sobre las aguas porque Jesús le invito a hacerlo, pero se hundió cuando desconfió ¿Qué paso por su mente frente a las circunstancias? ¿Será que el Señor Jesús lo llamó para hundirse? No, pero eso sucede cuando andamos en la justicia propia, nos hundimos por no creer, por desconfiar, pero Jesús se acercó a él, lo asió y lo condujo hasta la barca nuevamente, eso es lo que pasará en este ayuno, ese es el avivamiento personal, creer y confiar en Él, permanecer bajo su favor.

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