Crece y Multiplícate

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//Pr. Eliud Cervantes\\

CRECE“Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel. También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos.” Gn 35:10-11
La voluntad de Dios es que haya multiplicación en toda su creación. Después de crear al hombre y la mujer, Dios les bendijo y les dijo: “…Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Gn 1:28). Dios colocó dentro de cada simiente el potencial de engendrar una floresta entera. Y basta mirar para un árbol cargado de frutos para percibir que Dios ama la fructificación en abundancia.
Todas las cosas saludables y llenas de vida eventualmente se multiplicarán. Animales se multiplican, plantas también, en fin, toda la creación de Dios se multiplica. Un grano de maíz produce más de mil gramos en la primera generación y más de un millón en la segunda.
Para que la vida pueda mantenerse, la multiplicación es esencial. El principio de multiplicación fue una parte importante de la iglesia primitiva. Si leemos los textos de Hechos 6.1-7; 9.31 y 12.24-25 entenderemos que la voluntad de Dios es el crecimiento y multiplicación de la iglesia. Es mucho más que adición: es multiplicación.
Todo lo que Dios hizo se multiplica, por eso, tenemos una mentalidad de multiplicación: multiplicamos células, líderes, ministerios, discípulos y también iglesias. Necesitamos esperar la multiplicación de nuestra célula. Hechos 9:31 dice que los primeros discípulos andaban en el temor del Señor, en la fortaleza del Espíritu Santo y las iglesias se multiplicaban.
“Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo” Hch 9:31
Ahora para que haya multiplicación es necesario observar dos asuntos:
1. Transformación. Antes de que Dios le diga: crece y multiplícate. Dios le cambió el nombre de Jacob. Esto es algo muy importante para nuestro trabajo y el cumplimiento de la voluntad de Dios.
La verdadera predicación del evangelio no es solamente una obra exterior. La verdadera predicación del evangelio consiste en llevar fruto como resultado de la vida interior. En Mateo, Marcos y Lucas el Señor Jesús nos exhortó a ir a predicar el evangelio y a hacer discípulos a las naciones, pero en Juan dijo que debemos llevar fruto. La predicación es una cosa, pero llevar fruto es otra. La verdadera predicación del evangelio no consiste en convencer a la gente con doctrinas, ni en someter sus ideas y cambiar sus conceptos. La verdadera predicación del evangelio consiste en ministrar vida a los demás. La fructificación es el reboso de las riquezas de la vida interior.
Usted puede traer mucha gente, pero cuando Dios mire a esas personas, le dirá: “Este es un escorpión, ése es una serpiente, y aquél es una rana. Efectivamente trajiste muchas personas, pero pocos tienen el rostro adecuado que me exprese a Mí”. ¿Qué clase de personas va a traer usted?
2. Creer en el Dios Omnipotente. La Palabra Omnipotente es “Shaddai”, que quiere decir: Todopoderoso. En otras palabras cuando Dios le ordenó a Jacob: Crece y Multiplícate, no le estaba dando una orden sin fundamente, antes Él le dijo que quien le estaba ordenando era el Dios Todopoderoso, ¿qué quiere decir eso? Que para cumplir la voluntad de Dios de crecer y multiplicar, tenemos una base muy sólida y esa base es nuestro propio Dios. Él es el Dios omnipotente, el Todopoderoso, el Shaddai; por eso es que Jesús pudo decir que no hay NADA imposible para aquel que cree.
Ahora, muchos cuando ven a nuestro Dios como el Dios Omnipotente para muchas cosas: sanidad, prosperidad, y otros pedidos, los cuales no son pedidos malos; pero cuando vemos la palabra de Dios, podemos ver que Él se manifestó de esa manera en un determinado momento: antes de dar la orden de crecer y multiplicar.
Esto tiene mucho que ver con nuestro crecimiento, debemos reconocer que para poder crecer ciertamente es imposible de forma natural, o con nuestras fuerzas, es solamente entendiendo que lo vamos a alcanzar con la ayuda y gracia de Dios. Teniendo la bendición de Dios.
Dios bendijo al hombre para que éste fructificara, se multiplicara, llenara la tierra y la conquistara (Gn. 1:28). Esto no es algo insignificante. Antes de tener a un hombre que lo expresara y lo representara, Dios no tenía ninguna posibilidad de derramar Su plena bendición. Dios es rico y es rico en bendición, pero antes de la creación del hombre no existía ningún ser que recibiera Su plena bendición. Génesis 1 relata que Dios sólo empezó a bendecir cuando los seres vivos llegaron a existir (Gn. 1:22). No obstante, la vida humana está en el nivel en el que puede recibir plenamente la bendición de Dios. Después de crear al hombre, Dios pudo ver en la tierra un ser vivo que llevaba Su imagen y tenía Su señorío. Inmediatamente Dios le concedió al hombre Su plena bendición.
Bendición es una buena palabra. Muchos hablan de la bendición de Dios. A menudo hemos orado: “Oh Señor, bendícenos”. Pero si deseamos recibir la bendición de Dios, debemos satisfacer los requisitos. Una vez más, los requisitos son: llevar la imagen de Dios y tener Su señorío. Si en la casa de usted se expresa la imagen de Dios y Su señorío, puede estar seguro de que allí también estará la bendición de Dios. La bendición de Dios siempre viene con Su imagen y Su señorío. En otras palabras, la bendición de Dios siempre va adonde se encuentren Su expresión y Su representación.
La bendición de Dios está siempre con el sacerdocio y con el reinado. Vemos esto en el caso de Melquisedec. El era rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, y bendijo a Abraham (Gn. 14:17-19). La bendición siempre va acompañada del sacerdocio y del reinado. Si la iglesia busca la bendición de Dios, debe tener el sacerdocio y el reinado. ¿Qué significan el sacerdocio y el reinado? Significan simplemente la imagen de Dios y Su señorío. El sacerdocio expresa la imagen de Dios, y el reinado manifiesta Su señorío. Mientras ejerzamos el sacerdocio para tener contacto con Dios, contemplar a Dios y reflejar la imagen de Su gloria, tendremos el reinado. La bendición de Dios vendrá inmediatamente.
Dios bendijo al hombre para que éste fuese fructífero, se multiplicara y llenara la tierra. La bendición es la fructificación, el aumento, la multiplicación y el llenar de la tierra. Supongamos que Adán, el hombre corporativo, hubiese sido hecho a la imagen de un escorpión o de una serpiente, y que Dios hubiese bendecido al escorpión y a la serpiente para que se multiplicaran y llenasen la tierra. La tierra se habría llenado de escorpiones y de serpientes. ¡Qué horrible sería la tierra! Pero Dios creó al hombre a Su imagen, y le dio autoridad a fin de que ejerciera el señorío para el Todopoderoso en la tierra.
Tú puedes caminar en la unción de multiplicación; pero, para eso, necesita reconocer y valorizar lo que Dios le ha dado. Para que haya multiplicación, necesitamos tener algo en nuestras manos. Tal vez piense que los miembros de su célula son lo mismo que cero, o que sus recursos son tan insignificantes que son los mismo que cero. Pero, sus ojos se abrirán para ver el potencial de los recursos que Dios le ha concedido.

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2 comentarios en “Crece y Multiplícate”

  1. muy buena enseñanza, es palabra revelada del corazón de Dios para manifestar su gloria aquí en la tierra en nuestras vidas y a través de nuestras vidas. gracias, bendiciones.

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