Miembros competentes de la Eklesia

//Pr. Luis A. Núñez\\

“El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica” (2 Corintios 3:6)

Este pasaje bíblico dice en el original: “el cual nos hizo ministros ideales, capacitados, de un nuevo pacto”, es decir, no hay personas más ideales que nosotros. La Biblia dice que somos ministros “competentes”, es decir, propicios para esto, otra traducción dice “suficientes”.

Solo los que experimentaron la gracia pueden compadecerse de quienes están muertos o separados de Dios, porque ellos también estuvieron así. Solo los que saben que no merecían nada y ahora fueron hechos hijos por amor, pueden ser los ministros competentes. Solo los que experimentaron el perdón son competentes para hablar de perdón, solo los que experimentaron el don sobrenatural de ser llamados hijos de Dios por gracia son competentes.

Dios nos hizo ministros competentes y nos hizo miembros de su cuerpo que es la iglesia.

“Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia” (Colosenses 1:18)

¿Cómo actúa la iglesia? 

”Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será sido atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:13-19) 

Primero Jesús hace una pregunta interesante ¿Qué dice la gente que soy yo? pero ¿saben por qué hizo esa pregunta? porque el mundo se mueve por las cosas que oyen y ahora lo único que cambió son los recursos tecnológicos, pero el mundo continúa actuando por lo que oye, lo que los otros dicen. Es triste porque dirigen sus vidas y sus actos con base en eso, nosotros vivimos por el oír, oír la Palabra y recordemos que la Palabra es el propio Cristo (el Verbo).

Cuando Jesús dijo por primera vez que edificaría su iglesia, la palabra usada por él fue “eclesia” (en griego ekklesia), pero ¿qué es la eclesia? Según algunos tratados de Tindale, uno de los traductores de la Biblia al inglés y otros datos históricos en el tiempo de Jesús, muestran que la eclesia históricamente estaba conformada por un grupo de ciudadanos romanos, llamados entre el pueblo común para una misión especial entre los pueblos conquistados, tenían el objetivo de implantar una cultura y establecer el reino que ellos representaban en el territorio hacia donde eran enviados. Su tarea era influenciar hasta que la gente deseara ser ciudadanos romanos. 

Filipo llamó al lugar Cesarea en honor del “César”, emperador romano, Jesús pasaba por esa región, era una gran ciudad que representaba el apogeo romano, su estructura social. El término ekklesia no era desconocido para sus discípulos. Por lo tanto, basado en el contexto de lo que era la ekklesia romana, Jesús habló sobre el establecimiento de la Iglesia, es como cuando habló de la higuera, Jesús usó la higuera para ilustrar lo que Él es y nosotros en a Él. Cuando habló de la ekklesia, Él no estaba hablando sobre el establecimiento de un edificio, mucho menos de una reunión religiosa, Él estaba usando una figura existente para ilustrar, estaba hablando de un grupo de personas que funcionaban en la tierra como agentes de su Reino, para conquistar el corazón de otras personas hasta el punto de hacerlas desear también ser ciudadanos del Reino del Señor.

Etimológicamente la palabra griega Ekklesia está compuesta de dos raíces, ek que significa para afuera y klesia que significa llamados, es decir, técnicamente significa reunión de personas llamadas hacia afuera. De ninguna manera estoy expresando que Jesús se inspiró en la ekklesia romana para levantar su iglesia, Él está usando este término para definir de manera ilustrativa lo que sería su ekklesia edificada sobre Él mismo que es la roca.

Para personas como nosotros que vivimos en la sierra del Perú, podríamos decir que un 90% no conocen la planta de la uva (La vid), entonces la lectura de Juan 15 necesita una detallada explicación para ser entendida, pero para los discípulos fue completamente claro porque sabían como era la planta de la vid.  De la misma manera hoy tenemos que explicar un poco lo que era la ekklesia en el contexto histórico y estratégico romano, para entender la enseñanza del Señor Jesús sobre su ekklesia. Sin embargo, sus discípulos sabían a que se estaba refiriendo, pues había pasado casi 90 años desde la invasión romana, tiempo suficiente para saber como era su estructura social. Entonces, veamos cómo la ekklesia romana funcionaba. 

Agentes secretos 

En primer lugar, los miembros de la ekklesia funcionaban como agentes secretos. Muchas veces el imperio romano enviaba a sus emisarios como agentes secretos a las ciudades conquistadas para infiltrarse en medio del pueblo y enviar informaciones importantes a Roma. Entonces esos hombres que formaban parte de la ekklesia se mudaban a esas ciudades, allí establecían negocios, actividades como el comercio, prestación de servicio, educación y todo lo demás, con el objetivo de estar lo más cerca posible de la realidad del pueblo. El objetivo de Roma era tener miembros de la ekklesia en todas las actividades de la sociedad, actuando de manera discreta, pero buscando los intereses del reino.

Cuando Jesús dijo que estaba estableciendo su ekklesia, también tenía en mente tener a sus agentes, que somos nosotros, infiltrados en cada actividad dentro de la sociedad.

“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:18-20)

Entonces ¿Cómo hacemos discípulos en todas las naciones? Pues enviando ¡infiltrados! Por eso, Él estableció su Iglesia, Él te llamó para ser parte de su ekklesia, porque Él necesitaba a alguien entre tus familiares, en tu lugar de trabajo, en el condominio donde resides, en tu barrio, en tu ciudad y en tu nación. Fuimos enviados como agentes de la extensión de su reino, infiltrados en todas partes, esto debe llenarnos de emoción y de responsabilidad,  si no entiendes esto, solo querrás tener un estilo de vida que te traiga paz o querrás vivir como te parece. Tener una vida común y estar infiltrado  no significa vivir una vida mundana, significa estar mezclado en este mundo para influenciar en ellos y llevarlos a Cristo.

Este es el propósito de la ekklesia, influenciar e implantar la cultura, los valores del reino de Dios aquí en la tierra. Y así predicar el evangelio de Cristo con poder y autoridad. Esta era la idea del Señor, establecer una iglesia que pudiera infiltrarse en la sociedad e implantar los valores y la cultura de su Reino.

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