//Pr. Luis A. Núñez\\
Hace dos semanas atrás vimos 1 Juan 3:1-9, este versículo muestra que el que practica el pecado cae en las fauces del diablo (v8), en el griego la palabra “del” tiene la implicancia de algo que termina en algo o marca el inicio u origen desde donde procederá una acción ¿Cuál sería esa acción? Es la acusación. En realidad, la Biblia nos muestra que aquel que nació de nuevo de nuevo no puede volver a la esclavitud del pecado, no puede volver a ser un pecador por que ha renacido de la simiente que es Cristo, por eso en el verso 7 dice: “Hijitos, que nadie os engañe”, en resumen, lo que está diciendo es que el hijo de Dios no puede volver a ser esclavo del pecado, porque es nueva criatura. Para comprender mejor debemos ver que el momento en el que se escribe esta carta es un momento donde el gnosticismo estaba siendo una enseñanza peligrosa que traía confusión, esta enseñanza decía que la materia o el cuerpo del hombre es sumamente o totalmente maligna, diferente del espíritu que es totalmente bondadoso y la única forma de salvarse de ella era por el conocimiento especial (gnosis), es decir, la salvación no era por Cristo, si no por el gnosis, ese es el origen del movimiento gnosis que existe hasta hoy; entonces, la materia o el cuerpo físico por ser tan maligna, haga lo que haga no infringe la ley moral. Parece paradójico, pero la conclusión a que llegaban, produciendo confusión, era que mientras no seas liberado por la gnosis (conocimiento) no eres culpable de vivir en libertinaje. Fue tanta la confusión que muchos cristianos comenzaron a enseñar la herejía de que Jesús no vino en cuerpo material o físico.
Entonces Juan manifiesta la verdad de parte de Dios indicando que ¡nadie os engañe! cuando uno peca se coloca en la ley (v.4), es decir, asume nuevamente la posición de condenación. Como cristianos no podemos vivir en la esclavitud, en la práctica del pecado, porque somos nuevas criaturas. Si caemos en pecado entonces somos víctimas del diabolos.
Por lo tanto, vimos que el objetivo del pecado es colocarnos en la posición de condenación y definitivamente, en la dolorosa posición de asumir las consecuencias.
Judas enfrentó las dos cosas, veamos:
Ya sabes que hay una diferencia entre pecado y pecados, el pecado se refiere a la naturaleza que el hombre adquirió cuando decidió comer de aquel fruto en el Edén, una decisión que no era otra cosa sino la decisión de caminar en su justicia propia, decidió caminar de manera independiente de Dios, se rebeló contra Dios, esa naturaleza adquirida en Adán hizo que a partir de allí todo hombre tenga esa naturaleza.
“Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos, porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:21-22)
“Y Él les dio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1)
El problema del pecado fue solucionado por Cristo en la cruz. Romanos 5:17-19 dice que “por la obediencia de uno…” fuimos hechos justos, ya no eres más pecador.
Sin embargo, por la naturaleza aun carnal en el hombre, su carne aún tiene tendencia al mal, esos son “los pecados”. Pablo decía “quien me librará de este cuerpo de muerte” (Romanos 7:14-25). Los pecados son el resultado de una naturaleza aun carnal en el hombre, que está en el alma, esta necesita ser transformada.
Entonces el nacido de nuevo ya no puede volver a la naturaleza del pecado, debes estar plenamente consciente de eso, sin embargo, el pecar no quiere decir que seas pecador, pero algo a considerar es que los pecados que puedas cometer te colocan en las manos del “diabolos”, el acusador. Los invito a leer Romanos 6:1-23, dice “perseveraremos en el pecado para que la gracia sobreabunde, en ninguna manera, porque los que hemos muerto al pecado ¿Cómo viviremos aun en el?” (v. 1-2). Leamos también el verso 12 y 13: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” La pregunta es ¿Por qué seguiríamos pecando? si los pecados no nos condenan nuevamente al infierno, ni nos sacan de la posición que tenemos como hijos amados debemos vivir fuera de él.
- Todo pecado tiene consecuencias
Judas, a pesar de que se compungió y quiso dar vuelta al asunto no pudo, los sacerdotes le dijeron ¡que nos importa! (Mateo 27:3-10) ¿entiendes este asunto? es decir, una vez consumado el pecado este tiene consecuencias, el problema es que muchos de estos pecados producen actos que son irreversibles, por más que arrojes las monedas por las cuales caíste, recuerda que treinta monedas era el precio por el esclavo, el mal ya estaba hecho, entiende que todo pecado tiene consecuencias.
“No os engañéis Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segara, porque el que siembra para su carne segara corrupción…” (Gálatas 6:7-8). Muchos de estos pecados tienen consecuencias que no tienen corrección, es triste cuando tus pecados deterioran algo que no se puede restaurar. Es la razón por la cual el apóstol Juan nos dice: “estas cosas les escribo para que no pequéis” (1 Juan 2:1)
- Todo pecado te coloca en las manos del acusador
Puede parecer subjetivo, pero quiero decirte que no, es tan serio que muchos no pueden salir de esa acusación, Judas terminó ahorcándose, no pudo levantarse de la acusación. El nombre de Judas significa “alabado sea Dios”, sin embargo, nadie quiere poner ese nombre a su hijo. No discutiré teológicamente sobre si Judas es salvo o no, yo particularmente creo que él tuvo la posibilidad de ser perdonado si se arrepentía, muchos inclusive piensas que Judas fue destinado para traicionar a Jesús y que luego muriera por nosotros, la realidad es que si Judas no lo hubiese entregado Jesús hubiese sido apresado de todas formas, era solo la estrategia de los fariseos y sacerdotes, pues no querían arrestarlo en medio de la gente, sino en el momento propicio (Mateo 26:3-5) querían que alguien, en este caso Judas, los lleve al lugar y momento que ellos necesitaban para apresar a Jesús, ya antes habían intentado arrestarlo, pero no era el momento ni el lugar (Juan 7:30, 44-45, 53).
Judas no superó la acusación, cayó en las manos del acusador, terminó acusado y condenado, ese es el mayor peligro del pecado, por eso dice la Biblia que velemos, porque el diablo, el acusador está como león rugiente, buscando el momento de devorar. 1 Pedro 5:8 muestra que no todos son devorados, pero si serán devorados los que no puedan salir de esa condenación, por eso el apóstol Juan dice en 1 Juan 2:1 que si hubieras pecado tienes al “paracletos” consolador, que se traduce también como abogado.
Amados hermanos, tenemos todo en Cristo para disfrutar de una vida de victoria, para disfrutar esta vida llena de su gracia, la santidad es un regalo de Dios, es la muestra de su amor, Él te dio victoria sobre el pecado, nos dio poder para vencer, en Él somos lo que somos.