Cómo edificamos nuestra vida cristiana

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//Pr. Luis A Nuñez\\

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(Mateo 7:24-28, Lucas 6:46-49)

El Señor Jesús hace una comparación interesante en esta metáfora en la que hay dos hombres y dos casas. Es interesante ver que la comparación en ambos personajes está en función de quienes oyen y no practican o no “hacen” y quienes oyen y practican o hacen, en realidad tanto Lucas como Mateo usan la palabra “practicar”, que es una palabra que se deriva de la palabra griega “poiema” de donde se deriva la palabra castellana “poema” esto es muy interesante ya que el “practicar” algo es el resultado de conciencia de esa práctica, esto entonces implica deseo, expectativa y cuidado en el hacer. Practicas deporte o te mandaron hacer deporte.

Abecés el obedecer está más ligado al reconocimiento de autoridad (que por cierto es necesario) que al entendimiento real de la ejecución del mandato y como consecuencia de este nivel de obediencia en la ejecución no hay expectativa, ilusión de resultados si no solo el deseo de acabar lo ordenado.
Pero ambos son necesarios para la construcción de una vida victoriosa, el obedecer y el practicar, la Biblia RV del 95 la traduce como obedecer en el libro de Lucas, pero casi todas las traducen como practicar o hacer que sería la traducción más acertada, y es que la edificación real es “hecha” no solo con el acto de obedecer si o si, sino de “hacer” de esto un “poiema”, un entender con expectativa, quiero poner un ejemplo sobre el diezmo si yo obedezco solamente probablemente muchas veces tenga en el corazón el hecho de la cuestión ¿porque? Y concluya si no lo entiendo en que debo hacerlo, y terminare en ese grupo dentro del pueblo de Dios al cual El Señor se refiere como “este pueblo de labios me honra pero su corazón está lejos de mi” pero si yo abro mi corazón al entendimiento de su palabra y tengo expectativa ilusión, deseo de hacerlo que es el practicar, que se dice aquí ósea en el caso del diezmo “alegría”, estaré edificando sobre la roca. Ej. una receta aprendida en la tv. O el aprender a manejar carro sabes porque hay que cambiar las caja o arrancar en primera si lo sabes disfrutas el hacerlo que el solo hacerlo porque si, o porque cuando haces una ensalada de frutas con plátano y manzana te dicen que así piques la fruta le pongas jugo de naranja o limón, tu dice ¿Por qué? Y te dicen ¡tú hazlo no más! , pero porque no me gusta el limón, pero oye el ácido cítrico evitara la oxidación de la fruta y no se hará negra.
Estas dos actitudes son necesarias, para la edificación oir y practicar o hacer, el señor Jesús las llama en esta comparación de edificar sobre roca, a quien oye y hace y contrariamente la llama de edificar sobre arena a quien oye y no hace.
A.- Veamos las semejanzas entre los dos hombres Los dos tienen el mismo deseo, pues ambos deseaban construir una casa como así lo hicieron de hecho está hablando de dos tipos de cristianos, Percibe que ambas construcciones se vieron sometidas a las mismas pruebas, fueron objeto de las mismas condiciones adversas. Sin embargo, había algo que las diferenciaba, esa diferencia marco la prevalencia de una y el colapso de la otra, esa diferencia estaba en “el fundamento”.
Podemos decir que aparentemente ver las casas desde afuera, no daba para ver que había diferencia entre ellas, pero la diferencia estaba en el fundamento.
Entonces podríamos decir que en realidad, lo que pretende el Señor Jesús no es mostrarnos la semejanza, sino básicamente la diferencia.
Y esta diferencia no se vio hasta que llegó la lluvia torrencial, el fuerte viento y los ríos. La lección es clara: la desigualdad entre un cristiano vencedor y otro que no lo es, no es algo obvio externamente, ya que sólo se evidencia cuando vienen las pruebas.
Son las pruebas las que determinan nuestra verdadera posición en Cristo.
Son las pruebas las que revelan nuestro tipo de edificación.
Las pruebas someten a examen nuestra vida
Contra aquellas casas vinieron el mismo tipo de adversidades: la lluvia, los torrentes y el viento, los cuales pusieron a prueba la solidez con que habían sido construidas. Mientras una soportó todos los embates de las inclemencias, la otra no aguantó la prueba y se derrumbó. Tanto si nos gusta como si no, seamos creyentes verdaderos o sólo en apariencia, la evidencia de que nuestra vida tiene un sólido fundamento, sólo es posible saber cuándo nuestra fe es puesta a prueba (1 P. 1:6-7). Por lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. 8Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, creyendo en él aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso.
El señor dijo en el mundo tendréis aflicciones, Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.
Las pruebas no solo son problemas son también circunstancias, que determinaran la firmeza de nuestra fe.

