//Pr. Luis A. Núñez\\
Nuestro espíritu fue regenerado, nuestra alma (mente, emociones y voluntad) está siendo transformada y nuestro cuerpo será glorificado. Ahora en el presente, necesitamos que nuestro carácter sea moldeado, transformado, para experimentar una vida de victoria. Veamos:
“¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel” (Jeremías 18:6)
El barro en las manos del alfarero tenía que pasar por un proceso para luego cumplir su propósito, es interesante como el Señor hace esta comparación, la arcilla tenía que ser triturada, cernida, remojada, luego amasada, golpeada y moldeada, para que finalmente pase por el horno y convertirse en un vaso útil. Todo el que quiere ser útil en la obra del Señor, todo el quiere experimentar una vida victoriosa en medio las circunstancias tiene que entender que necesita ser como el barro en las manos de alfarero, dispuesto a ser moldeado conforme a su voluntad, ser guiado por el Espíritu.
Es mi deseo que hoy podamos decirle esto a Dios: “quiero ser barro en las manos del alfarero”, como una expresión de alianza, de compromiso. Se dice que cada obra de arte representa el carácter del artesano, allí plasma sus ideas, su intensidad, su creatividad, etc. pues la Biblia dice que somos “hechura suya”, en el idioma original es poiema de donde viene la palabra poema, es decir, somos la obra de arte de Dios, en Cristo.
La palabra en griego traducida en nuestro idioma como carácter, es un sustantivo derivado de la palabra charasso, que significa afilar o escribir en piedra, madera o metal, también significa sello repujado en una moneda. Esta palabra solo la vemos en el Nuevo Testamento.
“El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3)
Se declara que Cristo es el mismo carácter de Dios, el mismo sello de la naturaleza de Dios, es decir, Cristo es la misma imagen de Dios como un sello impreso.
En resumen, el carácter es como una huella impresa y distintiva, formada exteriormente o interiormente. Pablo manifiesta, en un momento, “sean imitadores de mi como yo de Cristo”
“A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29)
Ahora, esta naturaleza tiene que expresarse en nosotros, este carácter de Cristo tiene que mostrarse, salir a luz, por la acción de alguna situación externa, pero también la Palabra nos muestra que ya tenemos su naturaleza, su imagen impregnada en nosotros.
“En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17)
Es como con las fotografías antiguas, la imagen ya impregnada en la placa es pasada al papel fotográfico y bajo la reacción de un químico, un ácido, aparece la imagen impregnada. Podemos decir entonces que Dios aplica lo que en el griego es el peirazo y que es traducido como prueba para revelar el carácter de Cristo en nosotros ¡esa es la razón de la prueba!
Todavía vemos que el problema no es la prueba, sino como respondemos, como nos disponemos a mostrar lo que está en nosotros. Manifestamos el carácter de Cristo o manifestamos nuestra carnalidad.
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia” (Santiago 1:2-3)
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:3-7)
Quiero ver con ustedes algunas de las pruebas que debemos discernir y salir aprobados de ellas.
1. La prueba de la demora
Planes, proyectos, sueños, fueron aplazados debido a esta sombra maligna traída por este virus, entonces puede parecer que Dios no está cumpliendo alguna promesa dada en el pasado, pues muchos se quejan hoy de esperar 5 o 7 años para ver el plan de Dios cumpliéndose, sin embargo, es solo a través de esta prueba que se puede medir tu fidelidad y tu confianza ¿Recuerdas el caso de Abraham? tenía 75 años cuando recibió la promesa de que Dios le daría un hijo, pero no supo esperar a que Dios cumpliera esta promesa y trató de hacerla efectiva a su forma, como él creyó y fruto de esto nació Ismael a sus 86 años. Es cierto que fue inducido por su esposa, quien tampoco supo esperar y creer, al final Abraham tuvo que expresar “Ojalá Ismael viva delante de ti”.
Cada milagro tiene un proceso y es que este proceso capacita a cada persona para vivir después del milagro. Nadie sabía cuales serían las circunstancias que vivirían las personas después que recibieran su milagro ¡solo Jesús! por tanto, su proceso (que muchas veces incluye tiempo) para recibir un milagro es muestra de su gracia, de su amor. Un ejemplo es el ciego de nacimiento, quien fue sanado, pero la pregunta era ¿qué sucedería después del milagro? él era mendigo, nadie daría limosna a un ciego que fue sanado. A este hombre le esperaba una vida dura, naturalmente hablando, pero la manera como aprendió a esperar y perseverar en Dios lo capacitaría para ser un vencedor.
