//Pr. Luis A. Núñez\\
“Cos engendró a Anub, a Zobeba, y la familia de Aharhel hijo de Harum. Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió. Quelub hermano de Súa engendró a Mehir, el cual fue padre de Estón” (1 Crónicas 4:8-11)
1 de Crónicas es uno de los libros menos leídos porque habla de genealogías, entonces es probable que muchos por primera vez lo estén leyendo. Para la mayoría de la gente de hoy, la lectura de genealogías resulta aburrida, pero para los judíos eran esencial, ellos conservaban registros precisos de sus vínculos familiares por muchas razones, por ejemplo:
- Uno tenía que saber de qué tribu era y sus relaciones familiares, porque se suponía que la propiedad debía permanecer dentro de la tribu.
- En situaciones cuando un pariente redentor rescataba a un pobre, tenía que demostrar que en verdad era un pariente cercano (Véase el libro de Rut).
- El primogénito recibía el doble de la herencia en comparación a lo que recibían los otros hijos.
- Los sacerdotes y levitas tenían que demostrar que eran de la tribu de Leví o no se les permitía servir.
Aquí el texto habla de los descendientes de Judá y de pronto en medio de la descripción de esta genealogía llega a Jabes, cuyo nombre significa “dolor” ¿Por qué su madre le puso ese nombre? Se piensa que la razón es porque dio a luz a su hijo con mucho dolor, otros comentaristas dicen que significa “el que produce dolor”.
Los hebreos ponían nombres a sus hijos con un significado principalmente profético. Muchos en estos tiempos ponen nombres raros a sus hijos, nombres poco comunes y que no existan en todo el Cusco o nombres que suenen bien junto al apellido, en cambio los hebreos ponían nombres que marcaban el carácter de sus hijos, por ejemplo Jacob, el significado era usurpador, este nombre marcó su carácter y vida; a Jesús no le pusieron su nombre porque a si se llamaba el artista más conocido de esa época, le pusieron Emanuel, que significa “Dios con nosotros” y hasta el fin estuvo con nosotros, Él mismo lo dijo: “he aquí, estaré con ustedes hasta el fin”.
Imagínate la vida cotidiana de Jabes, todos los días lo llamaban Jabes, es decir, “dolor”, pues así se llamaba. Algunos dicen que fue tal vez la persona menos interesante en la Biblia, pero en el capítulo 4, donde se menciona a varios personajes y a sus hijos se hace una pausa en la genealogía para nombrar a Jabes, un hombre que se diferenció de los demás: “Jabes fue más ilustre que sus hermanos”, pero ¿qué hizo que Jabes fuera más ilustre que sus hermanos? ¿qué fue lo que provocó que el “dolor” fuera más ilustre? pues no fue un héroe de la Biblia como David, Josué o como Sansón. Jabes hizo una oración simple de acuerdo con el corazón de Dios y el resultado es que Dios respondió esa oración y esa respuesta lo hizo más ilustre que sus hermanos. En el versículo 10 dice: “Dios le otorgó lo que le pidió”. Ahora, si Dios respondió la oración de Jabes ¿significa que me va a responder a mí también? ¿Qué debo hacer? la respuesta es simple, debemos orar como Jabes.
- Oh, si me dieras bendición
Algunas otras versiones dicen: “Bendíceme muchísimo”. Esta es la primera parte de su oración y tal vez estaba pasando por un momento difícil por todo su pasado, tal vez estaba en un momento de acusación por lo que produjo, es decir dolor, pero ¿Por qué Dios respondió esta oración? porque Jabes creyó que Dios es un Dios de bendición, Dios siempre quiere bendecirnos, no hay un momento en el que Dios no quiera bendecirnos. La palabra bendición significa el bienestar para nuestras vidas, Él quiere nuestra prosperidad en toda área de nuestras vidas; proclama esta verdad cada día, cuando estés en una situación difícil eleva una oración y di: “Dios bendíceme muchísimo”, Dios quiere prosperarte en todo, como dice el texto: “Dios le otorgó a Jabes todo lo que pedía”. Como iglesia vamos a decirle a Dios lo mismo “bendícenos muchísimo”. Es decirle a Dios: “Todo lo que tienes para mí yo lo quiero”, “Tú tienes lo mejor para nosotros”, es colocarse en sus manos.
