//Pr. Luis A. Núñez\\
Toda religión siempre tiene el objetivo de mostrarte a Dios como un gran demandante de cosas o formas de vida, esto hace que las personas se centren en la religión y no en el carácter de Dios. Una muestra es la religión hindú con más de un millón de dioses o la propia religión tradicional, que tiene una deidad para cada labor o profesión. Veamos:
“En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo” (Mateo 12:1-8)
Perciban que para los fariseos no era importante la necesidad de los discipulos de comer, sino la norma del “Sabbat”, que en escencia tampoco lo entendían. No estoy diciendo que Dios está para satisfacer la necesidad humana sea cual fuere, porque entonces entraríamos en el concepto del humanismo, en la que muchas cosas desviadas en el hombre se muestran como necesidad, sino que debemos entender que Dios básicamente ama su creación, ama al hombre y desde el Génesis ha querido mostrar ese amor, esa bondad.
Todo radica en ver el amor de Dios por su creación, por sus hijos, en eso consiste, en ver que Él nos amó primero. Por eso es que la Biblia nos dice que Dios es amor, es decir, necesitamos ver el amor de Dios por la humanidad, por su creación, por sus hijos, para entender aun hasta la propia ley, como muestra del amor de Dios.
Una vez más quiero recalcar que toda la Biblia nos muestra a Cristo y cómo se revela el carácter de Dios, como un Dios de amor, veamos:
“¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:6-8)
Miqueas enseñó que los pecados de los líderes de Israel resultarían en la destrucción de Jerusalén (Miqueas 3:5-12). En otras palabras, nos muestra las consecuencias del pecado, pero también habla de la salvación que Dios traería “No retiene para siempre su enojo, porque se deleita en la misericordia” (Miqueas 7:18).
Por un lado muestra las consecuencias del pecado, pero por otro lado muestra el amor de Dios trayendo salvación. En Miqueas 4–5, Miqueas profetiza la restauración de Israel. También profetiza que el Mesías nacería en Belén.
Observa una vez más que Dios propone dos caminos, haces lo que la ley te pide sin entender que lo que está en el centro del corazon de Dios y te conviertes en una persona solo religiosa llena de actos que pretendes traigan buen augurio o decides hacer lo que Dios DEMANDA DE TI. Para entender esa demanda necesitas conocer el carácter de Dios. Ahora observa como comienza el verso:
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8)
Él te ha declarado lo que es bueno
Él te ha mostrado su bondad, su gracia, su favor. Cuando iniciamos el Génesis vemos la bondad de Dios proveyendo al hombre recursos, realizando el primer sacrificio para cubrir su pecado, esto ya hablaba del sacrificio de Cristo. En el último libro del Antiguo Testamento vemos a Dios diciendo a su pueblo “yo no cambio, por eso no te he consumido” (Malaquías 3:6). Iniciando el Nuevo Testamento vemos a Dios mostrando a la humanidad el comienzo de un año agradable, el año de la gracia, del favor de Dios en Cristo y en el Apocalipsis vemos la bondad de Dios sellando el fin de los tiempos y diciéndonos que viene para RECOMPENSAR, para dar su galardón (Apocalipsis 22:12). Él nos mostró su bondad, su amor, en que siendo pecadores Cristo murió por nosotros. El maligno siempre va a trabajar para que dejes de ver la bondad de Dios.
“Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama” (Lucas 7:47)
¿Será que Dios perdona a unos poco, a otros más o menos y a otros mucho? ¿o está hablando de la percepción que tienes de su bondad? si te ubicas en en el contexto verás que el Señor Jesús está llevando al fariseo a ver ese problema, desde su percepción el no era como esa mujer pecadora, por eso era mezquino con su reconocimiento de la bondad de Cristo. El comienzo del disfrute de una vida bajo la gracia es el reconocimiento de la bondad de Dios, es proporcional, cuanto mas bondad reconoces más gracia experimentas.
Dios no quiere estar rodeado por la eternidad de personas que lo escogieron como una alternativa, es decir, que eligieron el estar con Dios por no ir al infierno, por eso necesitamos llegar al punto de ser tan deslumbrados con el Señor que todo lo demás se convierta en una mala alternativa.
Lo que “solo” te pide Dios
- Hacer justicia
Vivir la justicia, estar dentro de lo determinado. Es obvio que de acuerdo a la revelación de Cristo, se refiere a vivir en medio de la justicia de Dios y la justicia de Dios es Cristo, no se refiere a nuestra justicia, sino la justicia de Dios. Mira lo que dice la Palabra.
“La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia” (Romanos 3:22)
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17)
Cree en lo que eres por causa de Cristo. Miqueas anunciaba el nacimiento del Mesías en Belén y anunciaba la salvación y restauración, todas ellas apuntaban a Cristo, por lo tanto la justicia referida en la revelación de Cristo es la Justicia de Dios que es Cristo, la deuda pagada por Cristo, en lugar de nosotros, para que ahora por esa obra seamos llamados hijos de Dios.
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él” (1 Juan 3:1)
Dios pide que vivas insertado en esa verdad, no como un concepto teórico, sino una expresión de vida, desde el amanecer hasta el anochecer, que vivas bajo esta verdad, lo que eres por causa de su obra consumada.
- Amar la misericordia
La palabra misericordia también es traducida como gracia, como favor, es decir, Dios pide que ames la gracia, el favor. La gracia no es una doctrina, la gracia es una persona, significa creer en la gracia.
- Humillarte ante tu Dios
No podemos vivir una vida independiente, la santidad habla de dependencia de Dios, quien decide vivir una vida pecaminosa es orgulloso, decae de la gracia porque le está diciendo a Dios que el estilo de vida que escoge es mejor, quien decide caminar en su propia razón, en su propio análisis, le está diciendo a Dios que no lo necesita, porque cree que sus decisiones o forma de vida son ideales. La vida cristiana es una vida de dependencia por el creer, porque creemos es que decidimos vivir conforme a su voluntad.
Es darle valor a lo que Dios le da valor. Esaú despreció lo que para Dios era importante. Cada vez que desprecias lo que para Dios es importante, no eres humilde. La iglesia es importante para Dios, tanto que la llama cuerpo de Cristo ¿lo es para ti? la familia es importante para Dios ¿lo es para ti? la santidad es importante porque refleja el carácter de Dios ¿lo es para ti? Esaú fue llamado profano porque no le dio valor a lo que para Dios es importante.
¿Ahora comprendes la forma de vida de un cristiano? La expresión de santidad en un cristiano no responde al cumplimiento de normas, sino al creer en la perfecta voluntad de Dios, que es agradable y buena para cada uno de nosotros, ese creer me lleva a tener frutos de obediencia.