“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Vé a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Vé al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? El dijo: No sé” (Juan 9:1-12)
¿Será que en algún momento habría dudado? quizás porque su camino rumbo al estanque era muy largo, pero después del milagro, aunque la vida le ofrecería luchas, en cada momento él diría: “Dios es real” ¿Cuántos experimentaron milagros en su vida, en este tiempo? talvez hubo momentos en los que pensaste que nada pasaría, pero hasta aquí Dios te sustentó, tu vida no será la misma el próximo año, ante las peores luchas tu sabrás que Dios es tu respaldo.
El diablo planificó acabar tu fe, pero Dios está usando esta circunstancia para forjar en ti un verdadero vencedor.
“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:10)
Después de este tiempo no serás el mismo, esta prueba que es por poco tiempo, te perfeccionará (completará), afirmará, fortalecerá y establecerá (cimentará).
2. Prueba de las motivaciones
Dios hará que esta prueba mida nuestras motivaciones e intenciones, esto nos hará ver si estamos sirviendo a Dios por lo que podamos obtener de Él o por lo que podemos darle. No es una posición condenatoria de parte de Dios, es para que nosotros podamos re direccionar nuestras vidas y tornarnos en vencedores. Las circunstancias muestran esto, he visto mucha gente en el momento de la prueba o en el momento donde no reciben lo que desearon abandonan su fe, claudican o hasta peor, blasfeman, entonces la pregunta es ¿Cuál es la motivación de seguir a Dios? Un ejemplo sería el joven rico, otro ejemplo sería Abraham, cuando se le pide que sacrifique a su hijo, todas estas pruebas las pasó Abraham porque que había un gran plan de Dios para su vida, tenía que pasar la prueba, tenía que formar el carácter en él. Otro ejemplo es Saúl, la prueba mostró sus motivaciones, el sacrificio que realizó no era por Dios, él quería agradar al pueblo antes que a Dios, por esto debemos vigilar siempre nuestras motivaciones.
Una de las mayores pruebas de la motivación es cuando no recibes o las cosas no salen como pensabas, es horrible expresar fidelidad cuando la respuesta es positiva, por eso el señor dice:
“Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo” (2 Timoteo 2:13)
3. La prueba del desierto
En esta pandemia de pronto podemos sentirnos solos, en situaciones confusas, nos sentimos abandonados, etc. esto es para mostrarnos firmes y aprender a saber que, sea lo que sea, Dios está con nosotros y así nosotros poder apropiarnos del Salmo 23.
En esta prueba aprendemos a depender, a obedecer, a ser agradecidos con la provisión, que hasta podría parecer escasa, pero es suficiente para vivir. Aprendemos a perseverar, aprendemos a caminar hacia el propósito, aunque esto parezca lejos o difícil de alcanzar. Desierto habla de un lugar con condiciones extremas, dependiendo de cómo lo asumas, el desierto te fortalece o el desierto te debilita.
El diablo sabía eso, por eso esperó el último día en el desierto porque esperaba encontrarlo débil, desanimado, pero encontró a Jesús con firmeza, con convicción, esa es la respuesta que se espera de cada uno de nosotros.
4. Prueba de la dependencia
No hay manera de que salgamos de esto airosos y victoriosos, si no dependemos de Dios. Este tiempo es crucial, reconozco las dificultades existentes, las incertidumbres, la depresión y la ansiedad, es la mayor pandemia que este mundo ha enfrentado y si no dependemos de Dios nuestro futuro de victoria será afectado. Dios quiere llevarnos a la plena dependencia, eso nos capacitará para hacer de nuestros próximos días los mejores.
“Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra” (Josué 2:9-11)
“Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros” (Josué 2:24)
La circuncisión y la pascua en Gilgal
“Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de Israel. En aquel tiempo Jehová dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel. Y Josué se hizo cuchillos afilados, y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot” (Josué 5:1-3)
“Y cuando acabaron de circuncidar a toda la gente, se quedaron en el mismo lugar en el campamento, hasta que sanaron” (Josué 5:8)
Se sentían fuertes, toda la gente de los amorreos estaba de miedo, era el mejor momento para atacar, pero tenían que aprender a depender de Dios. La circuncisión podía hacerse después de la conquista o antes de cruzar el Jordán, pero en el momento preciso para atacar, para pelear, Dios los inutiliza ¿por qué? porque ellos tenían que aprender a depender de Dios, saber que solo en Él está la victoria, suya es la victoria, Dios es nuestra victoria.