//Pr. Luis A. Núñez\\

Después de ser liberados de la esclavitud de los egipcios y caminar hacia la tierra de la promesa, el pueblo de Dios constantemente expresó actitudes que evidenciaban su falta de fe, todas sus rebeldías eran resultado de no creer. Hay un principio espiritual que es necesario entender, primero Dios siempre fue y es un Dios de gracia, su favor siempre se manifestó hacia nosotros, hacia la humanidad y esto permitió que constantemente Él nos diera muchas promesas, sin embargo, aunque las promesas son engendradas en Dios, para que salgan a la luz necesitan un factor que se llama fe, es el creer.
Piensa en esto, la salvación es gracia, ya fue hecha y consumada en la cruz, el problema del pecado ya fue solucionado en la cruz, la gracia de Dios se manifestó y hay una promesa de vida eterna, pero para que esta promesa se efectúe, se concretice, es necesario que las personas crean, no hay manera de tener salvación si no es por el creer. La gracia ya fue dada, pero es necesario creer para disfrutar de la promesa. Es como la fotografía antigua, la figura ya está plasmada en el papel, la imagen que ya fue tomada (gracia) y está en el papel, la promesa ya esta allí, pero necesita un reactivo para verla, para disfrutar la imagen.
Otro ejemplo es Sara y Abraham, la carta a los Gálatas nos muestra la alegoría de Sara y Agar, la esclava madre de Ismael y nos muestra que Sara es la representación de la “libre” que es la gracia, esta gracia para dar a luz a Isaac tenía que unirse con la fe, Abraham era esa fe, él es llamado padre de la fe y solo así se concretaría la promesa.
“Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros” (Romanos 4:16)
Parafraseado dice que “para que se exprese la gracia es necearia la fe y así la promesa se asegure a toda la descendencia”. Una muestra de la drasticidad del Señor con una generación que decidió no creer, es el pueblo de Israel que salió de Egipto, fueron perdonados, pero se necesitaba una generación de fe para que la promesa sea efectuada, esa generación de fe era representada por Josué y Caleb. La generación de Moisés que representa la ley acabaría y se le permitiría a la generación de Josué y Caleb entrar a la tierra de la promesa.
“Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche. Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto” (Números 14:1-4)
“Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?” (Números 14:11)
“Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho. Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra, todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá. Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión” (Números 14:21-24)
Otro ejemplo es la anunciación del nacimiento de Jesús. Se necesitaba fe para que la promesa sea efectuada, el ángel Gabriel persuade a María a creer y le ayuda a tener certeza y seguridad hablándole de Elisabet, que era su pariente cercana, de como su embarazo también era por obra de Dios. Probablemente ella sabía la condición de su prima y entonces dice “hágase conmigo conforme a tu Palabra” ¡Ella creyó! ¡creyó! esa es la llave para experimentar la gracia. María fue donde Elisabet, esta la saluda y algo sobrenatural acontece, no solo salta Juan en el vientre de Elisabet, sino que Elisabet recibe revelación de quien era el que estaba en el vientre de María, una revelación tremenda de lo que llamamos la llave para experimentar la promesa, ella le dice:
“Bienventurada la que creyo porque se cumplirá lo que El Señor establecio” (Lucas 1:45)
2025, el año de la restitución
“Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva; yo he sacado tus presos de la cisterna en que no hay agua. Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré(restituiré) el doble” (Zacarías 9:11-12)
Dios colocó esta promesa en nuestro corazones, una promesa para nuestro ministerio, pero necesitamos creer para que la promesa se concrete, salga a luz. Necesitamos correr en fe hacia el creer en esa restitución. Un ejemplo es Pedro, él falló, negó al Señor, pero el mensaje de su maestro para él fue:
“Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo” (Marcos 16:7)
Pedro habia sido restituído a su posición. Cuando alguien falla y el jefe manda un mensaje que dice: “¡quiero verte!” ciertamente no produce el mejor sentimiento porque sabes que serás amonestado o hasta despedido. Un sentimiento de temor te invade, quizás sería mejor no ir, pero la historia dice que Pedro corrió junto con Juan, y aunque Juan corrió más rápido no pudo entrar, llegó Pedro y entró, después salió maravillado, feliz, él creyó en la restitución. Vio el obrar del Señor a través de su vida ¡aleluya!
Restitución y propósito
Necesitas creer en el propósito de Dios para tu vida. Al salir de Egipto, el pueblo de Israel recibió instrucciones del Señor, Él les dijo que pidieran de sus vecinos riquezas y efecivamente las recibieron.
“Habla ahora al pueblo, y que cada uno pida a su vecino, y cada una a su vecina, alhajas de plata y de oro. Y Jehová dio gracia al pueblo en los ojos de los egipcios. También Moisés era tenido por gran varón en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de Faraón, y a los ojos del pueblo” (Éxodo 11:2-3)
Ellos fueron restituídos, pues durante siglos no recibieron nada, pero ahora eran ricos, prósperos y esa prosperidad sería usada no solo para ellos, sino para la obra del Señor. Había un propósito de Dios relacionado a su casa.
“Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado: Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová; oro, plata, bronce” (Éxodo 35:4-5)
El 2025 será el año de la restitución, será un año de edificación de la casa, serás restituído en toda área: emocional, económica, familiar, etc. y de la misma forma, usararemos todo recurso restituido para la edificación de la casa, usaremos tiempo, fortaleza emocional, dinero, todo lo que sea restituido para disfrutar personalmente y para la edificación de la casa. Esto no es un intercambio, no eres convocado a la edificación como una obligación, eres convocado a una respuesta, a tener un corazón para el Señor.