//Pr. Eliud Cervantes\\
Al leer la Biblia busca revelación y no conocimiento
Cuando leemos la Biblia, no debemos hacerlo para obtener mero conocimiento porque el conocimiento solo nos envanece y nos hace confiar en nuestra propia carne. Cuando abrimos la Biblia, humillémonos ante Dios y pidámosle que nos hable a través de la Palabra.
Pídele a Dios un corazón humilde y dócil. Haz un simple oración donde le pidas que Dios te deje ver a Jesús. Dios puede usar cualquier porción de las Escrituras para darte una palabra precisa para la temporada o situación en la que te encuentras. Lo que más teme el enemigo es que abras la Biblia con ojos que ven y un corazón que oye.
Dios desea hablarte y darte nuevas revelaciones de Su Palabra. Cuando tu corazón está abierto a Él, Él puede usar cualquier porción de las Escrituras para revelarte revelaciones poderosas y personales más allá de la comprensión y el conocimiento del hombre. Él puede darte nuevas revelaciones de pasajes familiares. Cuando esto suceda, te convertirás en una persona estable y sólida en la que la gente admirará. Esto es lo que le sucedió al apóstol Pedro cuando captó una revelación de Jesús.
“El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:15.18)
Aunque los discípulos de Jesús pasaban tanto tiempo con Jesús y lo vieron realizar toda clase de milagros, la revelación del conocimiento de que Él es el Hijo de Dios era algo que sólo Dios les podía dar.
Cuando Jesús le dice: “sobre ésta roca” se refiere al conocimiento revelado que tuvo Simón Pedro de que Jesús era el Hijo de Dios. Tales revelaciones son sólidas y estables. Por tanto, ¡debemos ser conscientes de construir solo en Jesucristo, no en el hombre! Debido a que Pedro tuvo esta revelación de Jesús, también se volvió sólido como una roca.
Al estar ocupados con la Palabra y no con los problemas obtenemos buen éxito
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado (dókimos), como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15)
Este versículo nos anima a estudiar la Palabra de Dios para que no haya razón para que nos avergoncemos. Este versículo se aplica especialmente a los pastores y líderes que pastorean al pueblo de Dios. Podemos ver que se le dio un consejo similar a Josué cuando reemplazó a Moisés como líder de Israel.
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8)
Cuando Dios habló estas palabras a Josué, los hijos de Israel se enfrentaban a muchos enemigos. Estos enemigos habían existido desde la época de Moisés. Sin embargo, Dios no le dijo a Josué que se ocupara de los enemigos u obstáculos que tenía delante, sino que se ocupara de meditar en Su Palabra.
¡El resultado de meditar en la Palabra de Dios es un buen éxito! Este tipo de éxito no se logra a costa del tiempo que pasas con tus seres queridos o del tiempo que dedicas a servir al Señor haciendo lo que Él puso en su corazón. Es el tipo de éxito que te hará caminar en la abundancia de Dios. No sentirás que estás perdiendo la vida por dinero y agotándote.
En el pasado, los nuevos reyes de Israel recibieron instrucciones de copiar a mano los primeros cinco libros de Moisés para mantenerse ocupados con la Palabra de Dios (Deuteronomio 17:18–20). Esta práctica era para mantenerlos en el temor (adoración) de Dios y mantenerlos humildes en Sus caminos, lo que les otorgaría a ellos y a sus familias largas vidas y largos reinados.
Es importante que seamos conscientes de en qué estamos ocupados (a qué dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo). Con las redes sociales y los medios de comunicación tan accesibles en estos días, es fácil encontrarnos ocupados con cosas negativas. Pero estas cosas no nos benefician porque llaman la atención sobre la carne. ¡Solo podemos ser transformados de gloria en gloria cuando estamos ocupados con la Palabra de Dios, contemplando la gloria de Dios!
Además de leer la Palabra de Dios, también podemos escuchar la enseñanza de la Palabra de Dios de parte de pastores y maestros. Cuando Jesús ascendió al cielo, uno de los dones que nos dejó son pastores y maestros de la Palabra (Efesios 4:11-12).
La Palabra nos muestra todo lo que Dios nos está dando: perseverancia, paciencia y gozo en cada prueba
Parte de la salvación que el Señor ha obrado primero en nosotros se manifiesta en nuestro carácter moral, por ejemplo, siendo pacientes con los demás. Esto es lo que verdaderamente agrada a Dios. Algunos de nosotros podemos pensar que Dios se complace cuando recibimos nuestros éxitos, por ejemplo, cuando somos bendecidos financieramente. Sí, Dios se complace cuando somos bendecidos y felices. Pero lo que realmente le agrada es vernos pacientes y amables con los demás.
El placer de amar a alguien no está tanto en que el amor sea correspondido, sino en la capacidad de amarse a sí mismo. Debes encontrar tu disfrute y satisfacción en el acto mismo de amar, incluso si el receptor no te devuelve el amor.
El amor de Dios no requiere reciprocidad. No deberías amar recibir algo a cambio. Cuando entiendas esto, ¡podrás amar incluso a tus mayores críticos! Es el Señor quien nos da este amor y esta paciencia.
“Fortalecidos con todo poder (dúnamis), conforme a la potencia (kratos) de su gloria (dóxa), para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz” (Colosenses 1:11-12)
Esta es una oración inspirada por el Espíritu para el pueblo de Colosenses. Pablo oró para que la gente tuviera: poder divino, potencia divina y gloria divina
Este poder divino vino a ellos para:
- Paciencia: En el texto griego original, “paciencia” se refiere a aguantar las pruebas o circunstancias adversas. Dios nos ha dado Su fuerza y poder que nos permite soportar estas cosas.
- Longanimidad: En su significado original, “longanimidad” se refiere a la paciencia con las personas. Dios nos ha equipado con Su fuerza y poder para ser pacientes con los demás, para no ser de mal genio.
- Gozo: así como el Señor nos capacita para ser firmes, perseverantes y pacientes, ¡también nos proporciona alegría! Podemos ser personas que aguantan con alegría y son pacientes con las personas con alegría. Cuando estamos alegres, no vemos nuestras responsabilidades o deberes como cargas sino como privilegios.
Puedes orar diariamente: “¡Señor, fortaléceme con todo poder, de acuerdo con la potencia de tu gloria, para toda paciencia y longanimidad con gozo!” Es posible que al principio descubras que te estás volviendo más paciente, pero tal vez aún no estés alegre. ¡No te preocupes, progresivamente verás que te vuelves más resistente a las circunstancias, paciente con las personas y alegre! Si Dios usa toda Su fuerza, gloria y poder para hacer que tengas estas cualidades, deben significar mucho para Él.