//Pr. Luis A. Núñez\\
Cuando alguien dice que ha recibido una herencia siempre nos regocijamos, porque la herencia nos habla de cosas buenas. Si recibimos un mensaje que un pariente nos ha dejado una herencia, inmediatamente nos ponemos alegres, casi eufóricos y queremos saber de qué se trata, sin embargo, aunque parezca extraño, hay personas que no valoran la herencia. Debemos tener cuidado de no tener una actitud indiferente hacia nuestra herencia, ya que esto desagrada el corazón del Padre. Un ejemplo de esto es Esaú. Las Escrituras dicen que despreció su derecho a la primogenitura, a cambio de un plato de lentejas. Jacob no la merecía, de hecho, hasta tenía un carácter defectuoso, al punto de engañar a su propio padre, pero tenía un sincero deseo de recibir la herencia. Muchos piensan que el pecado es el mayor problema en la vida del creyente, pero el mayor problema es un corazón indiferente a la herencia del cielo.
Hebreos 12 dice que, más adelante, queriendo reparar su error y heredar la bendición, Esaú lloró ante su padre, pero no había lugar para el arrepentimiento en Isaac (Hebreos12:16-17). Entonces, la bendición para nosotros ya no es solo lo que el Señor compró en la cruz con su sacrificio, sino lo que nos corresponde, completamente, por causa de esa bendita obra redentora.
Juan 10:10 dice: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
Todo lo que el Señor ganó en la cruz se encuentra en el paquete de la redención y la voluntad de Dios es que la heredemos, la Biblia llama a esto VIDA ABUNDANTE. Veamos Gálatas 4:7: “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”. Una parte de esta herencia, de esta vida en abundancia, es que seas libre de toda esclavitud, pues nada que te esclavice es parte del plan de Dios, si debemos ser esclavos, como lo expresa Pablo, lo debemos ser de Cristo, “esclavos de oreja perforada”, pero no esclavos de vicios, de circunstancias, eso no forma parte de la vida de abundancia que Dios quiere para ti.
Romanos 8:17 dice: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”. En realidad ahora somos herederos de bendición, de autoridad, de posición (sentados en lugares celestiales) juntamente con Él.
Efesios 5:5-8 dice: “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”
La herencia es reinar con Él, reinar con Cristo en el milenio, ser un vencedor es parte de esa herencia.
Colosenses 1:12 dice: “con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz”. Si leemos hasta el verso 14, de este mismo capítulo, veremos que esta herencia maravillosa es la vida eterna en Cristo, una herencia que es el regalo de Dios en Cristo, una herencia que debemos tener siempre presente y dar gracias por eso, es decir, desear lo que ya tienes. Es como cuando Dios nos llamó a pedir lluvia en tiempo de lluvia ¿Recuerdan la prédica del 31 de diciembre?
Salmos 2:7-8 dice: “Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra”. Si tu pides el te dará generaciones. Tenemos la posibilidad de pedir una generación, esta es la herencia para sus hijos.
Recuerda, sin embargo, que las bendiciones de Dios no son automáticas, debemos apropiarnos de ellas por fe, veamos un hecho muy interesante en la Palabra:
Las hijas de Zelofehad
Me gustaría compartir algo precioso sobre las hijas de Zelofehad. Incluso viviendo en el tiempo de la ley, cuando las hijas no tenían derecho a la herencia, mostraron un corazón que anhelaba recibir la herencia y el Señor las honró por ello.
Por favor leer Números 27:1-11:
El libro de números comienza con un censo a los hijos de Israel, por eso mismo el libro recibe ese nombre en español, pero en el capítulo 26 se hace un segundo censo. Cuando comparamos los dos censos, vemos que algunas tribus crecieron y otras disminuyeron en su población. Esto se registra porque la herencia también estaba relacionada al tamaño de la tribu (Núm. 26:54). Una tribu con mayor población recibiría un territorio más grande. Esto tiene sentido ya que las tribus pequeñas en un territorio grande no podrían cultivar toda el área o protegerla de los enemigos.
