//Pr. Luis A. Núñez\\
Cuando consideramos la historia de Esaú en la Biblia, podemos ver que estaba cansado y desanimado, esto lo llevó a tomar una decisión que cambio su destino para mal. La historia nos muestra que Esaú llegó un día de haber salido a cazar, él estaba completamente cansado y le pidió a su hermano un plato de lentejas, su hermano le hizo una propuesta, el plato de lentejas por su primogenitura, él respondió y dijo: “¿de qué me sirve esta primogenitura?”, yo creo que allí hubo un silencio en el cielo, porque Esaú estaba definiendo su destino, estaba rechazando su propósito. Todo lo sucedido estaba ligado al desánimo, al cansancio emocional. Veamos como narra este episodio el Nuevo Testamento:
“Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas. Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando; sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos” (Hebreos 12:12-23)
Si bien los versículos anteriores hablan de la disciplina del Señor, quiero ver con ustedes el mensaje de los versículos 12 y 13. El Señor nos dice que debemos salir del cuadro de desánimo, que debemos abrir camino de tal manera que nuestros pies que ya estaban dañados retornen al camino hacia nuestro propósito y sean sanados.
En realidad esa actitud tiene que ver con practicar, la palabra seguir es dioko y significa seguir, perseguir y practicar. El sentido más acertado es practicar estas dos cosas: la paz y la santidad. Algo interesante es que ambos son vistos como uno, paz y santidad son una sola expresión, es como si se dijese que debemos estar consagrados para tener paz, separado para vivir en paz, en el descanso, solo los que se separan para vivir en el descanso pueden ver a Dios. Ver a Dios es experimentar gracia, solo el que tiene revelación de la gracia quiere ver a Dios. Quien vive bajo la ley tiene terror de estar delante de Dios, pero quien vive bajo la gracia tiene una actitud completamente distinta, por eso Hebreos dice que podemos entrar confiadamente.
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16)
Por eso Hebreos 12:15 dice que el desánimo, el miedo, la depresión son una raíz de amargura que no nos permiten experimentar su gracia. Todavía te dice que practiques la paz, es decir, tienes que esforzarte para entrar en el descanso.
“Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia” (Hebreos 4:11)
Practica la santidad, porque cada actitud equivocada fuera de tu nueva naturaleza, que ahora es santa, solo abrirá puertas a la acusación y condenación, porque ya no eres compatible con el pecado, entonces la acusación te hará sentir desprotegido y te llevará a creer que Dios no te ama.
“Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro 3:14)
No seas como Esaú, no cedas al desánimo que te lleva a definir un destino, un propósito para tu vida, Dios no condena tu desánimo, Él quiere sacarte de allí antes que decidas por el error.
El miedo produce estrés
Cuándo Adán y Eva fueron creados, la Palabra dice que ellos estaban desnudos y no se avergonzaban, a la verdad, ellos estaban revestidos de la gloria de Dios. Esa Gloria es lo que les permitía dominar sobre toda la creación. Con todo eso, en el momento en que pecaron ellos fueron destituidos de la gloria de Dios.
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
“Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí” (Génesis 3:10)
Este último versículo relata cómo el miedo entró en el mundo. Esa es la primera mención del miedo en la palabra de Dios. El hombre no fue creado para vivir así. Hoy las personas tienen miedo de muchas cosas, pero el origen de todos los miedos es el miedo a la muerte. Las personas dicen, por ejemplo, que tienen miedo de ir en avión, pero el miedo a la verdad es de morir. Dios no quiere que tú vivas con miedo del futuro, de envejecer, de no tener lo suficiente, de perder tu trabajo, de estar enfermo, de perder a alguien, etc.
¿Percibes que el miedo es lo que produce estrés? El trabajo puede ser cansado, pero el miedo de perder el cargo, de no cumplir la meta y ser despedido es lo que realmente genera el estrés. Tenemos miedo de perder el trabajo porque si lo perdemos no tendremos seguro de salud, entonces tenemos miedo de quedarnos enfermos y morir. Lo que estresa realmente es el miedo a la muerte, que está al final de cualquier cadena de preocupaciones.
Pero finalmente ¿por qué vivimos con tanto miedo? ¿qué alimenta tanto miedo dentro de nosotros? Eso nos lleva a concluir, que el miedo no es el origen de nuestros problemas. El miedo ciertamente está presente y puede ser fácilmente percibido, pero hay una causa más profunda.
¡Adán se vio desnudo! se vio desprotegido, en realidad la base del miedo, es el pensamiento de que no somos amados, que necesitamos primero cambiar, ser mejores para solo después merecer el amor de Dios. Muchos viven preocupados en conquistar el amor de Dios haciendo cosas, pero cuanto más lo hacen, más fallan y se sienten menos amados.
Vence el miedo, ten confianza, esconderse habla de ensimismarse, habla de consumirse, los peores pensamientos vendrán cuando estés escondido, Dios quiere que te presentes ante Él para ser cubierto ¡Aleluya!
Elias corrió a una cueva para esconderse y fue allí donde él meditó en el origen de su desgracia y concluyó que la culpa era del pueblo, asi fue con Adán, en su escondite él meditó que la culpa era de la mujer que Dios le dio. Cada vez que aceptes la condenación y el miedo, siempre tendrás a quien echar la culpa de tus problemas, sin embargo, la solución está en confiar en Dios, en saber que eres amado. Allí en la cueva, Elias meditó en que era el único que sufría persecución y Dios le mostró que había 7000 mil firmes y que definitivamente, estaban en el mismo peligro de morir a manos de Jezabel, cada vez que estas escondido en tu ansiedad, en tus miedos, siempre concluiras que eres el único que sufre, el único que pasa por esto y Dios quiere mostrarte que no es asi, que hay muchos que están pasando por lo mismo o por algo peor y que Dios está con todos ellos.
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:7-10)
En toda religión, los buenos son bendecidos y los malos son castigados, pero en el cristianismo la gracia de Dios invierte esa lógica, Dios decidió bendecir aquel que no merece, por eso cree en su gracia. Así cuanto más pecador es el hombre, más gracia de Dios experimenta. El cristianismo es la única organización en el universo en la que la calificación para entrar, es ser descalificado. Deja que Dios mismo te perfeccione, te afirme, fortelezca y establezca, en otras palabras, deja que Él haga de ti un vencedor.