Actitudes en medio de la crisis

//Pr. Eliud Cervantes\\

Introducción – Palabra para la iglesia

El pastoreo y el ser pastoreado no es solo un trabajo físico, sino un trabajo sobrenatural.

“Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo” (Colosenses 2:5)

A pesar de que puedas estar en casa e incapaz de encontrarte con ningún pastor o líder, estás siendo amado, alimentado espiritualmente, pastoreado y cubierto tu vida en estos tiempos difíciles. Como iglesia, estamos juntos en espíritu.

“Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro” (Apocalipsis 1:12-13)

Aquí podemos ver a Cristo en medio de los candeleros (Iglesia), Él está cuidando de Su Iglesia, aún en medio de este tiempo.

Ahora con relación a la oración, cuando miras las Escrituras, la oración no se trata de motivar o persuadir a Dios para que haga algo bueno. La oración es llegar a un acuerdo y una alineación con la Palabra de Dios, declarando que su voluntad se hará como está en el cielo.

En estos últimos tiempos y más aún en momentos de crisis, normalmente las personas se concentran en sus problemas y las circunstancias que están viviendo. Por eso en días como este es esencial tener actitudes correctas para salir victoriosos.

Tener a Cristo en el centro

La primera actitud primordial para salir victoriosos en este tiempo es tener a Cristo en el centro de nuestras vidas. Yo sé que cuando hablo de esto muchos dirán: “Pastor eso es obvio”. Pero fue eso mismo que pasó con la Iglesia de Laodicea. Esa Iglesia creía que tenia todo, que no necesitaba de nada, pero la Palabra del Señor nos dice que esa Iglesia tenía a Cristo, pero fuera de ellos.

Jesús está de pie ante la puerta tocando y diciendo: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20) ¡Jesús está afuera de la Iglesia tocando la puerta e invitándoles a abrir la puerta! Él tenía el poder de simplemente abrir y entrar, pero Él está tocando, los está invitando a abrir.

En días como este, la iglesia y el cristiano muchas veces olvida a nuestro Señor Jesús, Él se torna, en la práctica, solamente en un ejemplo, un concepto. Pero debemos saber que Cristo es el primero y el último, Él es el principio y el fin. Él dice: Yo soy el Alfa y el Omega. Es decir, Él tiene la primera y la última palabra en nuestras vidas. No son las circunstancias o una persona que va determinar nuestra historia. Así que en TODO Él tiene el primer lugar y el último.

Saber que Dios está con nosotros

“Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente” (Jueces 6:12)

Este pasaje narra la historia del llamado de Gedeón. Israel estaba viviendo tiempos de crisis porque estaban siendo dominados por los Madianitas y estaban viviendo en cuevas y cavernas llenos de temor. En medio de eso Dios llama a Gedeón y cuando el ángel del Señor se le presenta, le dice: “Jehová está contigo”.

Cuán importante es saber que Dios está con nosotros, y no solamente saber sino creer en esa verdad. Cada día y circunstancia nos desafía a seguir creyendo en esa verdad. El enemigo siempre querrá llevarnos a creer al igual que Gedeón que Dios nos ha abandonado por causa de las situaciones que estamos viviendo.

“Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas” (Jueces 6:13)

Hoy en día podemos tener certeza de esa verdad, más aun sabiendo que somos un espíritu con Él: “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con Él.”

Tener su Palabra

“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré.” (Génesis 26:1-2)

En los días de Isaac hubo un tiempo de crisis, para ser exacto era un tiempo de hambre. Ciertamente no fue Dios quien envió o comenzó este tiempo de hambre, pero Dios usa esas circunstancias para demostrar que sus recursos son ilimitados. Sin embargo, vemos a Isaac que como todo hombre comenzó a ver las cosas desde el punto de vista natural y por eso quiso descender a Egipto; pero Dios le dijo que no descienda allá.

En días de crisis, cuán importante es tener la Palabra de Dios en nuestras vidas. Cuando hablo de la Palabra de Dios, me refiero a tener una dirección de parte de Dios para tomar decisiones. Estos días necesitamos tener claridad de la dirección del Señor. Es esa dirección que nos llevará incluso a prosperar en días de sequía y hambre.

“Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová” (Génesis 26:12)

Isaac fue alguien que prosperó en medio de un tiempo de hambre. La biblia dice que el cosechó cien veces más en ese año. Isaac es un tipo de creyente del Nuevo Pacto, porque él recibió todo al igual que nosotros en Cristo.

La palabra del Señor nos dice que Dios le dijo que permanezca en esa tierra y no descienda a Egipto, porque era en ese lugar que Dios lo bendeciría. Egipto es un símbolo de una vida natural que no depende de Dios, que se basa apenas en aquello que es temporal.

La actitud de sembrar en tiempos de sequía y hambre es una actitud de fe y de tener una Palabra del Señor. Fue debajo de la Palabra de Jesús que los discípulos tuvieron la pesca que nunca habían imaginado. Por eso, no andemos por vista, andemos por la fe.

No andemos por vista, sino por la fe

“porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7)

La palabra del Señor nos muestra la importancia de poder caminar por la fe. En realidad la única manera de vivir la vida cristiana victoriosa es por medio de la fe. Es por la fe que tomamos posesión de sus promesas, que agradamos a Dios y por eso estos días debemos caminar por la fe.

Es la fe que nos llevará a confesar las promesas del Señor y de esta forma nos apropiaremos de cada una de ellas.

“Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos” (2 Corintios 4:13)

Las promesas del Salmo 91 se hacen realidad cuando confesamos y solo confesamos aquello que creemos:

“Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré” (Salmo 91:2)

La fe vence al mundo:

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” (1 Juan 5:4)

Predicar a tiempo y fuera

“que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2)

Estos días de crisis también son días donde debemos predicar la Palabra y el apóstol Pablo instó a Timoteo que lo haga a tiempo y fuera de tiempo. Las personas que están a nuestro alrededor necesitan de las buenas nuevas. Esas buenas nuevas tienen poder para salvación (Ro 1:16). La palabra tiempo aquí en griego significa oportunamente, por tanto este es el tiempo oportuno. Seamos pisados e intensos al llevar estas buenas nuevas. Que el miedo o la circunstancia no te hagan callar.

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