Armados con la Verdad

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//Pr. Jose I. Galdos\\

img_512eeadd5925dUn día Jesús estaba exhausto después de haber predicado todo el día, pero el Espíritu lo llevó a que junto con sus discípulos subieran a una barca para salvar a un endemoniado al otro lado de la orilla. En pleno viaje Jesús se queda dormido y comienza una tormenta. La tormenta era muy dura, ya que había cuatro pescadores que sabían del asunto. Entonces fueron a despertar a Jesús, sabiendo que la barca estaba a punto de hundirse. Entonces Jesús se despierta, ve la situación y dijo: “queridos amigos, quizá ya llegó nuestra hora, quien sabe, la voluntad de Dios es que nos hundamos, al final El es soberano y quizá quiere que muramos ahogados aquí.”
¡Es lógico que Jesús no dijo eso! El no tuvo una actitud pasiva. Él tuvo una actitud activa e intensa frente a la situación. Primero exhorta a sus discípulos y después ordena a los espíritus que estaban detrás de esa tormenta que se tranquilizarán y punto.
Lamentablemente muchos creyentes toman la actitud de la primera parte de la historia distorsionada que conté de Jesús. Son pasivos delante de muchas situaciones en las que no pueden serlo.
En Juan 16:33 Jesús advirtió que en el mundo tendríamos aflicciones, pero que confiáramos porque Él había vencido el mundo, o sea la victoria la tenemos en El, ya es nuestra. Pero las aflicciones son inevitables. Vivimos en un mundo caído, son muchas las circunstancias adversas que nos rodean.
Desde el día en que nos convertimos entramos a una guerra. Si alguien te prometió de que la vida cristiana era todo color de rosas, te cuento que te mintió. Como creyentes necesitamos estar conscientes de que estamos en una guerra constante.
Es más, la Palabra nos muestra que somos soldados. Como soldados necesitamos saber contra quien estamos luchando. No es posible tener un soldado en el ejército que no sepa contra quién está luchando.
Dentro de las adversidades que existen en la vida de un creyente, no todas vienen de parte de Dios. Muchos creyentes comenten el error de llamar a todo de voluntad de Dios, ¿pero será que todo es voluntad de Dios en la vida de un soldado de Cristo? Definitivamente no. Un no rotundo.
Cuando leemos 2 Corintios 2:11 vemos que necesitamos saber las artimañas de nuestro enemigo. No puedes llamar a todo ataque de voluntad de Dios.
Muchas cosas provienen de Dios con el propósito de que seamos tratados, transformados, nuestro ego ser demolido; etc. Dios por ejemplo usa el desierto para que seamos tratados. Podemos resumir esto de la siguiente forma. Un día yo aprendí de que como discípulos de Cristo, y como personas que fuimos incluidas en El, necesitamos pasar por lo que Cristo pasó, pero no necesitamos pasar por lo que El no pasó.
A esta altura, quizá te estas preguntando como podemos distinguir de una forma más clara aquellas aflicciones que no vienen de parte de Dios. Creo que el mejor filtró lo encontramos en Juan 10:10. Todo lo que tiene que ver con robar, matar y destruir viene de nuestro enemigo. Ese es el mejor filtro que puedes usar delante de las circunstancias para saber de quién viene. Si es de Dios no será para robar matar y destruir.
Me gustaría mencionar a la luz de la palabra tres grupos de ataques que no vienen de parte de Dios y que no los podemos aceptar.
1. Culpa y condenación. Si colocamos la culpa y condenación en el filtro de robar, matar y destruir, entonces encaja perfectamente. Muchos aún siguen creyendo que Dios es un Dios que nos condena, que nos acusa. Sobre qué la Palabra nos dice todo lo contrario, como en Romanos 8:33-34. Simplemente no hay más condenación para aquellos que están en Cristo Jesús. Muchos vienen al culto con un corazón de adorar al Señor, y de pronto en el tiempo de la adoración vienen pensamientos de acusación. Muchos hasta creen que es el Espíritu Santo que les está mostrando lo indignos que son. Pero no es el Espíritu Santo, es el espíritu de la acusación del diablo.
Es triste ver cuanta gente se va de la iglesia por causa de la culpa que los destruye. Muchos hasta creen que Dios pierde su paciencia.
Es claro que si estás viviendo en desobediencia, la Palabra dice que tu mismo corazón te condenará. Mi querido hermano, si cometiste algún error, abogado tenemos para con el Padre, Jesucristo. Debes de levantar tus ojos y ver la obra de la cruz. Declarara que eres justo, que El ya te perdonó y seguir adelante. La culpa y la condenación no vienen de nuestro Dios.
Definitivamente existe la disciplina de parte de Dios. Pero la disciplina de Dios no te destruye, no te condena. Todo lo contrario, te transforma y te lleva a un nuevo nivel. Sabemos que la condenación y la corrección producen ambas una mala sensación. Sólo que la corrección te lleva al arrepentimiento y la condenación a sentirte avergonzado.
Necesitas creer que El ya te perdonó. Muchas veces delante de esa culpa necesitas abrir tu boca y confesar lo que Dios dice. Hechar fuera toda condenación de tu vida.

