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1. Honramos a Dios
Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros estarán colmados con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto. (Proverbios 3:9-10).
Siempre hablamos y enseñamos de honra hacia los demás, de honra a los padres; sin embargo ¿de qué manera podemos honrar a Dios?
Hace algunos domingos les dije que la manera de demostrar que amamos a Dios es creyendo en su palabra, es creyéndole a Él; de la misma manera existe una forma de honrarlo y esta es con nuestros diezmos y primicias, con nuestros bienes.
2. Quebramos fortalezas espirituales
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos (Malaquías 3:10).
Las fortalezas mentales son convicciones que aparentemente son comprobadas por la realidad. Entregar el diezmo es la manera en el que Dios destruye las fortalezas mentales.
Yo creo que es por eso que el Señor dice: “probadme en esto”. Toda indisposición y hasta irritación que sentimos cuando oímos una predica sobre el diezmo es una señal de que las fortalezas malignas necesitan ser quebradas en ti. No es natural ponerse tan mal cuando se habla de dinero.
3. Renunciamos al poder de Mamón
Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. (Mateo 6:24).
El diezmo quiebra el poder del espíritu de Mamón. El dinero fue creado por el hombre como un medio por el cual cambiamos alguna cosa por algo de igual valor; entonces toda vez que usamos el dinero, tenemos la expectativa de recibir algo del mismo valor, es allí donde mamón nos intenta convencer de que perdemos, pero cuando damos nuestros diezmos, ofrendas y primicias declaramos que el Señor es nuestra fuente de provisión.
4. Reconocemos que Dios es la fuente
… y digas en tu corazón: “Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza”; sino acuérdate de Jehová, tu Dios, porque él es quien te da el poder para adquirir las riquezas, a fin de confirmar el pacto que juró a tus padres, como lo hace hoy. (Deuteronomio 8:17-18). (recomiendo leer desde el verso 11 hasta el 18)
Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. Porque ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que pudiéramos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. (1 Crónicas 29:13-14).
Nuestra fuente es Dios; de El viene nuestra provisión; entonces no necesitamos del dinero ¡necesitamos de Dios!
5. Adoramos a Dios
Y ahora, Jehová, he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste. Tú dejarás las primicias delante de Jehová, tu Dios, y adorarás delante de Jehová, tu Dios. (Deuteronomio 26:10).
- En primer lugar, cuando entregas el diezmo estás reconociendo que Dios es el Señor sobre su vida y es el proveedor de todas las bendiciones.
- En segundo lugar, cuando adoramos expresamos nuestra lealtad y fidelidad (Génesis 28) El diezmo siempre habla de lealtad.
- Un tercero aspecto del diezmo como adoración es la acción de gracias. Cuando entregamos el diezmo estamos en una actitud de gratitud a Dios. No entregamos el diezmo, ofrendamos o damos las primicias simplemente para ser bendecidos, los entregamos porque ya fuimos bendecidos.
6. Invertimos en la Casa de Dios
Entonces reprendí a los oficiales diciéndoles: « ¿Por qué está la casa de Dios abandonada?». Después los reuní y los puse en sus puestos. 12Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes. (Nehemías 13:10-11).
Si recordamos el sueño que tuvo Jacob, el determinó que ese lugar fuera Casa de Dios y además hizo voto con Dios de traer el diezmo de todo; es que hay una relación entre el diezmo y la casa de Dios, por eso en Malaquías dice “haya alimento en mi casa”. Cuando no tenemos un corazón por la Casa de Dios fácilmente caemos en la infidelidad. Es decir en los días de Nehemías.
7. Tenemos los cielos abiertos
La bendición más extraordinaria prometida a los diezmistas es que las ventanas del cielo serán abiertas sobre ellos. (Malaquías 3:10).
Tener los cielos abiertos ciertamente va a resultar en bendiciones que normalmente no imaginamos. La Palabra de Dios menciona algunas de esas bendiciones de los cielos abiertos; en el idioma original, la palabra “ventana” usada en el hebreo también podría ser traducida como compuerta. En conclusión los cielos estarán abiertos sobre nosotros.
Juan 1:51 Cuando los cielos están abiertos los recursos de los cielos estarán sobre nosotros.
Mateo 3:16. Cuando los cielos están abiertos sobre nosotros la unción del Espíritu Santo será derramada sobre nosotros.
Pr. Luis Alberto