//Pr. Luis A. Núñez\\
Juan 17:1-26

El Señor viene pronto, Él lo prometió y nos dio también muchas señales de su venida. El humanismo de este tiempo que está entrando a las iglesias tiene el objetivo, de parte del maligno, de no darle fuerza a la venida del Señor, porque eso hace que las personas no tomen en serio su retorno.
Él viene ya
“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen, así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:3-4)
Aquel que sabe que el Señor viene, ama su venida y está atento a vivir una vida de fe. La espera siempre invita a la preparación, a la expectativa, pero cuando no se espera entonces es una invitación a la falta de fe, a vivir de manera tal que dan rienda suelta a sus concupiscencias con la figura de que somos imperfectos. La espera es una fuerza de expectativa y preparación, te lleva a creer y a través del creer expresar tu identidad, tu nueva naturaleza. Vencedores son los que creen, el creer siempre te llevará a ser. Necesitas vivir una vida conforme a tu nueva naturaleza y esperar en fe su venida.
Un día de mil años
“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3: 8-9)
Una cosa que dice él Señor es “¡no olvides! ¡considera siempre esto! que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día”, el señor está retrasando su venida porque quiere que todos procedan al arrepentimiento. Es decir, la predicación del evangelio es más seria de lo que nosotros la consideramos, Dios retrasa, en su señorío, su venida, por amor a los perdidos y nosotros no estamos haciendo nada al respecto o no respondemos como deberíamos.
El tercer día
A lo largo de la historia bíblica encontramos muchos ejemplos de grandes bendiciones al tercer día, bendiciones de provisión, de prosperidad, etc. Ahora, en cuanto al tiempo de nuestra historia estamos entrando al tercer día, tiempo en el que el Señor expresa su amor por nosotros sus hijos. Hay un gran acontecimiento al tercer día, hay siempre una gran bendición al tercer día, Cristo resucitó temprano al tercer día y eso también nos dice que será en la madrugada del tercer día en el que volverá. Observa esto:
“Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.
Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él” (Oseas 6:1-2)
El tercer día habla de grandes señales de bendición. Observa lo siguiente, mil años para Dios es como un día y Él nos dice que no ignoremos esto, lo que quiere decir que del año 1, después del nacimiento de Jesús, al 1000 es un día, del 1001 al 2000 se cumplió el segundo día, es decir, desde el 2001 en adelante hemos iniciado el tercer día y además, hablando de ciclos, en cuanto a la muerte del Señor, el Señor quien murió a los 33 años, para Dios ahí es el comienzo de la gracia, de un nuevo tiempo, el calvario marcó un nuevo ciclo, es decir, según este razonamiento, el 2030 estaremos entrando al tercer ciclo de miles de años o al tercer día. Quizás por eso todas las instituciones mundiales tienen una agenda hasta y a partir del 2030, solo sabemos que su venida está ya a puertas y debemos responder en fe.
Una oración que trasciende en el tiempo
El Señor hace una oración que trasciende en el tiempo y llega a los hijos del tercer día que somos nosotros (Juan 17) ¿cuál será la respuesta? Aquí se nos muestra el deseo del Señor para tu vida:
“Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son” (Juan 17:9)
El versículo nueve tiene una declaración, que de pronto nos deja un tanto desubicados, Jesús le dice al Padre “Yo ruego por ellos (sus discípulos)”, es interesante este detalle, es interesante esta aclaración, pues dice “no ruego por el mundo” ¿por qué dice “no ruego por el mundo”? Si nosotros leemos los versículos anteriores, así como otras partes de la Biblia, veremos que el objetivo era el mundo:
- Juan el bautista dijo “he aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
- Juan 3:16 dice “De tal manera amo Dios al mundo”.
- Marcos 16: 15 dice “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
- Juan 8:12 “Yo soy la luz de este mundo”.
- Juan 1:10-11 dice “En el mundo estaba y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo no lo conoció. A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron”.
El mundo le pertenece a Dios, es suyo, es más, vino a lo suyo, a buscar lo que le pertenece. Jesús desarrolló la obra redentora, hizo todo para salvar a este mundo, algunas de sus últimas palabras en la cruz fueron: “Todo está consumado”, es decir, todo está hecho para que este mundo fuera libre y salvo ¿qué más podría hacerse? Es como si el Señor dijera “no necesito orar por el mundo, sino por mis discípulos”, es como si el Señor dijera “mis discípulos necesitan de mi ruego, de mi protección en oración” y es así. Hoy en día los hijos de Dios están en medio de una lucha grande, una lucha espiritual y necesitamos la intercesión de nuestro salvador, porque para el mundo la obra está hecha, ellos necesitan creer para pasar por la puerta, pero para los que ya pasaron la puerta, los hijos, la carrera está vigente para ser un vencedor y el Señor ora por nosotros, por eso dice en Hebreos:
“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:14-16)
Recuerden que hablamos acerca de la contradicción de Core, que es creer que no se necesita de la intermediación del sumo sacerdote.
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1)
Ahora ¿Por qué motivo rogaría el Señor? Veamos:
- Para que seas guardado del mal
“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15)
La palabra guardar es preservar, evitar que algo se malogre, en este caso, por causa del mal. La palabra mal es muy amplia, habla de todas las cosas perversas, que definitivamente están a tu alrededor, desde el ataque del maligno, hasta las adversidades. No seremos quitados de este mundo, pero si seremos fortalecidos para vencer. Muchas veces creemos que la solución es ser sacados de donde estamos, pero esa no es la solución, en realidad es donde estamos que, en Cristo, seremos vencedores.
- Para que no te pierdas
“Y ya no estoy en el mundo; más éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros, Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese” (Juan 17:11-12)
El versículo siguiente nos muestra que el deseo, la oración de Jesús, era que no te pierdas, que no claudiques, que no seas engañado y que te mantengas en unidad con su pueblo. Hay caminos que te parecen rectos pero su fin es muerte, no puedes ser engañado.
- Para que seas lo que eres
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17)
Que por el poder de la Palabra seas transformado en lo que eres, que por la Palabra de verdad seas llevado a expresar lo que eres, tú eres santo y la santificación te lleva a ser lo que eres y eso llega por la revelación de la Palabra.
- Para que seas un gran evangelista
“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:20)
El Señor hace una “oración de cadena” a través de los tiempos, solo observen: “no oro por estos solamente” es en tiempo presente, “sino por aquellos que han de creer”, se proyecta al futuro, es decir, Jesús ora por aquellos que te predicaron la Palabra, así como está orando por ti y por aquellos a quienes les predicarás y creerán. Esto es tremendo, en otras palabras, eres el resultado de la oración del Señor Jesús, y además Él ora por quien tú les predicarás.
“Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Juan 17:18)
Él te envió al mundo, eres el enviado del Señor, por eso dice la Palabra que eres su embajador.
- Para que seas conocido como el amado
“Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado” (Juan 17:23)
El mundo debe conocer que eres amado. Juan se encargó de hablar del discípulo amado. Cuando hables de Dios, habla que Él te ama.
- Para que estés donde Él está
“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17:24)
Esto produce confianza, porque el deseo de Dios es que estés donde Él está.