Cuando los días son difíciles

//Pr. Luis A. Núñez\\

“Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12)

Cuando la iniquidad y la perversión aumenten, el amor o la revelación del amor de Dios, que es el ágape, el amor incondicional que fue expresado en la obra de Cristo en la cruz para salvarnos y hacernos vencedores, se enfriará en muchos, es decir, las crisis, la incertidumbre y la vida que ofrece este mundo producirán en muchos desestabilización, por eso debemos estar atentos con las cosas que pasan y en lugar de angustiarse y dejar de creer o acomodarnos a un sistema, deberíamos asumir una posición de firmeza.

Debemos tener mucho cuidado de no enseñar nada que haga que las personas se apeguen más a este mundo. Somos como el trigo que se sembró en este mundo. Reconocemos que el trigo está maduro cuando la espiga, el tallo y otras partes se doblan y la raíz comienza a separarse de la tierra, esto significa que el trigo está muerto para el mundo, por lo que su raíz es fácilmente arrancada de la tierra.

Necesitamos amar la venida del Señor y esto significa tener el corazón puesto en las cosas del cielo, haciendo tesoros donde los ladrones no corroen ni hurtan. Un creyente maduro anhela intensamente el regreso del Señor.

La palabra griega anomía traducida en el texto que compartimos al inicio como maldad tiene un amplio significado, pues habla de maldad, desorden, violación de reglas, etc. Entendiendo el contexto en el que vivimos hoy, nos preguntamos ¿Qué tipo de aumento de maldad puede hacer que el amor de muchos, en el griego una mayoría, se enfrié? ¿Qué tipo de desorden social puede hacer que el amor de una mayoría se enfrié? aquel amor que se expresa a través de la intensidad, en la pasión, en fidelidad. Veamos algunas cosas:

“No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo,  el amor del Padre no está en él, porque nada de lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa,  y sus deseos,  pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15) 

“¡Adúlteros! ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera,  pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios” (Santiago 4:4)

Este mundo hoy enfrenta un desorden, en toda área y una de ellas es la tendencia a querer transformar los sistemas políticos y económicos. Hoy vivimos en un ambiente muy convulsionado, con constante crisis que propician la aparición de colectivos y movimientos sociales, los cuales pueden llegar a tener algunos resultados, pero estos solo serán temporales. A propósito, algo que también apareció en este tiempo es el humanismo, esto es el hombre como centro de todo. La idea del humanismo encuentra cada vez mayor espacio y todo lo que trae es el deseo irrenunciable a más comodidad, sin embargo, con esto no estoy diciendo que no debemos buscar mejores estándares de vida, lo que quiero decir es que el amor a este sistema hace que cada vez más la disposición para sacrificar, de renunciar, de luchar por la extensión del Reino haya menguado entre los hijos de Dios. Son cada vez menos los cristianos que quieren invertir sus días en hacer la voluntad de Dios, la iglesia se ha convertido para muchos en una prestadora de servicios y el afán de muchos pastores hoy se a convertido en ofrecer más comodidad, más confort, ya que si no satisfaces esto en ellos, perderás a los miembros.

Un ejemplo para explicar lo peligroso de esta tendencia en días difíciles es lo que pasó con dos discípulos después de la muerte del Señor Jesús. Por favor leamos Lucas 24:13-35. Eran días difíciles, de inseguridad, en realidad no se sabía lo que pasaría, las decisiones políticas y religiosas eran inciertas y se decía muchas cosas. Los apóstoles eran acusados de mentirosos, debido a que en la resurrección los romanos hicieron correr la voz de que robaron el cuerpo de Jesús, además la amenaza de la persecución ya estaba en camino y parecía que Jesús no estaría para protegerlos. Observa que algo similar pasa en estos días, la amenaza de muerte por algún virus o enfermedad es constante, los días son inciertos en cuanto al futuro, la confrontación doctrinal cada vez es mayor, la burla es un instrumento constante que usa el maligno para intentar detenernos y muchas de estas situaciones polarizan a la misma iglesia en dos bandos, hay opiniones encontradas, etc. Por lo cual, es sumamente urgente en estos días asumir una posición. Veamos algunos puntos importantes a través de la porción que acabamos de leer:   

Se necesitaba tener firmeza de fe (Ellos discutían entre si)

¿De qué discutían? Ellos estaban exponiendo sus puntos de vista referente a los acontecimientos, conversaban acerca de las cosas que oían y eso no es errado, pues estar informado es importante, pero ninguna de las cosas que oímos deben afectar nuestra firmeza de fe, ninguno de estos acontecimientos deben afectar lo que creemos y esperamos. Cuando el Señor Jesús vino y comenzó su ministerio, eran tiempos convulsionados, de injusticia social, del abuso romano, pero Él se enfocó en su mensaje “arrepiéntanse” (metanoia) porque el Reino de Dios se había acercado y se hacía urgente compartir el mensaje de salvación. Ahora sucede lo mismo, los sistemas políticos en todo el mundo están colapsando y esto es porque el corazón del hombre está corrompido, pero nosotros tenemos un mensaje celestial, todo  lo que vemos es señal de que no tenemos mucho tiempo y debemos apurarnos con el mensaje del evangelio.      

