Llevando mucho fruto

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//Pr. Eliud Cervantes\\

maxresdefault“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.” Ga 4:4
“Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.” Jn 12:23-26
Estamos viviendo un tiempo precioso como iglesia, un tiempo de desafío, de conquista, de expansión y Dios nos ha llamado justamente a poder llevar mucho fruto en este tiempo. Pero, como cada etapa de nuestras vidas, necesitamos tener actitudes delante de ese momento, esa actitud determinará aquello que vamos a alcanzar, donde vamos a llegar. Pero la pregunta es: ¿Estamos discerniendo el tiempo que estamos viviendo? ó ¿Cuál es la actitud que tenemos delante de este tiempo? Me gustaría hablarles de algunos principios importantes para poder llevar mucho fruto.
1. Nacidos en el tiempo oportuno. Ga 4:4 La primera cosa que debemos entender es que nacimos en el tiempo oportuno. Hay un tiempo preciso para cada cosa en el reloj de Dios. Por fuera aparentemente tal vez no es el momento, pero debemos saber que hay un tiempo de parte de Dios para cada persona en esta tierra. Como ya lo dijo el gran sabio Salomón: hay un tiempo para todo.
“Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia.” Ga 1:15
Aquí el apóstol Pablo está reconociendo que él nació en el tiempo correcto, y en el tiempo de su oportunidad tuvo una actitud que determinó aquello que él pudo alcanzar. Fue eso lo que pasó con Jesús, Él no vino fuera del tiempo, Él vino en el tiempo oportuno, en el momento exacto. Las circunstancias que se estaban viviendo (romanos, griegos, judíos) eran el momento correcto para el propósito de Dios, para la expansión del Evangelio.
De igual manera es con cada uno de nosotros, hemos nacido en esta generación y en este tiempo, porque Dios lo quiso así. No es casualidad que hayas nacido en la familia, en la ciudad, en el país y en esta generación. ¡Dios tiene un propósito para tu vida en este tiempo! ¡Dios nos apartó desde el vientre de nuestra madre y nos llamó por su gracia!
Por eso, la respuesta que vayamos a dar en el tiempo de nuestra oportunidad es valiosísima. No podemos decir que aún no es el tiempo para nosotros, ¡ahora es nuestra vez!
2. Somos el grano de trigo. Jn 12:24 En el momento que Jesús hace esa afirmación del grano de trigo que cae a tierra y muere, Él se estaba refiriendo a sí mismo, Él es el grano de trigo que cayó en tierra y murió y llevó mucho fruto. Gracias a su muerte es que estamos aquí.
Sin embargo, algo que debemos entender también es que, Jesús no sólo se estaba refiriendo a sí mismo, sino también a cada uno de aquellos que quieren llevar mucho fruto. El verso 25 nos muestra claramente esa verdad y ése es el segundo principio que debemos entender para poder llevar mucho fruto.
Nosotros somos también ese grano de trigo. Cada uno de nosotros llevamos la vida de Dios dentro de nosotros. Pero Dios no sólo quiere que eso quede en nosotros. Una vez que sabemos que somos ese grano de trigo, la pregunta es: ¿Qué vamos hacer con ese grano de trigo?
3. Nacimos para morir. Jn 12:24b La respuesta para la pregunta anterior está en las palabras de Jesús. En este texto vemos Jesús nos muestra cuál es el camino para el aumento o crecimiento de la iglesia, y Él nos dice que es a través de la muerte del grano de trigo.
Algo que debemos considerar es que en ese tiempo Jesús estaba en el ápice de su ministerio: Hace poco había sorprendido a todos con uno de sus milagros, la resurrección de un muerto después de cuatro días – Lázaro. Una gran multitud le estaba alabando y aclamando como rey, hasta los griegos querían seguirlo. ¡Era el ápice de su ministerio!
Pero, ¿cuál fue la forma que Él aumentaría la iglesia? ¿aceptando esa aclamación y honra? La respuesta es clara: ¡NO! Él sabía que el aumento o multiplicación de la iglesia sólo vendría por medio de su muerte.
Sólo la muerte es que nos llevará a poder tener mucho fruto, es decir, verdaderos frutos. Porque debemos tener mucho cuidado de solamente fijarnos en el crecimiento exterior o aparente, lo que queremos en este tiempo es una realidad de crecimiento.
Pero, cuando hablamos de muerte, debemos diferencia que hay tres tipos de muerte:
La de la vida antigua – Salvación.
La del viejo hombre – pecado.
La del nuevo hombre – alma.
La palabra vida en este pasaje tiene que ver con nuestra alma. La muerte del nuevo hombre tiene que ver con esa muerte, la del alma, que es la muerte para el confort, la seguridad, para evitar el dolor a todo costo. Somos muy hábiles y expertos en huir del sufrimiento.
Debemos de una vez por todas entender que nacimos para morir, para morir a nuestra vida del alma.
4. Muriendo para llevar fruto. Algo que debemos ser conscientes es que de una u otra forma, todos van a morir. La diferencia está en para quién estamos muriendo o para qué propósito.
En el mismo tiempo que Jesús estaba muriendo, alguien también lo estaba haciendo, fue Judas. Judas fue alguien que decidió morir, pero lastimosamente no llevó mucho fruto. Sólo aquellos que mueren para el propósito es que pueden llevar mucho fruto.
Lo que está afectando tanto a las iglesia hoy en día es el hedonismo, esa actitud extrema de auto-preservación, personas que están más preocupadas en sí mismas que en hacer la voluntad de Dios.
La pregunta hoy en día es: ¿en qué estamos desgastando nuestras vidas? ¿en qué estamos muriendo? ¿para qué propósito estamos muriendo? ¿será que estamos llevando fruto a través de nuestra muerte?
Hoy en día hay personas que están dispuestas a dar su vida por una causa, una filosofía, una creencia, hasta una teología; pero hoy les estamos llamando a perder sus vidas por una causa eterna, una obra eterna: la edificación de la iglesia, la expansión del Reino de Dios.
1Co 4:11-13
En este pasaje el apóstol Pablo nos habla de su experiencia personal, de la actitud que tuvo delante de su oportunidad; por eso, debemos entender que estos son días de ayuno, días anormales por las causas del Señor. ¿Cuántos están dispuestos a golpear su cuerpo para que la voluntad de Dios prevalezca?

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