//Pr. Miguel Bautista\\
“Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?” (Mateo 19:27)

El contexto de este versículo es el del joven rico que va donde Jesús y le pregunta sobre la vida eterna, Jesús responde dándole algunos mandamientos y el joven continúa de una manera petulante, presumiendo que el cumple todo eso. Ahí el Señor Jesús le dice: “Entonces vende todo lo que tienes, dalo a los pobres, ven y sígueme”. Entonces él se entristece y se va. La Biblia nos dice el porqué, él tenía muchas posesiones. Alguien que tiene sus ojos en las cosas de este mundo difícilmente puede ser discípulo de Jesús.
Todo esto sucedía a la vista de los doce. Normalmente Jesús era rodeado de tres tipos de personas: multitud, seguidores ocasionales y los doce, o sea sus discípulos. Tienes que entender bien esta diferencia, Dios ama a todos por igual, pero no todos agradan su corazón. En ese momento Pedro hace una pregunta, frente a los doce: “Nosotros lo hemos dejado todo ¿nos vas a dar algo?” De esto es lo que quiero hablar hoy día.
La pregunta es ¿será que los que hacemos la obra, los que lideramos células, discipulamos, predicamos el Evangelio y hemos asumido un encargo, nuestro trabajo será en balde? ¿Será que Dios olvida? Por supuesto que no, Él es justo y bondadoso. La obra de Dios trae beneficios como resultado a todos los que hacemos su voluntad.
- Te capacita en un liderazgo vivo
“Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Éxodo 4:10)
Moisés fue alguien que fue usado grandemente por Dios, al principio se notaba que sería un gran hombre, probablemente un gran faraón, pero Dios tenía un plan más grande para él y tuvo que capacitarlo por cuarenta años en el desierto. De igual manera hoy Dios está levantando jóvenes y adolescentes que son capacitados por el Espíritu Santo. En el momento que ellos se preparan para compartir la Palabra, buscan de Dios y son llenos de osadía, denuedo y liderazgo en medio de la obra, con todo eso ellos son de bendición en sus lugares de trabajo, estudio o familias.
Hoy se invierte mucho dinero en coaches (Entrenadores de mente), hay academias de liderazgo, oratoria, etc., pero la Biblia dice que la misma unción del Santo nos capacita para hacer la obra. Al ser llenos del Espíritu Santo somos más capacitados para servir en la iglesia y también para la vida.
Liderazgo habla de ser patrón, punto de referencia y también habla de testimonio y todo eso lo aprendemos aquí en la iglesia. El mundo hoy escoge personas capacitadas, entrenadas para ser líderes, pero en la obra de Dios no es así, ya que Él levanta para capacitar a los que ha escogido y eso nos ayuda en toda área de nuestras vidas.
- Te trae deleite y descanso al alma
“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34)
La Biblia nos muestra en esta porción que Jesús les dice a sus discípulos que su comida (necesidad y placer) es hacer la voluntad de su Padre, pero si vamos al contexto nos daremos cuenta por qué dice eso. La Biblia dice que Jesús pasa por Samaria (Un lugar no tan frecuentado por judíos ya que samaritanos y judíos no se llevaban bien) y de pronto llegan a un pozo y Jesús expresa: “tengo hambre”, en eso los doce se van a la ciudad a comprar comida y en ese trayecto viene una mujer a coger agua del pozo, más o menos al medio día. Había horarios para coger agua en ese tiempo, por ejemplo, a las 6 a.m. entraban las mujeres casadas, 9 a.m. iban las mujeres solteras y al medio día iban las mujeres que no tenían buena reputación. Jesús y una mujer tienen una conversación y ella queda expuesta, pero también encuentra en Jesús consuelo y no condenación; la mujer feliz se dirige a su pueblo a contar lo que había pasado. Mientras eso pasaba, llegan los discípulos con la comida y le dicen: “Maestro, come”, pero Jesús les responde lo que hemos leído.
Comida, en la Palabra de Dios, habla sobre deleite y necesidad que trae plena satisfacción para el hombre y eso es lo que nosotros encontramos al servir, somos plenos y recibimos más cuando somos instrumentos en sus manos.
- Te prospera en cada área de tu vida
“¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto” (Hageo 1: 4-6)
Al colocar en contexto este versículo nos damos cuenta que, tras la caída del reino de Babilonia y el inicio del imperio Persa, le fue permitido al pueblo de Israel volver y reconstruir su nación, pero la mayoría ya estaban cómodos y sin deseos de volver. Es ahí que Dios levanta a Nehemías, Zorobabel y Hageo para que puedan ser instrumentos para llevar y animar al pueblo. Así comenzó la reconstrucción y cuando llegó el momento de reconstruir el templo ya los hombres estaban muy cansados, ya no querían hacerlo y comenzaron a construir sus casas, labrar la tierra y a priorizar sus hogares, es ahí que Hageo les dice esto al pueblo de Israel.
El detalle era que lo que sembraban no coincidía con lo que cosechaban, querían prosperar, pero no sucedía, comían y no se saciaban. Dios le dice a Hageo que todo eso pasa porque se están preocupando por sus casas y no por la casa de Dios. El templo hoy es representado por la iglesia y necesitamos también preocuparnos por la casa del Señor, no solo por nuestra prosperidad, si actuamos correctamente la promesa es que Él se preocupará por nuestras casas. Dios nos va a bendecir y prosperar, pero también tengamos en cuenta la casa del Señor.
Frente a la pregunta de Pedro el Señor Jesús le responde:
“Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna” (Mateo 19:29)
Jesús aquí le responde a Pedro y les dice a los doce que todos los que hayan dejado algo por Él, les dará 100 veces más. Porque Dios no deja al aire a todos aquellos que hemos decidido servir y edificar casa para Dios. Esto no lo dice a toda una multitud, se lo dice a los discípulos.
Cien veces más se refiere al disfrute que tendremos con las cosas que lleguemos a conseguir en Dios. El hombre puede conseguir muchas cosas con su brazo, pero cuando Dios bendice da mucho más de lo que uno se imagina (Matrimonio, hijos, ministerio, alegría en el hogar, etc.). Vale la pena servir al Señor, somos nosotros quienes ganamos y somos bendecidos. Este es el tiempo para ser parte de la edificación de la casa del Señor.
Poderosa Palabra, Amén.