//Pr. Luis Alberto Núñez\\
La justicia propia es la fuente de los mayores problemas en nuestra relación con Dios y en nuestras relaciones interpersonales ¿Cómo asi? simplemente porque la justicia propia lleva a las personas a sentirse merecedoras o simplemente a creer que lo que consiguieron fue gracias a su esfuerzo propio entonces se juzgan superiores o mejores que los demás o los lleva a la comparación (La parábola de los trabajadores de la viña). Hay un proceso en el que el maligno trabaja casi siempre en todos nosotros, en diferentes circunstancias. Observemos ese proceso de tentación a través de Génesis 3:1-7:
- Comenzó con el sarcasmo: “Con que Dios les ha dicho…” (V. 1)
Esa es la estrategia que sigue usando el diablo en este mundo, para comenzar usa el sarcasmo: “ah ¿dice estás en una secta?”, “ah ¿dice que le das tu diezmo a tu pastor?”, “ah ¿dice te has vuelto hermanito?”, “ah ¿dice ya no vas a fiestas?”, “ah ¿dice ya no estás en el jueves de patas?”, “ah ayer has roto tu ayuno y si se enteran se reiran”. La vergüenza es el arma de Satanás para detenernos en nuestra fe, pero frente a eso el apóstol dice: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios” (Romanos 1:16). El maligno intentará ridiculizar tu nueva posición en Cristo.
- Contradijo lo que dijo Dios: “No moriréis…” (V. 4)
Esta es la segunda fase en la confrontación de tu fe. Aquí el enemigo intentará hacer ver a Dios y a su Palabra como algo ridículo o absurdo, para intentar mostrarte que Dios es una mentira, un engaño, que toda esta vida con Dios es un engaño y allí el maligno pondrá argumentos, como en el caso de Eva, a quien le dijo que Dios no era tan bueno como ella creía. Por eso Dios elogia a la iglesia de Filadelfia, que es la que verá la venida del Señor, porque a pesar de todo guardaron su Palabra.
“Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre” (Apocalipsis 3:8)
- La llevó a la caída a través de la tentación: “Serás como Dios…” (V. 5)
La tentación fue ser como Dios y esto la llevó a creer que algo que ella haría, en este caso comer del fruto, la transformaría en alguien como Dios. Algunos pequeños deseos o pequeñas frases manifiestan un corazón lejos de Dios, como sicedió en Cades barnea cuando dijeron “¡no podremos!” y el Señor les expresa “¿hasta cuándo no me creerán?”.
Lo que no sabía Eva era que en la bondad de Dios y en su gracia, Dios ya había puesto su naturaleza en ella, pues Dios nos hizo a imagen suya (Génesis 1:27), por eso dice la Biblia que Eva fue engañada (1 Timoteo 2:14) y el hombre cedió frente a su mujer. Hoy es ese el problema de los que viven bajo el principio de la ley, ellos creen que algo que pueden hacer los va a transformar a la imagen del hijo de Dios, ignorando que ya son hijos de Dios en Cristo. La tentación es llevarlos a querer conseguir la santidad a través de algo que van a hacer, pero ignoran que ya son santos. Orar y ayunar no nos hacen más santos, porque ya somos santos. Este tipo de acciones nos lleva a expresar lo que somos, por eso debemos orar y ayunar.
¿Sabes cuál fue el resultado terrible para Adán y Eva? Cuando sus ojos fueron abiertos empezaron a mirarse a sí mismos y allí comenzó la justicia propia, allí comenzó la fuente de los problemas, todo estaba bien hasta que fueron llevados a mirar su desnudez, a sí mismos, a mirar su realidad natural y Dios les pregunto ¿quién les dijo que estaban desnudos? La justicia propia te hace centrar tu atención en ti y no en la gracia que es Cristo. La Biblia dice que Adán y Eva expresaron que tenían miedo porque estaban desnudos y sintieron condenación.
La justicia propia en las relaciones conyugales
¿Sabes que la justicia propia es la mayor fuente de los problemas conyugales? Para entender veamos lo que dice Romanos 14:10:
“Pero tú ¿Por qué juzgas a tu hermano? O tu también ¿Por qué menosprecias a tu hermano?, porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo”
El capítulo 14 de Romanos comienza con una exhortación acerca de nuestra actitud frente a los comportamientos errados de los más débiles y aun actitudes que responden a puntos de vista. Allí el Señor dice que hay dos reacciones erradas, que cuando lo vemos, es el resultado precisamente de la justicia propia.
- Juzgar, que quiere decir sentenciar, definir o determinar.
- Menospreciar, que quiere decir reducir a alguien a nada, despreciar, reprobar a alguien.
¿Por qué juzgas? ¿por qué sentencias o defines? Declaraciones como: “Este nunca va a cambiar”, “esta es una terca”, “este es un ignorante”, llevaron a decir a Jesus: “No mires la paja en el ojo de tu hermano, si no ve la viga que está en el tuyo”. El juzgar es un acto del corazón, que hace que tomes una actitud que no es de Dios, te sume en el resentimiento.
