Las “cosas” que nos harán terminar la carrera (Parte II)

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//Pr. Luis A. Núñez\\

creyente2 Pedro 1: 1-12

Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente”.

Aquí primero se reconoce que todos tenemos fe, esa fe es la que nos ha permitido ser salvos y nos permite estar en este camino; estas aquí porque tienes fe, confías en Dios, llegaste a sus pies porque tienes fe, asistes a la iglesia porque tienes fe, sin embargo quien deja de asistir a la iglesia por mas que diga que mantiene su fe no la tiene firme,  porque no confía en que su presencia en este lugar es necesario para ser transformados, no tiene confianza en que en un lugar como este el Espíritu de Dios se mueve y habita en medio de la alabanza de su pueblo. Todos aquí tienen fe, tú tienes fe, ellos tienen fe, somos gente que tiene fe en diferentes medidas y la base de todo es esa fe, este el inicio de una vida victoriosa,  pero solo esa fe no es suficiente para:

  1. Tener tener frutos.
  2. Para no ser ciegos.
  3. Para no olvidar la purificación de los pecados.
  4. Para no caer.
  5. Para entrar ampliamente al reino.

¿Qué necesitamos entonces?

  1. A la fe añadir “virtud”

Esta palabra en el griego es “areten” que significa excelencia moral, es decir para no caer, para ser un vencedor, para ser un hombre o mujer que dé frutos no solo es suficiente tener fe si no que debes tener “valores morales altos”; si no haces esto serás un creyente que tendrá fe para pedir al Señor cosas que en muchas ocasiones están fuera de sus principios, voluntad y Palabra. Un adúltero orará “Señor no permitas que me descubran” (puedes reemplazar el ejemplo por el pecado que cometiste), o serás un creyente que tiene fe sin embargo aún cuestiona o dice: ¿qué de malo hay en bailar la culebritica o cantarle a mi novia “tengo la casa sola…”, ir a una discoteca o en ser un bebedor social, o en divorciarme? o simplemente “esto ya no da más”; cuando no tienes “valores morales altos” entonces serás un hombre que tiene fe pero que caerá siempre, que no será un vencedor, que será ciego a muchas cosas, serás un creyente mediocre y de mal testimonio. Cuando los cristianos no añaden a su fe la virtud viven una vida cristiana sin consistencia porque les gusta todo; predican y alaban pero a su fe les falta algo, esto es “virtud”.

  1. A la virtud añadir “conocimiento”

¿Por qué? Porque  nuestra base de virtud, de valores morales no son los parámetros del mundo.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” Romanos 12:2

Hay cosas que para unos puede ser normal y para otros no, el conocimiento de la Palabra es la que nos da los valores morales necesarios para tener una conducta cristiana, por lo tanto no solo es tener fe sino que debemos añadir a esta los “valores morales” que  deben estar basados en la PALABRA DE DIOS.

Si un hombre o una mujer tienen fe y valores morales altos y estos  fundamentan su fe y sus valores morales en supuestos o propuestas solo humanas ¿de qué sirve?; de allí provienen todas las desviadas enseñanzas que en realidad son mandamientos de hombres (las mentiras blancas). Es necesario conocer la Palabra, esta es la razón por la que existen cursos en la iglesia de diferentes tipos, desde el ángel de la guarda, hasta los cursos de madurez espiritual CME, el curso de entrenamiento de líderes CEL, matrimonios, el  instituto bíblico, etc.

¿Por qué existen “grandes hombres de fe” a nuestro alrededor que cayeron? porque les falto conocimiento y no hablamos de aquel conocimiento solo teórico y académico, sino aquel conocimiento que transforma, aquel que es una revelación a nuestro espíritu.

“Mi pueblo fue destruido porque le falto conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento yo te echaré del sacerdocio y porque olvidaste la ley de tu Dios también yo me olvidaré de tus hijos” Oseas 4:6

Observa que hay algo interesante aquí ¿qué conocimiento les faltaba? aquí se afirma que ellos conocían la ley sin embargo observen que ellos cometían robos, asesinatos, adulterio, mentiras, etc.; esto se  detalla en el versículo 2 y concluye en el versículo 6, que su pueblo fue destruido por causa de faltarle conocimiento, esto a pesar de que conocían la ley que les mandaba a no matar, a no robar, a no adulterar, etc.