2. Enfermedad y dolencia Salmo 103:2-3 Isaías 53:4-5
En ambos versículos vemos que Jesús llevó TODA enfermedad y maldición en la cruz. No dice sólo el 80%, sino que dice todas. Todas es todas. Ambos versículos colocan a la sanidad física y perdón de pecados juntos. ¿Por que? Porque en el paquete de la salvación, vino también la sanidad y la libertad de todo tipo de maldición.
Es triste encontrarnos con creyentes que aún creen que la enfermedad es parte de la voluntad de Dios para sus vidas. Otro peor, creen que la enfermedad es disciplina de Dios a sus vida. ¡Que aberración! Algunos creen que tienen un Dios bipolar, que dice una cosa pero práctica otra.
Mi querido hermano, la enfermedad no es de Dios y no debes de aceptarla. En los evangelios no encontraremos a la gente buscando a Jesús por sanidad y Jesús diciéndoles que no los podía sanar porque el Padre los estaba tratando con esa enfermedad. Todo lo contrario, si había fe todos eran sanados. La enfermedad no es de Dios. Ni siquiera venos esto con los apóstoles. La gente buscaba a los apóstoles para recibir oración y ellos no decían que iban a orar primero para ver si era o no la voluntad de Dios que sean sanados. No vemos ningún versículo así. Ellos simplemente oraban para que sean sanados porque sabían que era el deseo de Dios sanarlos a la luz de la verdad.
Creemos que hasta Dios puede permitir la enfermedad, pero para que El sea glorificado. Sólo para eso. Para que la gente pueda ver que El es Jehová Rafa, el Dios que sana.
Quizá muchos a esta altura están diciendo. Pastor pero yo conozco gente que murió creyendo y no fue sanada. Aquí te hago la siguiente pregunta. ¿Vas a basar tu vida cristiana en la experiencia de los demás o en lo que dice la Palabra? Tu vida no puede estar basada en lo que le pasó a otra persona, a otro creyente, o aún a otro pastor. Tu vida tiene que estar firmada en la verda. La verdad dice que El ya llevó toda enfermedad, por sus llagas fuimos sanados.
Y sinceramente no sabemos si esa gente tuvo o no una fe genuina. Quizá sólo fue una vaga esperanza y quizá por eso no fueron sanados. No permitas que la historia de otras personas que no han logrado su sanidad te alejen de tu creencia en sus promesas. Necesitas tomar una decisión. Yo ya la tomé. Prefiero basar mi vida en la VERDAD.
Delante de la enfermedad no podemos ser pasivos. Necesitamos abrir nuestra boca y confesar las promesas del Señor. Prohibir al enemigo que se levanté con esos ataques físicos. Simplemente no quedarse con los brazos cruzados.
Alguien me dijo, porque todo esto parece ser tan difícil y lejos de la realidad de muchos cristianos. Creo que la respuesta está en la falta de revelación y la falta de conocer la verdad. Su Palabra dice que perecemos por falta de conocimiento.
3. Carencia y pobreza Muchos creen que humildad es pobreza. Hasta creen que los pobres le caen mejor a Dios. En realidad no hay ninguna virtud en la pobreza. Filipenses 4:19
Si vemos el contexto de este pasaje, se está refiriendo al área financiera específicamente. El quiere bendecir nos aun económicamente y darnos la sabiduría para prosperar. Prosperidad es ser bendecido al punto que pueda bendecir a otros. El mismo Salmo 91 promete que caerán 1000 a nuestro lado y al otro 10000, pero a nosotros no llegará. Es un hecho que podemos pasar por circunstancias momentáneas económicamente hablando, que hasta son necesarias para depender de Dios. Pero una vida de miseria, mi querido hermano, eso no es de Dios.
Necesitamos estar armados y preparados. En una emergencia dentro de un avión, nos encontramos con dos tipos de actitudes. La actitud de los pasajeros y la actitud de los pilotos. Cuando surge alguna emergencia en un vuelo, los pasajeros salen asustados, disparados, gritando, alarmados y otras más. Pero tu ves a los pilotos serenos tomando el control del avión. La diferencia está en que los pilotos conocen el manual del avión, pero los pasajeros no. Muchos cristianos se desesperan y hacen lo que no deben de hacer delante de estas circunstancias por causa de que no conocen el manual. Nuestro manual es la Palabra de Dios. Jeremías 29:11
Armémonos con la verdad y recibamos la victoria que ya nos fue dada en la cruz!
Confiesa. En el mundo hasta puedo tener aflicciones, pero confiaré, ¡porque Jesús ya venció el mundo! ¡Aleluya!

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