Cómo vivir intensamente

//Pr. Luis A. Núñez\\

En este tiempo de ayuno sé que algunos han experimentado bendición a través de la revelación de su Palabra, por el entendimiento de su gracia, otros, sin embargo, han visto como sus luchas han aumentado o se han intensificado, han tenido mayor confrontación. Por ello es necesario entender que existe oposición que intentará quitarte la paz, es una lucha espiritual. No te detengas y sigue creyendo que Dios está contigo y que desea que experimentes cada día mayor paz.

Vivir intensamente no es una expresión común en el ambiente de la iglesia, ya que muchos piensan que solo quien está en el mundo inmerso en el pecado vive intensamente, ese es un engaño, la verdad es que aquel que vive en el pecado está limitado y no disfruta la vida y por supuesto, tarde o temprano asumirá las consecuencias.

Otros piensan que solo los ricos pueden vivir la vida con intensidad y que todos los demás deberían contentarse solo con pagar sus cuentas, pero el Señor Jesús dice que la vida del hombre no consiste en la abundancia de bienes que posee.

“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15)

Todos tenemos adversidades y circunstancias difíciles, pero eso no debería ser motivo para dejar de vivir una vida feliz y abundante, vive con intensidad. Eso es posible cuando por la gracia de Dios aprendes a disfrutar todo lo que Dios coloca en tu vida, sin que el afán del mañana te quite la posibilidad de disfrute del hoy, pero para que eso suceda es necesario considerar los siguientes puntos:

  1. Sal de la condenación 

Quien acepta la condenación en su mente vive todo el tiempo asumiendo los errores del pasado, necesitas entender que toda tu deuda fue pagada por el Señor.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1)

Siempre están con esa sensación de que Dios está arreglando cuentas con ellos y eso no les da paz, el diablo es el acusador, él martilla en su mente que Dios no los oirá hasta saldar cuentas, hasta arreglar su error, por lo tanto, no experimentan paz.

“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16)

  1. Vive en paz 

No se puede vivir intensamente sin tener paz, la manera de tener paz es justamente saber que no existe sobre nosotros más condenación.

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1)

La segunda cosa es saber que tenemos paz, la paz es el Canaán del nuevo testamento, por el cual debemos esforzarnos en entrar en ese descanso. La manera de ser salvos de las circunstancias y las presiones es descansar en Dios, echar nuestras ansiedades en Él.

“echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”          (1 Pedro 5:7)

Se usa esta palabra “echar” porque es algo violento, es de ipso facto. La tendencia de nuestra carne es acostumbrarse a estar angustiado y siempre queremos dejar algo de ansiedad para satisfacer a la carne, por eso es tan necesario echar toda ansiedad.

  1. Ten buenas expectativas 

“Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa y digan siempre: Sea exaltado Jehová, que ama la paz de su siervo” (Salmos 35:27)

“¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:9-11)

“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9) 

La cosecha habla de expectativas buenas, porque sabes que estás haciendo el bien. Dios tiene buenos pensamientos acerca de ti.

  1. Rechaza todo merecimiento 

Quien tiene tendencia al merecimiento siempre terminará en torno a la justicia propia. El merecimiento se torna en una moneda para negociar, recuerda que no es por lo que haces que mereces ser bendecido, esa sensación siempre te llevará a constantemente reclamar, a ser infeliz porque creerás siempre que Dios no es justo, porque tu mereces más, te llevará a la comparación y no te permitirá disfrutar lo que recibes.

“Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí desocupados todo el día? Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos” (Mateo 20:1-16) 

Dios es demasiado rico para vender y tú demasiado pobre para comprar, por eso es solo gracia.

  1. Escoge ser feliz 

Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal” (1 Pedro 3:10)

La felicidad es un acto que decidimos tomar, es como nuestro estado de humor, tenemos poder para decidir sobre el. Tome la decisión de ser feliz, necesitas reprogramar tu mente y la mente se reprograma mediante las palabras. Te hago una pregunta ¿hablas cosas buenas acerca de ti o eres de los que dicen que “no soy bueno para nada? eso no es humildad, yo sé que en tu carne no hay nada bueno, pero ya no eres carne, eres hijo de Dios, tienes la naturaleza de Dios. No intentes conquistar el amor de Dios, ese es el secreto para ser feliz, solo entiende y cree que eres amado.

  1. Sé agradecido 

Cuando hablamos de vivir intensamente las personas inmediatamente mencionan sus luchas, recuerdan inmediatamente sus problemas, pero la promesa de Dios es que todo nos va a ayudar para bien.

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28)

Cuando te apropias de esa verdad eres capaz de ser agradecido en todo tiempo.

“Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5:20) 

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18)

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