Quiero ilustrarles este punto ¿cómo es que sería la revelación? Un día explicábamos a nuestro hijo André que la puerta del horno estaba muy caliente y podría quemarlo, el sabia esto pero siempre quería tocar; le explicamos, pero el persistía en querer tocar ¿porque? porque no conocía realmente las consecuencias, hasta que un día dijimos “está bien, dejémoslo”, él tocó y gritó, nunca más volvió a tocar la puerta del horno cuando este estaba encendido ¿qué paso? pues ahora conocía. Quizás este es el problema en nuestras vidas cristianas, es decir sabemos pero no conocemos; esta es la razón por la que Pedro insiste y dice “aunque lo sepan quiero seguir reiterando, enseñando” su fe necesita excelencia moral, pero su fe y su excelencia moral necesitan un conocimiento, una revelación de su Palabra; solo así no caerás jamás ¿comprendes? ¡Jamás!, no serás ciego, serás un vencedor. Ahora no necesitas una experiencia dramática como mi hijo para tener revelación, busca a Dios y pídele esta revelación, hoy Él nos da en su infinita gracia la oportunidad de pedir revelación y de tener en Él revelación.

¿Porque el pueblo olvido la ley si lo sabía? porque sin revelación la palabra llegará a ser temporal en nuestras vidas (ejemplo: la historia de Atahuallpa y los españoles con la Biblia) muchos cristianos sin revelación serán así, se deleitarán por un momento pero luego la tirarán.

Existen dos palabras en el griego del cual se deriva “conocimiento”, una es el “Ginosko” y el otro es “Oida”; el primero se refiere al conocimiento teórico, no completo, mientras que el segundo es el pleno conocimiento, “yo sé”, es la revelación espiritual de la Palabra. Ahora algo interesante todavía, de estos verbos se desprenden otras palabras que se refieren a tiempos y actitudes frente al conocimiento, la palabra usada aquí en este versículo es el “Gnosis” que tiene que ver con el investigar para saber más y si alguien posee esta revelación de su verdad entonces es allí donde Pedro dice ¡no caerás jamás!.

La mayor preocupación de Pablo en todas sus epístolas era por revelación (Ef. 1:15-19, Ef. 3:14-19, Fil. 1:9-12, Col. 2:1-2, Gál. 4:19).

Es interesante ver que Pablo no oraba por el crecimiento de las iglesias locales, en ningún lugar Pablo hace votos por el crecimiento numérico de ninguna iglesia. Pablo no oraba por el terreno donde los hermanos deberían reunirse, Pablo tenía una única oración: por revelación. Esto no significa obviamente que no debemos orar por las demás cosas.

El punto central de todo el Nuevo Testamento es Cristo, pero aun esto es más profundo, es Cristo dentro de nosotros, en nuestro espíritu. Lo que tiene valor realmente es que conozcamos a Cristo, por revelación en nuestro espíritu. Si poseemos la revelación de Cristo espontáneamente todas las áreas de nuestra vida serán afectadas y transformadas. Cuando la revelación de Dios viene entonces hay crecimiento, hay discipulado, hay madurez cristiana, hay misiones, hay nuevos líderes, todo lo demás es apenas consecuencia de que tengamos nuestras vidas impactadas por la luz del Espíritu Santo.

 “Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,  para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él;  que él alumbre los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos  y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la acción de su fuerza poderosa.  Efesios 1:15-19.

“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo…” Efesios 3:14

 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,  y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” Efesios 18-19.

Vea bien que Pablo dice que el amor de Dios excede todo entendimiento; por eso él ora por revelación en nuestro espíritu pues la mente sola no puede entender. El deseo de Pablo era que los creyentes fuesen llenos de toda la plenitud de Dios, para que eso sucediera ellos sólo necesitaban tener revelación del amor de Dios. Cuando nuestros ojos se abren y entendemos claramente el amor de Dios entonces somos llenados de toda la plenitud de Dios. Muchos oran buscando poder, sin embargo deberíamos orar buscando revelación de que el poder ya está dentro de nosotros. El Espíritu Santo es el “dinamos” de Dios, es el poder de Dios.

Ese poder está habitando ahora dentro de nosotros, esperando sólo ser liberado por la fe. Hay mucha gente queriendo tener revelación, pero lo que están buscando está fuera del punto central de Dios. Hay hermanos queriendo saber el color de las alas de los querubines y otros especulando para saber cuál es el tono musical de la última trompeta; quieren revelación de cosas irrelevantes. Cualquier revelación que no me lleve a conocer más de la persona de Jesucristo no tiene valor espiritual. El punto central del propósito eterno de Dios es Cristo (ejemplo: elefante de circo).

Revelación no es descubrir alguna cosa nueva que nunca fue descubierta, más bien es conocer las mismas verdades a través la luz del Espíritu Santo.

Debido a la importancia de este asunto Pedro dice que aunque lo sepan siempre les recordare.

“Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente”.2da Pedro1:12.

 

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