//Pr. Luis A. Núñez\\
En Hebreos 11 tenemos el capítulo de los HÉROES DE LA FE. Este capítulo narra proezas de fe y este texto comienza con una pregunta:
“¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros” (Hebreos 11:32-34)
Como les dije, no hay detalles insignificantes en la Biblia. Entonces, cuando leo la Biblia y veo la mención de Gedeón y Barak lo primero que nos sorprende es el orden cronológico. Cronológicamente hablando ¿quién vino primero? Barak vino antes que Gedeón, pero aun así se menciona primero a Gedeón. Lo mismo sucede con Sansón y Jefté, Jefté estuvo antes que Sansón, pues Sansón está al final de los jueces. Si bien Samuel fue oficialmente el último juez, pero Sansón fue el último juez descrito en el libro de Jueces, sin embargo, Sansón es mencionado antes que Jefté.
Lo que vemos aquí es que hay un sentido profético. Sansón, el último juez murió ciego, por otro lado, el tiempo de los reyes terminó con la llegada de Nabucodonosor y el último rey de Judá (Sedequías) también fue cegado. En Apocalipsis, la última iglesia era Laodicea y sobre ella el Señor dijo: “He aquí, estás ciego …” (Apocalipsis 3:17), es decir todo lo que el hombre hace, en cualquier tiempo, ya sea en el tiempo de los profetas, en el tiempo de los reyes, de los los sacerdotes o ahora en el tiempo de la iglesia, pero olvidando que el Señor es el primero, es porque estamos ciegos.
Observa algo, cuando Dios pone un nombre primero Él nos muestra su prioridad, Dios reconoce que alguien está antes que otro, por eso la secuencia no es cronológica, entonces el orden se basa en calidad de la fe, en la excelencia de la fe. Definitivamente la fe más grande viene primero, es decir, la fe debe crecer como el grano de mostaza, que es pequeña, pero crece hasta tornarse en el arbusto más grande (Lucas 17:6, Mateo 17:20)
Veamos entonces.
Gedeón y Barak
Ambos tenían fe, de lo contrario sus nombres no estarían aquí en Hebreos 11, pero la fe de Barak fue condicionada a los recursos, él dijo a Débora: “Si vas conmigo, yo iré contigo”, mientras que la fe de Gedeón muestra que sus ojos estaban puestos en el Señor, aunque, a decir verdad, en un principio no fue así, pero su fe creció, mientras que Barak miraba a Débora como base de su confianza.
“Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años. Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot” (Jueces 4:3-4)
Veamos algunos detalles, durante veinte años, Jabin oprimió duramente a los hijos de Israel, por otro lado, Débora era una profetisa, esposa de Lapidot, quien estaba juzgando a Israel en ese momento.
“Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Vé, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos? Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré” (Jueces 4:6-8)
Dios quería que Barak destruyera a Sísara, pero ¿qué respondió Barak? en el verso 8 Barak miró a la profetisa y le dijo: “Si vas conmigo, yo iré; sin embargo, si no vas conmigo, no iré “, entonces la profetisa respondió: “Ciertamente iré contigo, pero no será tu gloria por la jornada que emprendes; porque Jehová entregará a Sísara en manos de una mujer”. Dios dijo que entregaría Sísara a Barak, pero cuando Barak le exige a Débora que vaya con él, su actitud limita al Santo de Israel, él muestra que su confianza está en los recursos, en ese momento su seguridad era Débora, su seguridad no estaba en lo que Dios demandó, sino en lo que le daría seguridad, entonces Dios le dice: “No habrá gloria para ti”, en otras palabras, no serás protagonista de la victoria completa, el crédito fue para una mujer cuyo nombre es Jael. La Biblia cuenta que Sísara llegó a la tienda de Jael, ella lo hizo dormir y usó una estaca que se la clavó en la sien. Gedeón confió plenamente en Dios, de manera que aceptó sin reproche despedir a miles de soldados y quedarse con 300 para enfrentar a miles, Barak confió más en la fuerza humana que en Dios.
Sansón y Jefté
¿Qué hay de Sansón y Jefté? De hecho, Sansón es un héroe muy peculiar, pero tenía fe en Dios. Su nombre se menciona en el capitulo de la Fe. Naturalmente muchos cuestionan cómo es que Sansón con la conducta que tuvo está en la lista de Hebreos, en el capítulo de la fe y es nombrado antes que Jefté. La Palabra de Dios dice que Sansón mató a mil hombres con la quijada de un burro, la cual la encontró todavía fresca, la tomó e hirió a mil hombres con ella.
“Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres. Entonces Sansón dijo: Con la quijada de un asno, un montón, dos montones; con la quijada de un asno maté a mil hombres. Y acabando de hablar, arrojó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi. Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos? Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore, el cual está en Lehi, hasta hoy” (Jueces 15:15-19)
Sansón clamó al Señor y le dijo: “Has dado gran liberación”, le dio a Dios toda la gloria. Nada de esto se basó en la ley, pues si se basara en la ley, Sansón se habría equivocado, es decir, habría infringido la ley cuando tomó la quijada del burro. Tocó un animal muerto, en este caso el esqueleto de un burro y no podía hacer eso porque era un nazareo y el nazareo estaba prohibido de tocar cualquier cadáver, sin embargo, Dios le trajo la victoria, en cierto modo, actuó como la mujer sirofenicia, en el caso de ella, no era el momento para los gentiles, pero ella logró la bendición que solo se daría en el futuro porque creyó, porque confió.
La fe trasciende el tiempo y el espacio. Aquí Sansón no está bajo la ley, estaba bajo la gracia. Toda expresión de fe te lleva a la esfera de la gracia, él estaba trabajando por fe en el Señor, estaba buscando al Señor. Cada vez que el hombre actúa por fe, entra en la esfera de la gracia, nadie puede tener fe basada en el mérito de la ley.
¿Por qué fue colocado antes de Jefté? Jefté vino primero y ¿quién fue Jefté? La Biblia dice que era hijo de una prostituta, inicialmente fue rechazado por sus hermanos, por su tribu. Más tarde, cuando llegaron los enemigos, lo volvieron a llamar porque era un guerrero.
Sansón clamó al Señor, confio plenamente en su misericordia, pero Jefté hizo un negocio con el Señor, es decir, no creía en su carácter como Dios de amor y le dijo:
“Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto” (Jueces 11:30-31)
Cuando no tienes una relación con Dios, haces un sistema de intercambio. Decimos: “Dios, si haces esto por mí, yo haré esto por ti”. Esto muestra una fe débil, muestra una calidad inferior de fe ¿Sabes quién vino a recibirlo primero? Su hija, no la mató porque Dios no quiere un holocausto humano. La Biblia dice que ella lloró su virginidad, en otras palabras, por el resto de su vida, ella nunca se casó.
David, Samuel y los profetas
¿Qué podemos hablar de David y Samuel? y en Samuel 8, tenemos el único error que puedo ver del profeta Samuel, puso a sus hijos como jueces de Israel, pero sus hijos no caminaban en sus caminos, se extraviaron detrás de ganancias deshonestas, aceptaron sobornos y pervirtieron la justicia. Sabemos que David amaba a sus hijos, pero nunca los puso en posición de autoridad. Absalón usó la autoridad, pero no fue David quien lo colocó.
Samuel, habiendo envejecido, hizo a sus hijos jueces sobre Israel. El primogénito se llamaba Joel y el segundo Abias y fueron jueces en Beerseba. Sin embargo, sus hijos no recorrieron sus caminos, más bien, se inclinaron ante la avaricia, aceptaron sobornos y pervirtieron la ley (1 Samuel 8:1-3). No quiero decir nada negativo sobre el profeta Samuel, su carácter es precioso, pero en términos de fe, David tenía la fe que Dios realmente aprobó.
El último grupo es el de los profetas, los profetas se colocan al final. Todos los nombres mencionados aquí son personas comunes, excepto David, que era rey ¿Qué dice eso? El Señor está diciendo que la gente común puede caminar en esa excelencia de fe.
Dios te ve como alguien más grande que los profetas
“De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él” (Mateo 11:11)
Dios te ve como más grande que los profetas, porque has creído en El, en la obra consumada. Vive como tal, vive una vida de vicoria, por eso Dios nos llamó a celebrar la Santa Cena para cada vez tener “memoria de Él”, de lo que Él hizo. El mundo apenas recuerda la pasión como un acto religioso, pero Dios nos mandó a recordar lo que Él hizo para alimentar nuestra fe en cada momento.