“Pr. Luis A. Núñez“
- No límites a Dios
“El Señor estaba con Judá, y él despobló las montañas; pero no expulsó a los habitantes del valle porque tenían carros de hierro” (Jueces 1:19)
El texto dice “El Señor estaba con Judá” ¿No es maravilloso saber que el Señor está con nosotros? Eso es exactamente lo que quiere decir el nombre Emmanuel, “Dios está con nosotros”, sin embargo, algo extraño en esta historia es que no pudieron expulsar a los residentes del valle porque ellos tenían carros de hierro, pero ¿qué significan para Dios los carros de hierro? para Dios es como si estuvieran hechos de papel. Goliat estaba vestido con una armadura de bronce, pero fue derrotado con una piedra de un joven que tenía fe en Dios. Para entender esta situación debemos volver al comienzo del capítulo.“Después de la muerte de Josué, los hijos de Israel consultaron al Señor, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá primero a los cananeos para luchar contra ellos? Y el Señor dijo: Judá subirá; he aquí, he entregado la tierra en tus manos. Entonces Judá le dijo a su hermano Simeón: “Sube conmigo a la herencia que cayó sobre mí por suerte, y luchemos contra los cananeos, y yo también subiré contigo, que cayó sobre ti por suerte”. Y Simeón se fue con él” (Jueces 1: 1-3) El Señor dijo que Judá debería salir a la batalla primero, este es un principio de vida que todos debemos tener de parte de Dios en todos nuestros desafíos, lo primero que debes hacer es siempre alabar a Dios porque “Judá” significa alabanza. Judá en hebreo es “Jehudah” que significa alabanza, pero también la palabra Judá viene del verbo לְהודות (se pronuncia lehodót), que simplemente significa «agradecer». Este principio nos muestra que la alabanza también está relacionada a la gratitud. Entonces ¿quién sube primero? Judá, la alabanza, la gratitud. Esta es la llave de David, cuando vimos que David, en medio de toda lucha, en medio de toda crisis, lo que primero hacia era alabar, entonces David experimentaba victoria. La alabanza es una declaración de fe intensa, al cantar hablas lo que crees a viva voz, es una expresión de fe. El Señor confirma que ya entregó la victoria, que entregó la tierra en manos de Judá,pero el siguiente versículo menciona que Judá le dijo a su hermano Simeón: “Sube conmigo a mi territorio, para que podamos luchar contra los cananeos y también iré contigo para luchar por tu territorio. Entonces Simeón fue con él”. Dios no le dijo que llevara a Simeón para que de esa forma consiguieran la victoria, por el contrario, le dijo: “Los entregué en tus manos”, pero ellos limitaron al Santo de Israel. Todos queremos el apoyo de la carne, el apoyo de los hombres, todos queremos personas a nuestro alrededor, en el caso de Judá no sintió seguridad en lo que Dios afirmó, él quería sentir seguridad en el apoyo de su hermano. El Señor te llamó, pero tú quieres que venga alguien más para solo así sentirte seguro. Esto también le sucedió a Moisés, cuando Dios lo llamó por primera vez, se suponía que debía hablar con el Faraón, pero repetidamente dijo: “No puedo hablar, no puedo hablar” y Dios le dijo: “¿Quién hizo la boca del hombre?” y continuó: “Toma a Aarón, tu hermano. Será tu portavoz” y aunque fue una solución al problema de inseguridad de Moisés, no fue la voluntad de Dios, su deseo era que Moisés fuera el portavoz. Cuando Dios nos llama, también se encarga de equiparnos, entonces, ¿qué importa si tienen carros de hierro? pero Judá llamó a su hermano para que lo ayude. “Pelearás por mí y yo pelearé contigo” dijeron. Y aunque al inicio hubo victoria, pues Judá subió y el Señor derrotó a los cananeos, vemos en el versículo 19 que ellos no pudieron expulsar a los residentes de las montañas debido a los carruajes de hierro. En otras palabras, cuando limitas a Dios tu victoria es limitada, todo depende de la fe. No estoy diciendo que no debamos recibir ayuda de otros en medio de la dificultad, pero tu seguridad debe estar colocada en el Señor en primer lugar. Ten cuidado de limitar el poder de Dios, el Señor quiere hacer grandes cosas, pero todo depende de la fe, de la confianza que tengamos en Él. Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar y de ver las cosas, necesitamos ver que es en Cristo en quien todo lo podemos.
