//Pr. Luis A. Nuñez\\
Juan 6:47-59:
“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y aun así murieron. Este es el pan que desciende del cielo para que no muera quien coma de él. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos discutían entre sí, diciendo: — ¿Cómo puede este darnos a comer su carne? Jesús les dijo: —De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él., Así como me envió el Padre viviente y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres, que comieron el maná y murieron; el que come este pan vivirá eternamente. Estas cosas dijo en Capernaúm, enseñando en una sinagoga”
Jesús expresa claramente que Él es el pan de vida, Él es el mana que descendió en el desierto. Muchas de las cosas que Dios hizo en el Antiguo Testamento eran una revelación de Cristo, en realidad toda la Biblia es Cristocéntrica, nos muestra a Cristo, nos muestra su gracia; hoy en nuestro día a día es necesario tener esa misma revelación, de quien es Cristo en nuestras vidas. Hoy quiero hablar de una característica fundamental de esta revelación, veamos:
Éxodo 16:15-21:
“Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer. Esto es lo que Jehová ha mandado: Recoged de él cada uno según lo que pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda. Y los hijos de Israel lo hicieron así; y recogieron unos más, otros menos; y lo medían por gomer, y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco; cada uno recogió conforme a lo que había de comer. Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana. Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés. Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía”
– El maná es la provisión de Dios, así como Cristo lo es para nosotros.
– El maná era el sustento necesario, debían tomar un gomer (2.2 litros) por persona, ya sea la persona gorda, flaca, niño o adulto era un gomer por persona. Para algunos puede ser asustador, porque puede ser una ración muy pequeña, pero noten que ya sea niño o adulto si comían ese mana era suficiente; es decir, era un sustento completo, era todo lo que necesitaban, de la misma manera que Cristo lo es para nosotros, por eso debían de recoger esa cantidad. Hoy esa es la revelación que debemos tener, cada día Cristo, Él es todo para mí, es suficiente. ¡Bástate mi gracia! dice el Señor.
– El maná no debía recogerse más allá de esa cantidad, la Biblia nos muestra que muchos producto de la desconfianza recogieron más y hasta guardaron, ¿Cuál fue el resultado? apestó y se llenó de gusanos, ¿Por qué? porque tu relación con Cristo debe estar basada en la confianza, en la fe. Si Él es todo, esa debe ser nuestra confianza diaria, tu vida debe estar basada en la fe, todo lo que no proviene de fe es pecado, ¿Por qué? porque el pecado engendra muerte, de la misma forma la desconfianza genera muerte, por eso el maná hedió y se llenó de gusanos, estas son características de muerte. Cada mañana debían despertar sabiendo que el pan estaba allí, esto no es simplemente esperanza, es certeza, cada día el mana del cielo está a nuestra disposición.
El mana nos muestra a Cristo, por eso por eso tenemos que confiar en ese sustento suficiente.
2. LAS CIUDADES DE REFUGIO
En el Antiguo Testamento, había 6 ciudades de refugio para acoger a aquellos que cometían crímenes accidentalmente, es decir sin intención de matar. En este caso la persona podía huir para una de esas ciudades y refugiarse pues el vengador no podía entrar en ellas y de esa manera el fugitivo estaba resguardado. Dios ordenó que en todo Israel fuesen establecidas ciudades de refugio.
Números 35:22-28:
“Mas si casualmente lo empujó sin enemistad, o lanzó sobre él cualquier instrumento sin acecharlo, o bien, sin verlo, hizo caer sobre él alguna piedra que podía matarlo, y muere, y él no era su enemigo, ni procuraba su mal, entonces la congregación juzgará entre el heridor y el vengador de la sangre, conforme a estas leyes. Y la congregación librará al homicida de manos del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio en la cual se había refugiado; y morar en ella hasta que muera el sumo sacerdote que fue ungido con el aceite santo. Pero si el homicida sale fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió, y el vengador de la sangre lo halla fuera de los límites de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre mata al homicida, no se le culpará por ello, pues en su ciudad de refugio debió aquel habitar hasta que muriese el sumo sacerdote; pero después de la muerte del sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión”
La ciudad de refugio tenía el propósito de ofrecer apoyo, protección y abrigo a aquellos quienes hubiesen cometido un homicidio no intencional. Dios estableció el proceso de cómo esas ciudades debían funcionar:
-Las ciudades de refugio fueron esparcidas por todo el país para que nadie estuviese muy lejos de una de ellas. Los caminos que conducían a estas ciudades debían estar en buenas condiciones, en todo el camino habían señalizaciones para ayudar al fugitivo, la mayor parte de ellos estaban en los montes para que fuesen visibles y las puertas de esas ciudades siempre estaban abiertas.
