Cómo ser un vencedor en la carrera que tenemos por delante (Parte I)

//Pr. Luis A. Núñez\\

“Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:22-24)

El apóstol Pablo hablaba de la vida cristiana como una carrera que quería terminar con gozo, es por esa razón que nos dice que no hace caso de esas tribulaciones y luchas; además siempre vimos que en el Reino de Dios lo importante no es como comenzamos, sino como terminamos.

“… teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1) 

Lo impresionante es que el apóstol Pablo, sabiendo que su muerte estaba muy cerca nos dice que ya terminó esa carrera y la acabó bien, de manera que obtendrá el premio.

“Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:6-8) 

Observen que al final de esa carrera está el premio, la recompensa que ya vimos ampliamente que es el reinar con Cristo; Él habla de esa corona de justicia.

Pedro nos explica aún más, indicando que esta entrada al Reino, esta obtención del premio, podría ser con amplitud y no raspando ¿cómo? él nos da los ingredientes para despojarnos de todo peso y del pecado que nos asedia, así como correr con paciencia. Pedro nos indica lo mismo que Pablo, que debemos tener la actitud correcta para correr la carrera de victoria; si observamos en Hebreos, se nos dice “despojémonos” no dice “el Señor te despojará”, después el mismo texto dice “despójate del pecado que te asedia”, no dice “Dios te despojará”, es decir, debemos expresar las actitudes que muestren lo que somos. En el libro de Efesios se nos dice “despojaos del viejo hombre y revestíos del nuevo, quiten de ustedes enojos, iras, maledicencias, palabras deshonestas, hagan morir fornicaciones, inmundicias, etc.” es decir, si quieres acabar la carrera, no te expongas a caminar cargado de acusaciones y pecados continuos, sino despójate de todos ellos.

El apóstol Pedro luego nos dice que en su gracia Dios nos concedió poder para vencer y correr esta carrera, hasta llegar a la meta.

“Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 1:10-11) 

Solo que es necesario “hacer estas cosas” y de esa manera, poder entrar de manera amplia y generosa en el Reino. Todavía en el verso 12, Pedro nos dice:

Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente” (2 Pedro 1:12)

Lo que Pedro está diciendo en otras palabra es: “Mi tarea es recordarles siempre, aunque lo sepan y estén bien”, porque aunque ya se nos dijo que estas cosas nos ayudarán a terminar la carrera de manera victoriosa, es necesario recordarlas siempre. De eso se trata la Palabra domingo a domingo, no es hablar cosas nuevas, sino el recordar lo que ya sabemos, insistir en cada principio, aunque lo sepamos o estemos bien. Pareciera ser muy redundante, pero continúa y dice: “No dejaré de hacerles recordar estas cosas” y esto es lo mismo que el apóstol  Pablo dice, que para él no era molesto hablar de lo mismo y que para nosotros era provechoso escucharlo.

“Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro” (Filipenses 3:1)

El apóstol Pedro continua, veamos otra vez:

“Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 1:8-11)

Esto es tremendo, noten esta expresión tan segura: ¡No caeréis jamás! Pedro sabe que haciendo estas cosas no caeremos jamás. Recordemos que Pedro es un hombre que experimentó una caída fuerte al negar al Señor y ahora se empecina en recordarnos cómo hacer para tener una vida victoriosa, no caer y así poder ser un vencedor. Además nos dice que si estas cosas están en nosotros no estaremos ociosos y daremos frutos, pero si por otro lado, estas cosas no están en nosotros somos miopes y ciegos y lo que es peor, habremos olvidado que hemos sido limpios de nuestros pecados ¿te das cuenta de esto? lo terrible es olvidarse de donde Dios nos sacó.

En conclusión, Pedro nos dice: “Quiero siempre recordarles estas cosas aunque lo sepan, aunque se aburran, aunque estén bien, porque estas cosas harán que ustedes no caigan jamás, que se mantengan firmes y permitirán que ustedes sean vencedores y un día reinen con Cristo; porque no serán ociosos, sino que darán fruto y no serán ciegos, siempre serán personas agradecidas teniendo presente que son nuevas criaturas, salvas de la esclavitud del pecado” ¡Aleluya!

Pero ¿Cuáles son esas cosas? estas cosas son básicas, son un gran tesoro para una vida cristiana victoriosa. Es interesante notar que antes de dar la lista de “estas cosas”, en el verso 5 dice: “Por esto también poner toda diligencia para añadir”, o sea poner todo encargo, todo enfoque, toda excelencia, todo celo, todo cuidado, en aquello que ya somos ahora, es decir, participantes de la naturaleza de Dios (v 4), somos sus hijos y ya no somos de este mundo, entonces ahora, después de esto, añade, aumenta e incrementa “estas cosas”, pero ¿QUÉ SON ESTAS COSAS? Leamos: 

Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente”  (2 Pedro 1: 1-12) 

  1. A vuestra fe

Primero aquí reconoce que todos tenemos fe. Esa fe es la que nos ha permitido ser salvos y nos permite estar en este camino. Estas aquí porque tienes fe y confías en Dios, llegaste a sus pies porque tienes fe, asistes a la iglesia porque tienes fe, quien deja de asistir a la iglesia por mas que diga que mantiene su fe no la tiene firme, porque no confía que su presencia en este lugar es necesaria para ser transformados, no tiene confianza en que en un lugar como este el Espíritu de Dios se mueve y habita en medio de la alabanza de este que es su pueblo. Todos tenemos fe, tú tienes fe, ellos tiene fe, somos gente que tiene fe, en diferentes medidas, la base de todo es esa fe, es el inicio de una vida victoriosa,  pero esa fe necesita tener algunos componentes que nos permitan acabar la carrera y estos son los valores morales contenidos en su Palabra, es decir virtud.

  1. Añadir virtud

La palabra virtud en el griego es areten, que significa excelencia moral, es decir, para no caer, para ser un vencedor, para ser un hombre o mujer que de frutos, no solo es suficiente tener fe, sino que debes tener valores morales altos, pues si no haces esto serás un creyente que inclusive ejercitará su fe para pedir al Señor cosas que inclusive están fuera de sus principios y Palabra. Por ejemplo, un adultero orará: “Señor, no permitas que me descubran” o serás un creyente que tiene fe, pero que aún cuestiona o dice: “¿Qué de malo hay en cantarle a mi novia “tengo la casa sola”? un creyente que irá a una discoteca o será un bebedor social o que se divorciará pues no tiene valores morales altos”, serás un hombre que tiene fe, pero que caerá siempre, que no será un vencedor, que será ciego a muchas cosas, serás un creyente mediocre y de mal testimonio, amigo de este mundo. Cuando los cristianos no añaden a su fe la virtud, viven una vida cristiana sin consistencia, porque les gusta todo. Predican y alaban, pero a su fe les falta algo, virtud.

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