// Pr. Luis A. Núñez \\
A nadie le gusta esperar ese es un hecho de la vida, mientras que la realidad muestra que hay muchas cosas por las cuales tenemos que tener paciencia. No comprendemos por qué la promesa de Dios para nosotros parece, algunas veces, que demorara ¿Por qué el Señor nos hace esperar?
Miramos alrededor y vemos a otros que ya recibieron su bendición, mientras nosotros aún esperamos. Vemos hasta a los incrédulos recibiendo bendiciones y nos preguntamos qué está mal con nosotros.
Por la gracia de Dios me gustaría compartir algo sobre eso. Veamos algunos ejemplos bíblicos de personas que recibieron la bendición después de esperar en el Señor.
La resurrección de Lázaro
“Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo” (Juan 11:3)
Necesitamos prestar atención al hecho de que Lázaro no era una persona cualquiera, sino alguien a quien el Señor particularmente amaba. Siempre es importante saberse amado por el Señor, por eso Juan es usado por el Espíritu Santo para traer esta revelación.
Sin embargo, a pesar de amar a Lázaro, sorprendentemente el Señor decidió demorarse 2 días más, pero aunque no lo entendamos, este fue un acto de amor. Justamente porque amaba tanto a Lázaro, a Marta y a María es que decidió demorar para llegar a Betania.
“Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba” (Juan 11:4-6)
El Señor demoró, para que él pudiese tener una revelación de Cristo que nadie más tuvo. Él dijo: “yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque esté muerto vivirá” (Juan 11:25).
María Magdalena fue al sepulcro a ungir el cuerpo de Jesús. Ella lo amaba, pero no tenía la revelación de Marta y María. Tal vez a ellas se les había invitado también para ir al sepulcro, pero ellas no necesitan ir allá, sabían que había resucitado, ellas sabían algo que otros solo aprendieron después.
Nosotros hoy somos hombres y mujeres resucitados, viviendo en cuerpos que un día morirán. Nosotros ya nacimos de nuevo en nuestro espíritu y por eso tenemos la vida eterna. No hay más muerte para nosotros, solamente somos transferidos a la presencia de Cristo en la gloria cuando nuestro cuerpo muere.
Si el Señor hubiera ido a curar a Lázaro mientras él estaba enfermo, habría sido maravilloso, pero ir a resucitarlo después de cuatro días de muerto, fue incomparablemente más glorioso. Esa es otra razón por qué a veces Él parece estar demorando, quiere darnos algo aún más maravilloso. Ciertamente no comprendemos las circunstancias cuando la promesa parece tardar, pero necesitamos perseverar en nuestra fe, en el creer que somos amados y que él está preparando para nosotros algo aún más glorioso.
La espera de Abraham
Cuando Dios llamó a Abraham para salir de Ur de los caldeos, Él le dice: “Yo haré de ti una nación grande”, pero no se puede ser una nación sin una posteridad y Abraham no tenía ningún hijo. En ese tiempo Abraham tenía 75 años y su esposa 65.
Colócate en el lugar de Abraham por un instante. Tú estás esperando después de la promesa, año tras año la consumación de la promesa de Dios. Él tuvo que esperar 24 años. Dios mismo le había hecho la promesa, pero los días se hicieron meses, los meses años y los años décadas.
La Palabra de Dios no lo dice, pero es posible imaginar que Sara lloró muchas veces sin entender la demora. Tal vez ella haya cuestionado a Abraham muchas veces diciendo: “¿qué está aconteciendo? ¿Será que hay algo errado con nosotros?” Cada lugar al que iban las personas hablaban de sus asuntos y ellos ciertamente estaban siempre rodeados de mujeres embarazadas, para ellos por tanto el cielo estaba en silencio.
El diablo va a procurar siempre transformar el tiempo de espera en un tiempo para cuestionar a Dios. Si tu fe no es clara respecto al Padre, entonces él va a lanzar acusaciones en tu mente, diciendo: “Tú no recibiste aún porque hay algo errado en tu vida” “Debe haber algún pecado escondido o tal vez dejaste de hacer la voluntad de Dios en alguna área” “Si no hay nada de errado contigo entonces, el problema debe ser con tu cónyuge”.
Cuando aceptamos las acusaciones nos sumergimos en la auto piedad y en la incredulidad. Pasamos a creer que somos oídos por Dios basados en nuestros méritos y no en su gracia.
La mejor manera de enfrentar un tiempo de espera, es declarando constantemente que eres amado. Declara: “yo soy especial, Dios está preparando algo especial para mí porque me ama”. Yo sé que vienen pensamientos negativos a tu mente, pero no aceptes esos pensamientos. Habla siempre de forma positiva y lleno de fe en la promesa de Dios.
Tal vez Abraham se haya sentido acusado por no haber respondido rápidamente al llamado de Dios cuando le pidió que dejara toda su parentela, pues Abraham decidió llevar consigo a su padre Taré y a su sobrino Lot. Luego Abraham decidió descender a Egipto. Allí él mintió sobre Sara, diciendo que era su hermana, por eso faraón la tomó por esposa. Faraón se enteró que Sara era esposa de Abraham y lo despidió con regalos. Ciertamente fue él quien le dio a Hagar, una egipcia para que sea su esclava. Eso trajo como resultado después otra decisión terrible.
