Tercer paso de fe

Venciendo al pecado

Olvidando-Lo-Que-Quedó-Atrás

//Pr. Luis A. Núñez\\

¿Estás preparado para tu tercer paso de fe?

Tus pasos tienen que ser firmes, con la fuerza del Señor lo lograrás. Si tú deseas crecer espiritualmente necesitas luchar contra el pecado. Esta es una lección que deberás poner en práctica toda tu vida, es como lavarse el rostro, primero necesitamos aprender a lavarnos el rostro y luego debemos hacerlo todos los días.

La palabra de Dios habla mucho de cómo luchar y vencer al pecado. En 1 Juan 1:9 leemos:

“Si confesamos nuestros pecados Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”

En este pasaje la expresión “confesar” significa tratar con el pecado.

En proverbios 28:13 leemos:

“El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que las confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia”

En este texto las expresiones “confiesa” y “aparta” también habla de tratar con el pecado.

¿Qué es el pecado?

El pecado es toda intención y toda actitud contraria a los principios de Dios establecidas en su Palabra.  La Biblia nos muestra el pecado de dos maneras:

  1. Se refiere a la naturaleza pecaminosa dentro de nosotros, en relación a esto, el tratamiento es la obra exclusiva de Dios. La salvación es la forma como Dios trató con este pecado que comenzó con Adán y que alcanzó a toda la humanidad, como lo explicamos en el primer paso de fe (Salvación).
  2. Otra se refiere a los actos pecaminosos que cometemos, en relación a esto, nosotros tenemos responsabilidad delante de Dios y de las personas.

Por lo tanto, el acto de tratar con el pecado comprende dos aspectos: uno es delante de Dios y el otro es delante de las personas. Por un lado, necesitamos del perdón de Dios y por otro lado la reconciliación con aquéllas personas contra las que pecamos.

¿Qué actitudes debemos tener con el pecado?

  1. Asumir tu verdadera posición

Los pecados que fueron cometidos antes que seas salvo fueron perdonados por la fe, el día que te entregaste al Señor, el día que te convertiste, la Biblia dice eso en Hechos 10:43:

“De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en Él crean recibirán perdón de pecados”

Después que te conviertes es necesario confesar tu fallas o pecados y creer en el perdón de Dios.

“Si confesamos nuestros pecados Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9)

Necesitas confesarlos delante de Dios, porque el confesar te da conciencia de pecado, es decir, reconoces que has fallado, que necesitas de la gracia y poder de Cristo para tener victoria.

  1. Tratando con los hechos

Si tu ofendiste a Dios pide perdón a Dios, pero si aparte de esto pecaste contra alguien, entonces debes pedir perdón a esa persona.

Si tu pecado contra esa persona encierra solo una cuestión moral, debes confesarlo y disculparte delante de esa persona, pero si encierra dinero o perjuicios, entonces tienes que pagar la cuenta que debes, si el pecado sucedió solo en tu corazón no necesitas confesárselo a la persona, pero si a Dios.

¿Cómo vencer el pecado?

Para vencer el pecado necesitas primero comprender que el pecado no sucede por casualidad, es fruto de un proceso, primero el enemigo llama tu atención, después él despierta un instinto natural, ese instinto se transforma en un deseo que finalmente se transforma en una intención o acción pecaminosa.

Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:15)

Huye del pecado, evita cualquier cosa, situación o persona que despierte los deseos de tu carne y busca alimentar a tu espíritu con oración, lectura bíblica y comunión con los hermanos.

Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” (Romanos 6:13)

Ora para vencer en el momento de la tentación (Mateo 26:41, 1 Pedro 5:8) Renueva tu mente, rechaza los pensamientos errados cuando ellos vinieran a tu mente, tu puedes controlar tus pensamientos, no puedes impedir que un pajarillo vuele sobre tu cabeza, pero si puedes impedir que haga su nido en tu cabeza.

“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5)

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