//Pr. Luis A. Núñez\\
Hechos 8:1-8
La primera cosa que vemos en esta porción de la Palabra es que aquellos cristianos que estaban siendo perseguidos no renegaron de su fe, sino que donde iban seguían predicando ¿Por qué? Porque comprendieron que la única esperanza para el hombre es Cristo, porque la experiencia de ser nueva criatura era tan fuerte que no concebían que alguien viva sin conocer a Cristo. Entendieron que Dios les encargó el ministerio de la reconciliación, ellos sabían que eran ministros de la reconciliación. Ellos sabían que tenían un propósito que no estaba condicionado por los momentos o circunstancias.
“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación” (2 Corintios 5:18-19)
Luego vemos que Felipe predicaba y grandes acontecimientos, milagros y liberaciones sucedían. La predicación del evangelio produjo un gran gozo, una gran alegría en aquella ciudad, pero ¿Qué era lo que predicaba Felipe? La Biblia dice que predicaba a Cristo. Cuando predicas a Cristo, predicas la obra que Él hizo, todo eso engloba una gran revelación que produce una “gran alegría”, no era solo alegría, era “una gran alegría”. Cuando Cristo es predicado y revelado se produce una gran alegría porque las personas entienden los siguiente:
- Que son amados
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:16-17)
Tú eras parte de ese mundo, pero Dios te amo y esa es la razón por la cual Cristo murió por ti, pagó por tus pecados, Él no vino para condenar.
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8)
En el libro de Oseas Dios nos muestra que mandó al profeta a casarse con una prostituta solo para mostrar que amaba a su pueblo, aun cuando el pueblo estaba tras otros dioses.
“El principio de la palabra de Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas: Vé, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová” (Oseas 1:2)
“Me dijo otra vez Jehová: Vé, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas” (Oseas 3:1)
La Biblia nos muestra que incluso Oseas compró a su mujer para que no fornicara más con otros hombres (Oseas 3:2), eso apunta a que el Señor pagó un alto precio por amor. Debes saber que eres amado y además debemos mostrar a este mundo que Dios los ama, y por este amor Él vino a salvarlos, eso es predicar a Cristo.
“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3)
- Que son perdonados
“Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7)
No solo nos perdona, sino que Él se olvida de todas nuestras transgresiones.
“Este es el pacto que haré con ellos. Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones y en sus mentes las escribiré, añade: y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones” (Hebreos 10:16-17)
Sé que esto produce interrogantes en las personas en función de los que caen en pecado. Entonces ¿es como si nada pasara? en realidad Dios nos perdona y olvida, por eso podemos relacionarnos con Él en confianza, pero las consecuencias serán nuestro mayor sufrimiento. El perdón no libera consecuencias y Dios en su amor quiere evitar que sufras las consecuencias, por eso dice:
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1)
- Porque saben que su destino eterno fue definido
Tenemos una promesa de vida eterna.
“Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:15)
Eso es una realidad, no es una promesa ilusoria, es una promesa real.
“A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32)
Y por eso El nos promete que no estaremos solos.
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5)
Imagina esta experiencia: Llegas a un hotel en el que reservaste una habitación y cuando te acercas a la recepción encuentran tu nombre en la lista, entonces sientes mucha alegría porque todo está reservado y además pagado, eso sería fabuloso, pero existe un lugar mejor que cualquier hotel y es el cielo, es la misma presencia de Dios, donde tendrás acceso porque tu nombre está en la lista ¡Aleluya! y eso solo porque un día confesaste su nombre aquí en la tierra. porque creíste en lo que Él hizo y eso definió tu destino eterno, ese era su plan.