B.- Las diferencias entre los dos hombres Lucas. 6:47-49. Nos muestra que el hombre prudente excavó y ahondo para echar el fundamento, en la roca mientras que el insensato no excavó nada, ni se ocupó de poner el fundamento o cimiento.
2.Características del hombre insensato. La primera es que tenía prisa. Las personas insensatas siempre desean hacerlo todo al instante porque no pueden esperar.
a. El insensato es impaciente, nunca se toma el tiempo necesario porque está más interesado en los resultados inmediatos. El manifestó : “quiero disponer de la casa en seguida, no tengo tiempo para hacer los fundamentos”.
b.Tampoco está dispuesto a escuchar las instrucciones, no presta atención a las normas que rigen la construcción, no quiere escuchar consejos de las personas ideales,
c.no quiere pagar el precio de lo que significa poner un fundamento, y no quiere hacerlo sobre la roca busca lo más fácil. Sabes que abecés el fundamento es más caro que la construcción.
Lo mismo ocurre en nuestra vida cristiana, que en este caso es no hacer o poner en práctica las enseñanzas que había dado el señor Jesús. El insensato no solamente tiene prisa o no quiere atender a las normas, sino que además considera todo esto innecesario, porque lo que le importa son sus propias ideas y no quiere ser instruido por nadie. Por último, el insensato nunca examina las cosas en detalle ni se detiene a contemplar las posibles eventualidades.
Características del prudente. El contraste es total con el anterior. Cuando decide construir lo hace de manera sólida y duradera. Busca a los expertos que le ayuden.
Se toma tiempo y averigua todo lo que puede sobre la mejor manera de tener una casa segura. No le importó prestar una atención especial a los fundamentos porque no se contentó solamente en cavar una zanja para cubrirla con piedras que sostuvieran la casa o en buscar un terreno rocoso sobre el que edificar su hogar,
sino que ahondó y después de mucho trabajo tuvo terminado el fundamento.

Era la parte que no se veía, pero era lo más importante de todo el edificio. Así ocurre también en la vida cristiana, donde nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo (1 Co. 3:11). Hoy más que nunca debemos señalar las diferencias entre cristianos victoriosos y derrotados pues aunque externamente pueden parecen iguales, hay algo que les distingue: el fundamento sobre el que han edificado sus vidas.
Unos han edificado su cristianismo sobre una determinada iglesia, Otros sobre sus obras, Otros sobre sus experiencias personales, Otros sobre sus emociones Otros sobre sus prácticas espectaculares.
3. Cuando vivimos vidas fundamentadas sobre Cristo y su obra en obediencia a su palabra, practicando sus enseñanzas tal como están expresadas en estos capítulos, seremos probados con muchas aflicciones o tentados con diversas pruebas, pero aunque la virulencia de los embates sea muy fuerte, el edificio de nuestra vida cristiana permanecerá firme. En ocasiones, serán los deseos de la carne, los deseos de los ojos o la vanagloria de la vida los que intentarán infiltrarse para destruirnos, los cuales serán usados por Satanás para derribarnos.
En otros casos, serán las enfermedades, los accidentes o el daño moral que nos causen otras perso

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