¿Por qué menosprecias? Todo el que menosprecia es porque se cree mejor. Alguna cosa que ve en él o ella le hace creer que es mejor. No estoy diciendo que no debemos tratar los problemas, los errores deben ser tratados, a eso la Biblia lo llamaexhortación, pero esto es muy diferente a juzgar o menospreciar. Ahora ¿Cuál es la diferencia entre ver un error en el cónyuge y que eso te lleve a tener una actitud de exhortación a tener una actitud de juzgar o menospreciar? Tu reacción frente a esas situaciones debería ser orar y buscar sabiduría en Dios para confrontar el error y trabajar para corregirlo. No te permitas entrar en la ley del merecimiento que te lleva a creer que merecías a alguien mejor. Adán le dijo a Dios “La mujer que tú me diste”, en otras palabras: “Yo merecía algo mejor, no soy yo, es ella”. Esta actitud te lleva al egoísmo, al odio, a estar constantemente viendo solo errores en el cónyuge, a una convivencia insoportable.
La falta de perdón es una actitud relacionada a la justicia propia, porque no reconoces varias cosas:
- Que Dios te perdonó algo mayor, que era la condenación eterna. Estabas condenado a morir lejos de Dios y en su infinito amor te hizo su hijo.
- Que Dios es justo, Él hará justicia y entonces descanzas en Él.
- Sutilmente te lleva al reclamo a Dios (La historia de Marta y María. Marta fue a reclamar a Jesús).
La justicia propia en las relaciones interpersonales
El juzgar y el menospreciar son algunos de los mayores problemas, la justicia propia es la que los lleva a menospreciar a sus hermanos, porque creen que son mejores, porque según ellos, su madurez es el resultado de lo que hacen. Una vez más no estoy diciendo que no debemos confrontar el pecado o los errores ¡claro que debemos confrontarlos! a eso se llama exhortación, pero menospreciar por la posición económica, apellido, título eclesial o cosa parecida, todo esto tiene que ver con justicia propia. Veamos a Caín y Abel ¿por qué Caín mató a Abel? todo comenzó cuando la ofrenda de su hermano fue aceptada por Dios y la de él no, entonces él se enojó, pero ¿por qué? porque creo que Caín en algún momento se creyó, por alguna razón, mejor que su hermano, entonces primero abrió la puerta al resentimiento con Dios y odio a su hermano, para la luego dejar que la envidia corrompa su corazón y terminó asesinando. La envidia es el mayor problema de quienes viven bajo la ley. Cuando ves prosperar o desarrollarse a quien, según ellos, deberían estar en el piso destruídos o por debajo suyo.
Ese problema es el que sucede cada dia en medio de la relaciones interpersonales: juzgar y menospreciar ¿Que debemos hacer? ¡Depender de Dios! eso nos lleva a pedir sabiduría.
“Hermanos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, mas tenga la paciencia su obra completa, para que seais perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría pídala a Dios el cual da a todos abundantemente y sin reproche y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” (Santiago 1:2-6)
El apóstol Santiago dice que pidamos sabiduría y eso nos hace entender que él también necesitaba sabiduría y encontró la fuente en Cristo. Sabiduría para tratar a mi esposa, pero algunos no piden sabiduría sino justicia.
1 Pedro 3:7 dice: “Vosotros maridos igualmente vivid con ellas sabiamente dando a la mujer honor como a vaso mas frágil”. Dios exhorta a los hombres que vivan con ellas sabiamente.
Probervios 14:1 dice: “La mujer sabia edifica su casa mas la necia con sus manos la destruye”. La mujer sabia edifica su casa y para edificar su casa necesita sabiduría. Acudir a Dios para pedir sabiduría es señal de quien vive en la gracia, pedir sabiduría trae paz, descanso y nuevas fuerzas.
“Nadie se engañe a si mismo si alguno de ustedes se cree sabio en este siglo hagase ignorante para que llegue a ser sabio” (1 Corintios 3:18-23)
Es un engaño creer que lo sabes todo. Proverbios 1:5 dice que no te hagas sabio en tu propia opinión. Debes asumir una posición de ignorancia que te lleve a la necesidad de sabiduría. Cada día pide a Dios sabiduría para tratar, para aconsejar, para saber como decir, como hablar, pues a veces inclusive estás en lo correcto, en aquello que quieres decir, pero no hay sabiduría para compartirlo de forma correcta, es entonces que debemos pedir sabiduría. El Señor nos dice que no nos apoyemos en la sabiduría humana. Solo tienes que pedir sabiduría a Dios, no dudando, sino creyendo como dice Santiago 3:6 ¿sabes por qué? Porque en Cristo ya lo tienes, en Cristo eres vencedor.