-El asesino debía ir inmediatamente a la ciudad más próxima.
-El asesino tenía el derecho de entrar en una de esas ciudades y nadie podía prohibírselo.
-Los familiares de la víctima tenían el derecho de matar al asesino siempre y cuando este no estuviese en una ciudad de refugio, pero una vez que entraba en la ciudad, el vengador no podía tocarlo.
-El asesino debía permanecer dentro de la ciudad, si él salía de los límites corría el riesgo de que un pariente de la víctima estuviese esperando para matarlo.
De manera general, estas ciudades representan la gracia de Dios para el pecador, porque la paga del pecado es la muerte. Cristo nos es presentado como una ciudad de refugio, donde nosotros corremos para salvar nuestra vida y para protegernos del vengador inmediatamente percibimos nuestro pecado.
2.1 Un tipo de Cristo (Josue 20:1-6)
Hoy en día, esas ciudades son un tipo espiritual, una maravillosa alegoría del Señor Jesús. Las ciudades de refugio son una figura y sombra de la sustancia que es Cristo en el Nuevo Testamento.
a. Si las ciudades de refugio eran solamente para quien pecó sin intención ¿cómo puede ser aplicado a nosotros? Aquí tenemos algo realmente maravilloso:
En la cruz el Señor Jesús puso todos nuestros pecados en la categoría de no intencionales, recuerden su oración en la cruz: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” Lucas 23:34. Esta es la gracia y la misericordia de Dios, eso nos califica para encontrar refugio en Cristo ¡Ese refugio es para todos nosotros!
b. De esta forma todos los pecadores son invitados hoy para entrar en ese refugio que es Cristo y ser librados de las manos del vengador. El Señor Jesús fue conocido como amigo de pecadores, Él es nuestro refugio, Él es el lugar donde nos libramos del juicio que vendrá sobre toda la tierra. El vengador es la justicia de Dios, Dios tiene placer en amarnos pero también es un Dios justo y todo pecado debe ser castigado. Un día la justa ira de Dios vendrá sobre el mundo pero nosotros estaremos seguros y a salvo en nuestra ciudad de refugio que es Cristo.
c. Las ciudades de refugio pertenecían a los sacerdotes y levitas, en aquel tiempo eran ellos los que servían a Dios a tiempo integral. Hoy sin embargo, todos nosotros fuimos hechos sacerdotes, Cristo nos hizo sacerdotes. Los sacerdotes y Levitas en esas ciudades adoraban a Dios con música e instrumentos, vestían la mejor ropa, comían la mejor comida; el refugiado disfrutaba de todo eso hasta la muerte del sumo sacerdote y después retornaba a su ciudad. Hoy Cristo es nuestro sumo sacerdote y vive eternamente, si nuestro sumo sacerdote vive para siempre, entonces somos bendecidos eternamente, nuestro refugio nunca cesa (Hebreos 6:20) Cristo será nuestra sumo sacerdote para siempre.
2.2 Un tipo de iglesia
La iglesia es el cuerpo de Cristo, la iglesia es Cristo y por tanto estas ciudades de refugio también son la iglesia.
Nombres de las ciudades de refugio:
1. Cedes – La palabra Cedes significa “lugar santo o justicia”. La iglesia es un lugar de santidad y gloria, la iglesia es el lugar del perdón inmerecido, de la misericordia para el pecador y de la gracia abundante.
2. Siquem – Significa “espalda u hombro”, es un refugio para el cansado. En la parábola de la oveja perdida, cuando el pastor encuentra la oveja se la pone en el hombro y la lleva al corral.
3. Hebrón – Significa “asociación o comunión”, es un lugar de abrigo. La iglesia es un lugar de comunión, de la familia con el Padre, es el lugar donde disfrutamos de la riqueza de Cristo.
4. Beser – Significa “castillo o fortaleza secreta”, centro de acogimiento. La iglesia es un lugar de protección contra el enemigo.
5. Ramot – Significa “altura”. En la iglesia encontramos refugio y caminamos en los lugares altos de la tierra. Aquí estamos encima de todo principado y poder.
6. Golán – Significa “feliz por ser prisionero”. Es un refugio para los afligidos.
Después que el refugiado prueba la vida de los sacerdotes, él no se ve como prisionero, sino como alguien que fue bendecido. Prisioneros de Jesús pero ¡Felices de serlo!