La Biblia nos narra que en un momento difícil de la vida de los discípulos, en un tiempo de desánimo, de desorientación, de incertidumbre, la presencia del Señor resucitado los lleva a cambiar la manera de ver sus días.
“Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada. Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar. Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.
Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.
Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos” (Juan 21:1-8, 11, 14)
Lanza la red a la derecha
Jesús les dijo que lanzaran la red a la derecha, es decir, todo lo que hagas hazlo confiando en la justicia de Dios que es Cristo, la derecha es la justicia de Dios.Todo acto que parezca imposible hazlo confiando en la justicia de Dios en Cristo.
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10)
“Como tu nombre, oh Dios, así tu alabanza se extiende hasta los confines de la tierra; tu diestra está llena de justicia” (Salmos 48:10)
Necesitamos comprender que después de experimentar la paz y la fe, que no dependen de la vista, debemos estar cimentados en la justicia de Cristo. Por ella somos lo que somos, por la obra de Cristo en la cruz tenemos vida, somos hijos amados, somos herederos de todas las cosas, libres de toda maldición ¡aleluya!
En sus fuerzas, en sus métodos, no consiguieron nada, pero en la justicia de Dios, en Cristo obtuvieron bendición. Confía en Él, espera en Él, no hagas nada por tus manos, todo lo contrario, es mejor orar, recuerda que los mayores milagros que el Señor hizo fueron en el día de descanso, de la misma manera Dios va a hacer grandes milagros mientras descansas. El resultado de esa confianza fue que capturaron tantos peces que no pudieron tirar de la red. Siete pescadores fuertes y experimentados no pudieron tirar de una red llena de peces.
Entender que eres amado te hace sensible a Él (Juan 21:7)
Aquellos que son conscientes de que son amados tienen una percepción rápida y precisa de que Dios está con ellos. Juan fue quien se dio cuenta de que era el Señor quien estaba en la playa. El amor nos hace sensibles para percibir la presencia del amado. No está más cerca de Dios quien ora más, quien ayuna más, sino quien es plenamente consciente que es amado. Necesitamos estar cerca del Señor, no todos los discípulos están cerca del Señor. Entre los discipulos habían setenta, luego doce, pero había un grupo de tres que estaba aún más cerca: Pedro, Santiago y Juan. De los tres, sin embargo, Juan era el más cercano. Nunca pienses que Juan tuvo un favor especial del Señor, solo era consciente del amor del Señor por él.
Cuando tienes revelación de quien es el Señor, el débil se hace fuerte
En el versículo 11 vemos, de manera asombrosa, que solo Pedro pudo arrastrar la red llena de peces hasta la playa, esto es impresionante, porque antes todos los demás juntos no habían podido sacarla. Esto muestra que, en la presencia del Señor, cuando hay revelación de que Él vive y que nos ama, los débiles se vuelven fuertes, los enfermos se vuelven saludables.
Para líderes, pastores y los que tienen revelación de propósito
“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34)
Nunca pienses que hacer la obra del Señor nos consume. En el evangelio de Juan, el Señor dijo que su comida consistía en hacer la voluntad del Padre, lo que significa que cuanto más hacemos su voluntad, más satisfechos, nutridos y fuertes nos volvemos. En la presencia de Cristo resucitado, no hay lugar para el agotamiento, para personas consumidas por el trabajo. No hay forma de ver la vida cristiana lejos de la obra, que cada día puedas crecer en la obra. La vida de la iglesia es dinámica e invita constantemente a ser parte de ella.
“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58)
Hemos sido llamados a estar firmes y perseverantes, pero también a crecer en la obra del Señor. En 1 Corintios 16:10, Pablo le llama “obra del Señor” a la edificación de la iglesia, que era lo que realmente él hacia, por lo tanto, es necesario que crezcas en esta obra, eso habla de estar comprometido en el desarrollo de la vida de la iglesia.