Israel tenía 12 tribus, pero era una sola nación. Cada tribu tenía su peculiaridad, había una tribu sacerdotal, la de Leví, una tribu que podía leer los signos de los tiempos, la tribu de Izacar y aun existía una tribu de zurdos que podían cortar un pelo con la honda, la tribu de Benjamín, etc. Aunque hay muchas iglesias locales, solo somos una iglesia. Podemos ser conocidos como una tribu por un rasgo particular, pero debemos amar a toda la Iglesia del Señor. Hoy somos conocidos como la Iglesia de la gracia.
El hecho es que existe una relación entre la herencia y el crecimiento. Una iglesia local necesita crecer. Año tras año necesitamos crecer. Si no hay crecimiento es una señal de que algo está mal. Cada líder debe ir al Señor para recibir su guía y sabiduría para crecer. No hay excusas para la falta de crecimiento. Sin embargo, a nadie se le permite juzgar a iglesias pequeñas. El Señor cuida de cada una de ellas, pero necesitamos crecer siempre.
a. Querían recibir sin tener derecho
Las hijas de Zelofehad querían recibir la herencia, pero en aquellos días solo los hombres recibían la herencia, sin embargo, ellas no tenían hermanos, por lo ellas querían recibir la herencia. La fe se apropia, la fe entra en la herencia. Esas chicas trajeron un nuevo caso pues esto aún no había sucedido. Ni siquiera en la ley el Señor se decía algo sobre esa situación, pero ahora el Señor agrega una ley debido a la solicitud de las hijas de Zelofehad.
Es importante notar que ellas sabían que no tenían derecho, pues cada vez que crees sin merecer entras en el territorio de la gracia de Dios. En el Antiguo Testamento existía la gracia de Dios para aquellos que creían. Dios se regocija cuando tenemos una fe simple y audaz, que descansa completamente en la gracia. Este es el tipo de fe que glorifica al Señor.
Dios honró la fe simple de esas mujeres jóvenes. Querían lo que Dios les había dado. En su caso, era una parte de la tierra de Canaán, pero para nosotros es todo lo que se describe en el primer capítulo de Efesios. Dios nunca decepciona a la fe, porque solo la fe puede honrarla por completo. A propósito de la petición de estas mujeres, Moisés va al Señor porque no había nada en la ley sobre tamaña solicitud. El Señor dice que su petición es justa, estaba prohibida, pero era justa. La fe trasciende la ley y llega al corazón de Dios.
El Señor luego establece una nueva ley, si un hombre muriera sin hijos, entonces la herencia sería dada a las hijas o a la hija. Dios estableció esto debido a las hijas de Zelofehad, debido a que tenían una pasión, un anhelo sincero por la herencia y además una fe audaz, Todas las hijas en Israel, después de ellas, podían recibir la herencia en las mismas condiciones. Fueron muy valientes al pedir algo así. Alabamos a Dios porque el Señor nunca le dijo a nadie algo como: “¡Estás pidiendo demasiado!” El Señor nunca regañó a nadie por pedirle algo. La reprensión se debe siempre a la fe: “Oh hombres de poca fe”. El Señor nunca dijo: “Oh hombres de poca santidad” u “hombres de poca obediencia”, porque el Señor siempre mira a la fe.
b. Cuando amamos la herencia, cumplimos el propósito de Dios
Me gustaría mostrar cómo la pasión de alguien por la herencia de Dios puede ir aún más lejos. La Palabra de Dios dice que después de la muerte de Salomón, el reino se dividió con Roboam (hijo de Salomón, quien reinó en el sur) y Jeroboam (quien reinó en el norte).