Si tú eres mujer y no puedes tener hijos, cree en la promesa de Dios. En las escrituras las mujeres estériles que esperaron en el Señor siempre engendraron campeones. Sara engendró a Isaac, la esposa de Manoa engendró a Sansón, Ana engendró a Samuel e Isabel engendró a Juan el Bautista.
Cuando Sara tenía 90 años, una vez más un rey quiso casarse con ella, Abraham nuevamente estaba con miedo y mintió diciendo que ella era su hermana. El rey se llamaba Abimelec y por causa de Sara Dios hizo que todas las mujeres que había en aquel lugar quedaran estériles.
No es por casualidad que ese incidente es narrado justamente en el capítulo anterior al capítulo donde se cuenta el nacimiento de Isaac. Abraham oró para que las mujeres estériles tuviesen hijos cuando su propia esposa no tenía ni uno. Esa es la primera vez que se menciona la palabra sanidad en la Biblia, cuando un hombre cuya mujer quien no podía tener hijos oró por la sanidad de las mujeres estériles. Eso nos habla de un principio poderoso.
“Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos” (Génesis 20:17)
El enemigo quiere que te sientas como un hipócrita. Te dice: “Oras por otros, pero tú no eres bendecido”. Esa es la sabiduría de Dios, si tú aún no tienes la manifestación de tu bendición y encuentras a alguien necesitado, bendícelo con la misma bendición. Continúa orando por los enfermos aun cuando tú estés enfermo. No pares de orar por la prosperidad de los hermanos aun cuando tú necesitas de provisión.
Luego de este incidente, Sara se embarazó. Ora por los otros en la mismas áreas en que tú necesitas. Deja de mirarte a ti mismo todo el tiempo y mira a tu alrededor. El destino de Job fue cambiado cuando el oraba por sus amigos (Job 42:10).
“Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job” (Job 42:10)
La demora de 24 años no fue por causa del pecado de Abraham, tampoco la tuya es por causa de tu pecado. Dios esperó hasta que Abraham no pudiera más engendrar para que, cuando Isaac viniera, toda la gloria fuera del Señor. Abraham conoció a Dios de una forma que nadie más lo conocía hasta entonces.
Tú necesitas percibir que eres alguien especial y la demora de Dios es porque te ama. Puedes tener certeza de que el tiempo de espera, al final, traerá un mayor peso de gloria sobre tu vida.
La peregrinación de Josué y Caleb
Conoces la historia de Josué y Caleb. Ellos estaban entre los 12 espías que fueron enviados para observar la tierra de Canaán. Cuando volvieron ellos fueron los únicos que creyeron que Dios les daría la tierra, mientras que los otros 10 influenciaron a toda la nación con su incredulidad. Dios dice que aquella generación no entraría en la tierra por causa de su incredulidad, pero solamente Josué y Caleb recibieron la herencia.
Por causa de la incredulidad, ellos dieron vueltas en el desierto por 40 años, pero el asunto que nos interesa es que Josué y Caleb también tuvieron que peregrinar aquellos 40 años. Ellos creyeron en Dios, mientras tanto parece que no hubo ventajas en eso, pues también tuvieron que esperar.
Colóquese en el lugar de Josué y Caleb. Tal vez ellos hayan dicho: “Nada de eso es por nuestra culpa. Creemos en el Señor ¿Por qué tenemos que vagar en el desierto? 40 años es toda una vida de espera”.
Eso por lo tanto, la parte sorprendente de la historia, el tiempo paró para ellos. Mientras que los otros envejecían y morían, ellos permanecían jóvenes. Aunque habían sufrido las consecuencias junto con el pueblo, ellos experimentaron la fidelidad de Dios de una forma extraordinaria y no común. El testimonio de Caleb dice claramente eso.
“Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años.Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar” (Josué 14:7-11)
Aquello no fue algo natural, Josué y Caleb permanecieron jóvenes por causa del poder de Dios. Dios es fiel y hará lo mismo por ti. Si su promesa parece demorar y los años pasan rápidamente, entiende que sobre ti el tiempo no tendrá efecto hasta que disfrutes de la bendición prometida. Si hubiera una demora Dios va a compensarlo. Tus días serán restituidos.
El pedido de Daniel
No podemos ignorar la batalla espiritual que acontece alrededor del nacimiento de todo milagro. Daniel oró 21 días por un pedido, pero cuando el ángel vino con la respuesta, él dijo que la oración había sido oída desde el primer día. El problema es que los principados malignos habían resistido la llegada de la respuesta por 21 días.
“Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia” (Daniel 10:12-13)
No sabemos lo que acontece en el mundo espiritual, por eso necesitamos continuar orando y creyendo en el cumplimiento de la promesa. Jesús dijo que debemos continuar orando aún que Dios parece demorar en oírnos.
“¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:7-8)
Hay momentos en que nuestra paciencia y perseverancia se hacen la mayor expresión de nuestra fe. Nosotros heredamos las promesas por la fe y por la paciencia.
“a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas” (Hebreos 6:12)
No podemos entender los motivos de la demora, pero podemos descansar en la fidelidad de Dios y en su amor por nosotros. Mientras tú esperas, continúa confesando continuamente que tú eres amado y que tu redentor se levantará a tu favor.