¿Comprendes la situación? alguien estigmatizado por su nombre creyó que por encima de lo que él era, Dios era capaz de bendecirlo ¡Eso es glorioso! Aun cuando no lo merecía, pues su propia madre lo estigmatizó a través de su nombre, él creyó que Dios podría bendecirlo. Son tiempos difíciles los que estamos viviendo, pero podemos creer en su bendición, puedes creer que Él te bendecirá. Jabes reconoció que el Dios de Israel es fuente de toda bendición y al pedir su gracia, él invoca la promesa de Dios que fue compartida para Abraham y sus descendientes y por la fe entra en la promesa de Cristo, él sale de la justicia propia para entrar en la gracia, reivindicó la promesa de ser herederos de toda bendición.
“No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”. (1 Pedro 3:9)
Cree que eres bendecido y el te bendecirá, aun cuando estés en falta; claro que eso no es un permiso para pecar, sino una invitación para entender que su gracia es inmensa, porque aun cuando no lo mereces, él está contigo.
- Ensancha mi territorio
La petición sobre la extensión del territorio busca prosperidad en su vida material. Un significado interesante de territorio es “lugar donde nos movemos” ¿Cuál es tu territorio? Probablemente es tu trabajo, tu negocio, tus proyectos, tu hogar y la Biblia dice que Dios es quien te otorgó esto. Debemos orar y decir: “Extiéndeme más, llévame más allá”, Dios va extender nuestras tiendas, la de nuestra iglesia y para nuestras vidas. Si tienes un negocio, dile: “¡Ensancha mi territorio, extiende mis fronteras!”.
No dejes de soñar en el Señor, no dejes que las circunstancias te quiten los sueños para tu familia, para tu célula, para tu iglesia, porque soñar significa que no has dejado de creer. No dejes de profetizar sobre tu vida, de hablar, pues lo que tu boca declare hoy, tus ojos lo verán mañana ¡Aleluya!.
El plan del maligno es hacer que a través de las circusntancia seas un hombre o una mujer deprimida, desesperanzada y por lo tanto derrotada, sin sueños, pero Dios quiere que pases la prueba. Los sueños y la confianza en Él te llevarán a ser alegre, porque esta tribulación breve y temporal, solo producirá en nosotros paciencia y veremos su gloria.
“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:10)
- Que tu mano esté conmigo
“Entonces dirás a tu hijo: Nosotros éramos siervos de Faraón en Egipto y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa” (Deuteronomio 6:21)
Él conocía muy bien los milagros que estas grandes y poderosas manos eran capaces de hacer. Ya que con esa mano poderosa Israel había sido librado de Egipto y llevado a la tierra de Canaán (Éxodo 6:1; 14:8).
“Y Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, y con señales y con milagros” (Deuteronomio 26:8)
Él sabía que solo con Dios podría todo, que no era su mano, su esfuerzo, sino la fuerza de Dios sobre él. Jabes pidió que la mano de Dios estuviera con él, es decir, que Dios esté con nosotros ¡Dios responderá esta oración! porque eso es exactamente lo que Dios quiere. Dile a Dios: “Si tu mano está conmigo no me hundiré, lograré muchas cosas”. Si la mano de Dios está contigo vas a lograr muchas cosas aun en medio de circunstancias adversas. Cuando Pedro se estaba hundiendo ¿Qué fue lo que encontró? ¡la mano de Jesús!
¿Cuántos son como Pedro? en algunos momentos damos pasos firmes, pero a veces nos hundimos, pero si la mano de Dios está conmigo Él me sostendrá y aunque hayas errado, la mano de Dios estará contigo y te sostendrá. Cuando tus hijos pequeños en la calle cogen tu mano, ellos están seguros. Un niño es travieso, hacen piruetas y se cuelga, pero si lo soltaras ¿qué pasaría? Somos una iglesia que, como niños, estamos agarrados de su mano ¡Aleluya!
Líbrame del mal para que no me dañe
Él está pidiendo ser librado de toda maldición. La aflicción y el sufrimiento son consecuencias del pecado del hombre (Génesis 3:16) “con dolor darás a luz los hijos”. Vivimos en medio de una guerra espiritual, entonces antes de salir de casa dile: “Líbrame de todo mal, libra a mis hijos de todo mal” Nuestros hijos están expuestos a un mundo de maldad. El anterior domingo vimos que era necesario introducir a Dios en todos nuestros caminos y a propósito de esto, cuando declaras: “líbranos del mal” estás involucrando a Dios en tus luchas, pero recuerda que librarte del mal no siempre es no enfrentar las luchas, sino es hacernos salir airosos de esas luchas. Dios le concedió esta petición a Jabes y es exactamente lo que sucede con nosotros.