Creados para buenas obras

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//Pr. Eliud Cervantes \\

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Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Ef 2:8-10

En la vida cristiana hay dos momentos que debemos aprender a distinguir, no hacerlo nos llevará a una vida mediocre y sin propósito. Por eso me gustaría hablarles de esos dos momentos:

  1. La gracia de la Salvación – v.8

Algo que siempre debemos tener en cuenta y el cual nos llevará a poder pasar a un siguiente momento en nuestra vida cristiana, es tener certeza que fuimos salvos por gracia. La Palabra del Señor nos muestra que cuando se trata de la salvación, nosotros no tenemos parte ni lugar en eso, todo fue obra del amor y misericordia de Dios.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”. Ef 2:4-5

¡Fuimos salvos por gracia! ¡Esa es la verdad! Por eso toda la gloria es para nuestro Dios. Para que nadie se gloríe. Pero, ¿qué es gracia? ¿Es apenas algo gratis y que no tenemos que pagar?

Gracia en relación a la salvación significa que no hay nada que pueda hacer para que yo pueda ser salvo, que todo ya lo hizo Jesús en la cruz y es por eso que somos aceptos por Dios. También esto nos lleva a entender que no hay nada que pueda hacer para que Dios me ame más, y que no hay nada que no haga para que Dios me ame menos.

Sin embargo, nuestra salvación no quiere decir que no haya tenido un precio, fuimos salvos por un alto precio.

sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.” 1Pe 1:18-19

La Palabra del Señor nos muestra que en realidad hubo un precio que fue pagado para que cada uno estemos aquí, y no fue cualquier precio, fue un alto precio – la sangre preciosa de Cristo.

Eso te debe llevar a entender ya que tu vida vale muchísimo para que te estés hundiendo en pequeños o grandes problemas o circunstancias que enfrentas.

Cuando estés pasando por situaciones difíciles recuerda que tu vida vale muchísimo para poder tirar la toalla. Recuerda: no hay problema, circunstancia o situación que valga más que la sangre de Cristo Jesús. La sangre de Jesús vale muchísimo más que toneladas de oro y plata y fue con ese precio que fuiste rescatado.

  1. Creados para buenas obras.

Una vez que sabemos que somos salvos, y que el precio que fue pago por nuestra salvación es grande y que valemos muchísimo, la pregunta es ¿para qué fuimos salvos? Responder a esta pregunta y vivir esa respuesta nos llevará a tener una vida con propósito.

En esta etapa de nuestra juventud son muchas cosas que se determinan: qué voy a estudiar, con quien me voy a casar, en que voy a trabajar, qué haré de mi vida y muchas otras cosas más.

Ciertamente lo mejor que a una persona le puede pasar es saber y descubrir para que existe; pero mucho mejor que eso es vivir en aquello para lo cual naciste. Cuando uno descubre y vive dentro de ese propósito, la vida no se torna color de rosa, pero sí podemos tener esa vida abundante del cual nuestro Señor Jesús habla:

“…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Jn 10:10

Jesús no solamente vino para que tengamos vida. Vida nos habla de ser salvos, por eso Pablo dice: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Ef 2:1). Pero vida en abundancia, ya nos habla de un segundo momento, de una vida distinta. La palabra abundancia, viene del griego perissós que significa algo superabundante o superior.

Es a ese tipo de vida que Dios nos ha llamado. La pregunta es, ¿nosotros estamos viviendo una vida superabundante o superior? ¿Cuál es la diferencia que tenemos con las personas que están a nuestro alrededor? ¿Nuestros familiares, compañeros perciben esa vida en nosotros?

¡Oh cuanto nos falta de poder vivir esa vida abundante! Para eso es que Jesús vino, murió y pago un alto precio, para ser jóvenes que tengan una vida superabundante y superior.

Pero, ¿cómo en la práctica podemos vivir eso? ¿de qué nos habla vida abundante? Será que es una vida de lujos, glamour, viajes, carros, y cosas similares nada más? ¡Claro que no! Yo creo que la vida abundante comienza a exteriorizarse en nuestras vidas cuando cumplimos lo que el mismo apóstol Pablo dice a continuación en Ef 2:10:

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras…

La palabra de Dios dice que fuimos creados para buenas obras. Yo creo que nuestra vida pasa a tener una vida abundante cuando cumplimos esta verdad. Pero antes de hablar sobre las “buenas obras”, quiero explicarte que no todo lo bueno es de Dios.

Algunas personas piensan que porque algo es bueno ya es de Dios o proviene de Dios. Déjame decirte que ése fue el primer error por el cual el hombre pecó y hasta ahora estamos sufriendo las consecuencias:

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” Gn 3:6

¡No todo lo bueno es de Dios! ¡No todo lo que es agradable se puede comer! ¡No toda literatura buena nos edifica! Debemos tener mucho cuidado en eso.

Cuando hablamos de “buenas obras”, estamos hablando de aquella obra celestial. Todo fuimos creados y llamados por Jesús para esas “buenas obras”. Para Dios lo que es bueno es: Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” (1Ti 2:3-4).

Lo bueno para Dios es que todo hombre sea salvo, y no solo salvo sino tenga el conocimiento de la verdad, lo cual nos habla de llevarlos a la estatura de Cristo. Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Ef 4:13)

Ahora, ¿eso es algo fácil? ¡Claro que no! La palabra obras en el griego es érgon que significa trabajar, laborar con esfuerzo.

Sólo vamos a alcanzar esta generación para nuestro Señor Jesús con jóvenes que estén dispuestos a pagar un alto precio. Por eso quiero desafiarte en este día a que tomes esa decisión: de vivir para las “buenas obras” y ciertamente tendrás una vida abundante.

Donde tú estés recuerda que fuiste llamado a “buenas obras”. Tú no eres médico, guía, profesor, contador, debes entender que tu profesión no se trata de eso, eso es apenas un medio a través del cual vamos a cumplir las “buenas obras” para lo cual fuimos creados.

Cuando uno ve de esa manera su profesión y todo lo que hace, ciertamente vivirá con una gran expectativa en su corazón, sabiendo que fue llamado a algo superior que simplemente cumplir una labor natural en esta tierra.

¡Somos jóvenes que fuimos creados por Cristo Jesús para buenas obras! Los Radicales Libres son los que cumplen las buenas obras.

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