Ahora estaba el reino del sur llamado Judá y el reino del norte llamado Israel o Efraín. El reino del norte era más grande, con diez tribus, mientras que el reino del sur era solo Judá y Benjamín. Cuando leemos el libro de los Reyes, leemos la historia de los reyes de Israel, que eran todos malvados y la historia de los reyes de Judá. Entre los reyes de Judá hubo algunos malvados, pero la mayoría caminó en los caminos de David. Al final, después de enviarles muchos profetas diciéndoles que se arrepientan, Dios envía a Judá al cautiverio en Babilonia.
El último rey de Judá fue Jeconías (Joaquín). Sé que algunos dirán que fue Sedequías, pero la verdad es que fue Joaquim (lea 2 Reyes 25:27-30). Era un rey tan malvado que Dios pronunció una maldición sobre él (Jeremías22:29-30). El Señor dice que ningún descendiente de Jeconías se sentaría en el trono de David, pero el Señor había dicho que el trono de David sería eterno. Hoy el Señor está sentado a la diestra del trono de Dios. Este trono no es el trono de David, pero Él regresará para sentarse en el trono de David. Desde los días de Jeconías hasta el día de hoy no hay reyes en Israel, pero cuando llegamos a la genealogía de Jesús en Mateo, encontramos que Jeconías es mencionado. Así podemos ver que José es descendiente de Jeconías.
Hay dos genealogías en los evangelios, una en Mateo y otra en Lucas. La genealogía de Lucas se remonta a Adán y su propósito es mostrar que el Señor Jesús es el hijo del hombre, pero la genealogía de Mateo va hasta Abraham, porque su objetivo es mostrar que el Señor es el heredero legítimo del trono de David. La genealogía en Mateo viene desde Salomón, pero la genealogía de Lucas viene desdeNatán, otro hijo de David. La genealogía de Lucas es en realidad la de María. Si Jesús había recibido algo de José al nacer, entonces no podía sentarse en el trono, porque existía una maldición, pero debido a las hijas de Zelofehad, una virgen puede reclamar la herencia del trono.
El Señor Jesús era el hijo adoptivo de José y uno podría cuestionar la legitimidad de esto, pero él era el hijo legítimo de María ¿Quién hubiera pensado que la solicitud de esas cinco chicas estaba vinculada a la venida del Hijo de Dios? Todo en las Escrituras apunta al Señor Jesús. El Señor tuvo que nacer de una virgen, pero incluso una virgen ha caído y tiene la sangre de Adán, pero hoy la ciencia ha demostrado que la sangre de la madre no toca la sangre del bebé. Así, el Señor vino de la virgen, pero es completamente engendrado por el Espíritu de Dios.Ningún judío hoy puede reclamar el trono de David. En el año 70 D.C. todos los registros genealógicos fueron destruidos por los romanos cuando incendiaron Jerusalén. La única genealogía conservada está escrita en las páginas del Evangelio. Cuando el Señor regrese, puede reclamar el trono porque está en su linaje.
Cuando tengas una fe simple y audaz, dile al Señor: “Dios, sé que tengo que tomar una decisión, pero confiaré en ti en eso. Señor, confiaré en ti”. Dios ama cuando vas a Él una y otra vez. El diablo dirá: “¿No crees que le has preguntado a Dios muchas veces sobre este problema?” pero Dios dice: “Me agrada”. No escuches la voz del enemigo. Ten una fe audaz y simple. La fe nunca puede exceder la cuenta bancaria de Dios. Por lo tanto, ten una fe simple y audaz, porque nunca sabrá las consecuencias que enfrentarán tus hijos y los hijos de tus hijos y su fe tendrá consecuencias de largo alcance. La fe audaz toma la tierra, toma la herencia y bendice a las multitudes.
EL DESEO DE LA HERENCIA ES FUNDAMENTAL
Como tu deseo por la herencia puede afectar una nación, también puede afectar una generación, puede afectar un destino. Este año así será, el 2020 será conmovido porque una iglesia, una persona desea la herencia, desea el favor.