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//Pr. Mauricio Vizcarra\\
Cierta vez le preguntaron a Hellen Keller qué sería peor que ser ciego de nacimiento. Ella respondió inmediatamente: “Tener vista y no tener visión”. He descubierto que si les preguntamos a personas de éxito qué les ha ayudado a llegar a donde están en la vida, invariablemente hablan de una meta, un sueño, una misión, un propósito; algo que los ha motivado durante años para que llegaran a ser lo que finalmente llegaron a ser.
Lo trágico es que nuestro mundo está lleno de lo que yo llamo “hombres superficiales”, es decir, personas que ven solo lo inmediato. Solo se esfuerzan por alcanzar aquellas cosas que pueden tocar con sus manos. Esa es una persona exitosa. Los que no tiene éxito solo son motivados por el presente. No piensan en el mañana. No miran más allá de sí mismos. Se aferran con fuerza al presente, sin siquiera pensar lo que el mañana puede depararles.
LAS ETAPAS DE UN SUEÑO Lo pensé.- todo comienza por un pensamiento, en una semana se torna irresistible y decides comprarlo.
Lo compre.- es cuando estamos dispuestos a pagar el precio de ese sueño. Siempre pagamos el precio, antes o después, es un ley.
Es mío.- es cuando lo disfrutas completamente , te hace feliz lo que haces y eso se torna en una visión.
A.-DETENENIDO POR UNA VISIÓN Veamos a Pablo. Creo que uno de los ingredientes claves de su vida fue su visión. No sólo vio lo que era, sino también vio lo que la gracia de Dios podía permitirle llegar a ser. Fue esa visión lo que lo mantuvo firme durante todo su ministerio. En Hechos 26:19, cuando se presentó delante del rey Agripa, le dijo: “Así que, rey Agripa, no fui desobediente a esa visión celestial”. A pesar de todos los problemas que había encontrado en su ministerio, a pesar de lo que iba a sucederle, había sido obediente al sueño que Dios le había dado. La visión que Dios dio a Pablo hizo varias cosas por él. Primero, lo detuvo. Si tenemos un gran sueño, si tenemos una visión que es un desafío para nosotros, nos hará detenernos en seco en medio del camino.
En uno de esos viajes iba yo hacia Damasco con la autoridad y la comisión de los jefes de los sacerdotes. A eso del mediodía, oh rey, mientras iba pro el camino vi una luz del cielo, más refulgente que el sol, que con su resplandor nos envolvió a mí y a mis acompañantes. Todos caímos al suelo, y yo oí una voz que me decía en arameo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¿Qué sacas con darte cabezazos contra la pared?” Y yo dije: “¿Quién eres, Señor?” “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” ¾me dijo el Señor¾ (Hechos 26:12-15).
Nuestras visiones quizá no sean tan profundas. Pocos de nosotros tenemos una experiencia como la del camino a Damasco. Pero, como Pablo, si tenemos una gran visión, nos hará detener en medio del camino y nos permitirá vislumbrar lo que tenemos: el potencial de llegar a ser.
Lo que sucedió en la vida de Pablo puede suceder en nuestras vidas. Cuando nos vemos a nosotros mismos en la forma correcta, suceden dos cosas. Primero, si tenemos una gran visión, nos hará detener en medio del camino y nos permitirá vislumbrar lo que tenemos: el potencial de llegar a ser.
. ¿recuerda que Isaías tuvo una visión de Dios? Y esa visión lo hizo detenerse. Comenzó a verse a sí mismo, y su primer comentario fue: “¡Ay de mí!” En efecto, era como si dijera: “¡Oh! Estoy en problemas. No soy lo que debería ser; no soy lo que Dios quiere que yo llegue a ser” (Isaías 6:5).
Cuando tenemos una visión de Dios, y esta nos hace detenernos, no solo vemos nuestra posición, sino que, gracias a Dios, también vemos nuestro potencial. Vemos nuestras posibilidades. La buena noticia es que Dios cree en usted, y no le permitirá que se vea a sí mismo, y a sus problemas, sin ver también su potencial. Él no desea frustrarnos; nos alentará y nos ayudará a ver lo que podemos llegar a ser. Isaías pasó del “¡Ay de mí!” al “Aquí estoy. ¡Envíame a mí!” (Isaías 6:8). Leer (Isaías 6:6-8 )
El valor de una visión es que nos anima a entregar en cualquier momento todo lo que somos, para poder recibir todo lo que podemos llegar a ser.
B.-ENVIADO POR UNA VISIÓN La visión que Pablo tuvo lo detuvo, pero también lo envió. Y un sueño dado por Dios nunca se limitará a detenernos, sino que siempre nos enviará a hacer algo. La visión o el sueño que Dios tiene para usted siempre le permitirá tocar otras vidas
Ahora ponte en pie y escúchame. Me he aparecido a ti con el fin de designarte siervo y testigo de lo que has visto de mí y de lo que te voy a revelar. Te libraré de tu propio pueblo y de los gentiles. Te envío a éstos para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados. (Hechos 26:16-18).
Como en el caso de la visión de Isaías, la visión de Pablo le ayudaría a tocar a los demás.
C.-FORTALECIDO POR UNA VISIÓN Si la visión es dada por Dios, hará que nos detengamos, después nos enviará, y nos fortalecerá. Al hablar delante del rey Agripa, Pablo le relató algunas de las dificultades que había tenido (Hechos 26:19-23). La clave está donde dice que ha tenido la ayuda de Dios. La meta lo fortaleció. Recibimos una visitación de Dios, y luego seguimos nuestra visión para Dios. Él nos visita, viene sobre nosotros, nos da poder y nos fortalece; y nosotros comenzamos a hacer realidad su visión. En 21 Corintios 11:23-28, Pablo escribe acerca de algunos de los problemas que debió soportar. Escribe sobre muchos dolores y encarcelamientos, de haber recibido “los azotes más severos, (he estado) en peligro de muerte repetidas veces”.
Ahora bien, ¿qué fue lo que ayudó a Pablo a atravesar todas estas dificultades? Es muy simple. Pablo tenía una visión. La visión marca la diferencia. Cualquier problema es problema cuando no hay propósito. Pero ningún problema es problema cuando hay un propósito.
D.-UNA VISIÓN QUE NOS HACE CRECER La visión de Pablo hizo que él se extendiera; lo ayudó a ser lo que él nunca hubiera llegado a ser sin ella. Nunca alcanzaremos nuestro potencial a menos que sigamos nuestros sueños a menos que hagamos realidad nuestra visión. (Hablar sobre la visión de la iglesia)
E.-SATISFACCIÓN GARANTIZADA Veamos qué le sucedió a Pablo en quinto lugar. Su visión, es decir, su sueño, lo satisfizo.
Cuando se presentó delante del rey Agripa, fue con un cierto sentido de satisfacción que le dijo:
“No fui desobediente a esa visión celestial” (Hechos 26:19). Pablo estaba muy satisfecho de haber sido obediente, de haber seguido su sueño.
. Jesús dijo que si queremos conservar nuestra vida la perderemos, y que si la perdemos la salvaremos (Lucas 9:24).
.Cuando aconsejo a una persona, descubro que el problema principal es que ha perdido sus sueños. Ha perdido sus metas; ha perdido su propósito. Cuando perdemos un sueño o el propósito en el matrimonio, perdemos el matrimonio. Cuando perdemos el propósito en nuestro trabajo, perdemos el trabajo. Cuando perdemos el propósito de nuestra salud, morimos. Y cuando perdemos nuestra visión el ministerio, lo perdemos todo.