“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:3-4)

“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz”              (2 Pedro 3:13-14)

Ellos se desubicaron en el tiempo y en su posición

No podemos abandonar nuestra firmeza en lo que creemos, en nuestra posición, inclusive doctrinal, en nuestra visión de la gracia de Cristo, porque sino seremos víctimas de la desmotivación, las malas noticias no nos deben desubicar. Hay muchas cosas que pueden llegar a ser desgastantes, malas noticias, pero no podemos perder la motivación. La palabra  motivación viene de motivo o razón para realizar algo, la motivación está siempre relacionada a un objetivo que tenemos delante de nosotros, entonces cuando el diablo te roba la motivación o cuando tú la pierdes, en realidad pierdes el objetivo.

La motivación está íntimamente ligada al ánimo, a la fuerza que lleva a cualquiera a vencer. Estos dos discípulos perdieron la motivación de continuar en Jerusalén, estaban caminando totalmente desánimados. Tal vez creyeron que Jesús demoraba mucho en manifestarse de la manera que ellos se habían imaginado. Ellos dijeron: “ya pasaron tres días… ”. El tiempo jamás debe ser una razón de desmotivación, por el contrario, el tiempo debe ser una prueba de fe y señal de amor; la Biblia dice: “El amor todo lo espera”.  Cuando la consumación de las promesas no llega nuestra posición debe ser creer y si te mueres sin experimentar esa bendición tu corona será creer.

“Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29)

Hay una promesa de gloria para los que sin ver creen. A menudo los que creen solo después de ver son movidos a fe, pero de manera temporal, luego su fe se condiciona solo al ver. Muchos verán las cosas acontecer inmediatamente, otros tendrán que esperar el tiempo como un test.

“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros” (Hebreos 11:39-40)

Cuando la Biblia menciona a estas personas, indica que no alcanzaron las promesas y por esa razón tienen una ventaja grande frente a nosotros. Si comparas tu vida con la de ellos, ellos experimentaron persecución y fueron vencedores; Dios provee o permite algunas cosas para que en ellas te tornes vencedor, tus propias circunstancias son medios para tornarte en vencedor, solo tienes que creer, pon tus ojos solo en Cristo (Hebreos 12:2-3). 

Su desmotivación era resultado de la decepción

Los discípulos de Emaús esperaban que Jesús librara a Israel de sus enemigos. Muchos judíos creían que las profecías del Antiguo Testamento apuntaban a un Mesías político o militar, no se dieron cuenta que el Mesías vino para rescatar a la gente de la esclavitud del pecado. Cuando Jesús murió, por lo tanto, perdieron toda ilusión. No entendieron que la muerte de Jesús ofrecía la más grande esperanza.

Estos hombres sabían que la tumba estaba vacía, pero seguían sin advertir la resurrección de Jesús porque estaban muy tristes. A pesar de las evidencias, del testimonio de las mujeres y de las profecías bíblicas que se ocupaban de este hecho, no creían. Hoy la resurrección sigue sorprendiendo a muchas personas, a pesar de dos mil años de evidencia y testimonio, mucha gente aún se resiste a creer ¿Qué más hacía falta? Para estos discípulos fue necesario que Cristo se pusiera en medio de ellos.

Generalmente nos decepcionamos cuando las cosas no salen como esperamos, cuando no tenemos una visión más grande de lo que todo esto significa ¿Qué es todo esto? la respuesta frente a la incredulidad de los discípulos fue muy dura de parte de Jesús, les dijo “insensatos”,  tal vez el Señor nos esté diciendo lo mismo, te desanimas porque la iglesia no era lo que pensabas ¡insensato! cuando el pastor no era lo que tú pensabas ¡insensato! cuando la célula no era lo que esperabas ¡insensato! cuando Dios no te dio lo que pedías y piensas que no te escucho ¡insensato! tardo de corazón, lento en tu disernimiento. La palabra insensato en el original significa torpe, sin entendimiento o muchas veces hasta estúpido, qué fuerte ¿verdad? pero simplemente es la realidad. Solo porque las cosas no son como pensabas en un momento ¿echarás por la borda todo lo que Dios es, hizo y hace por ti? es una estupidez cambiar un elefante por un mosquito. Todo eso es posible a causa de la desmotivación, cada vez que estés desmotivado en tu relación con Dios vuelve a Jerusalén, al lugar del propósito, de la unidad de la iglesia, al lugar de la espera de los acontecimientos, al lugar de unción, al lugar de la dirección de Dios.

“Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel” (1 Corintios 4:1-2) 

Mirar a Cristo es la victoria para vencer la desmotivación 

“Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan” (Lucas 24:33-35) 

Cuando vieron a Cristo, cuando contemplaron nuevamente al Mesías, nuevas fuerzas vinieron a ellos y retomaron la razón, el propósito de sus vidas ¡Aleluya!

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