El fundamento del creer que nos permite permanecer firmes en la adversidad

//Pr. Luis A. Núñez\\

“¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que yo digo? Todo aquel que viene a mí y oye mis palabras y las obedece, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover porque estaba fundada sobre la roca. Pero el que las oyó y no las obedeció, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó y fue grande la ruina de aquella casa” (Lucas 6:45-49)

A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa; pero no cayó, porque estaba cimentada sobre la roca. Pero a cualquiera que me oye estas palabras y no las practica, lo compararé a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:24-27)

El Señor Jesús hace una comparación interesante, usa esta metáfora en la que hay dos hombres y dos casas. Es interesante ver que la comparación entre ambos personajes está en función de quienes oyen y no practican o no hacen y quienes oyen y  practican o hacen. En realidad, tanto los evangelios de Lucas y Mateo usan la palabra “practicar”, que es una palabra que deriva de la palabra griega “poiema”. Es necesario considerar que, en primer lugar, esta metáfora se refiere a hijos de Dios, porque solo los renacidos reconocen a Jesús como Señor. La traducción RVR 1995 la traduce esta palabra como “obedecer” (Lucas), pero casi todas las demás traducciones la traducen como practicar o hacer, consideramos que esta sería la traducción más acertada. Poiema es la misma palabra mencionada en la epístola a los efesios traducida como “somos hechura suya”, es una palabra que enfatiza el poner cuidado en algo que realizamos y está relacionado, incluso, a la inspiración que se experimenta al elaborar una obra de arte.

La pregunta es ¿Por qué tendrían que hacer algo que oyeron de Jesús? es simple, solo quien cree en Él y  en lo que dice, hará. En ese tiempo la coyuntura religiosa y social llevó a la gente a no creer en ese “hijo de carpintero”. Hoy a pesar de toda la revelación que tenemos  de la Palabra, muchos no creen en lo que Jesús dice. La Biblia es clara con respecto a varios asuntos como el perdón y el amor a los enemigos, diezmos, ofrendas y que la observancia a estos mandamientos trae una promesa, pero simplemente no lo hacen y la razón de esto es que no confían, no creen. Permítanme explicar esto a través de unos ejemplos simples ¿Cuántos creerían si les digo que el chocolate es mucho más delicioso si le agregas un poco de sal? ¿Cuántos creerían si les digo que para que la carapulcra les salga mucho más sabrosa  es necesario ponerle un chocolate sublime? Entiendo que dificilmente seguirán estas indicaciones, pues a pesar que son verdad, solo lo hace quien confía.  Esto es muy interesante, ya que el “poner en práctica” algo que alguien te propone o manda solo es el posible a través de la confianza, es decir, el practicar u obedecer es el resultado del creer.

Ahora para la edificación de una vida victoriosa es necesario oir. El Señor Jesús en esta ocasión llama a la actitud de oir y practicar “edificar sobre la roca”, pero por el contrario, llama a la actitud de oir y no practicar “edificar sobre arena”. Todo lo que haces sin el fundamento de creer en su Palabra, es una práctica hueca, fofa y pronto provocará la caída de la edificación.

Existen muchas maneras de obedecer, podemos obedecer por temor, por negociación, etc. Todas estas están relacionadas a la ley, al merecimiento, pero el fundamento real y correcto es cuando por el oir creemos en esa Palabra y obedecemos.

  1. Veamos las semejanzas entre los dos hombres 

Los dos tienen el mismo deseo, pues ambos deseaban construir una casa y así lo hicieron. Esto habla de dos tipos de cristianos, percibe que ambas construcciones se vieron sometidas a las mismas pruebas, estuvieron expuestas a las mismas condiciones, sin embargo, había algo que las diferenciaba y esa diferencia marcó la permanencia de una y el colapso de la otra, esa diferencia estaba en  “el fundamento”. Esto nos recuerda la enseñanza acerca de que las obras serían pasadas por fuego, donde hay pérdida y hay permanencia, que define el ser vencedor o derrotado.

“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque, así como por fuego” (1 Corintios 3:11-15)

En Lucas y Mateo, podemos decir que al ver las casas desde afuera no notaríamos una diferencia entre ambas, la diferencia estaba en el fundamento. Entonces lo que pretende el Señor Jesús a través de esta comparación no es mostrarnos las semejanzas, sino basicamente la diferencia. Esta diferencia no fue evidente hasta que llegó la lluvia torrencial, el fuerte viento y los ríos. La lección era clara: la diferencia entre un cristiano vencedor y otro que no lo es, no es algo que necesariamente podamos notar externamente, esta solo se evidencia cuando vienen las pruebas ¿Por qué? simplemente porque son las pruebas las que evidencian nuestra verdadera confianza en Cristo, son las pruebas las que develan nuestro tipo de fundamento. 

Las pruebas someten a examen nuestra fe  

Dios muchas veces no quiere cambiar las circunstancias, Él quiere que nosotros cambiemos, es por eso es que muchas veces debemos orar no solo para que la situación cambie, sino para que nosotros aprendamos a crecer en medio de estas circunstancias.

“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Isaias 43:2)  

Es interesante ver que la promesa no es que serás libre del fuego o la inundacion, sino que Él estará contigo en medio de la prueba. Es más maravilloso pasar por el fuego y no quemarte, que el fuego simplemente se apague. Es por eso que debemos pedir a Dios que entre en nuestra circunstancia. Cuando en medio de tus circunstancias clamas a Él es porque confias, es porque sabes que estará contigo y eso es glorioso. Solo recuerda lo que dice el Salmo 91, el Señor está diciendo: “por cuanto has dicho que soy tu esperanza”. Estos son momentos en los que estamos conociendo su poder y amor, estos son momentos donde debemos construir nuestra casa sobre la roca.

Veamos una historia interesante en el libro de Daniel ¿recuerdan la historia cuando Nabucondonosor erigio una estatua y ordenó que todos, al sonido de los tamboriles, se postraran donde estén en dirección a esa estatua? Sadrac, Mesac y Abednego, amigos de Daniel, no lo hicieron y el rey ordenó que fueran echados al horno. Frente a esto, estos jóvenes mostraron que creían en la gracia y el favor de Dios, sean cual fueran las circunstancias. Observa su respuesta:

“He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Daniel 3:17-18) 

Wow, esa es una fe cimentada sobre la roca, sobre el carácter de Dios ¿cuántos podrían decir en este tiempo que somos amenazados por una enfermedad “El Señor puede librarnos de tu mano y aun si muriera, debes saber, plaga maligna, que moriré firme en mi fe, creyendo en la gracia, en el cuidado de mi Dios, porque para mi el vivir es ofrenda para mi Dios y el morir ganancia?

Contra aquellas casas vinieron el mismo tipo de adversidades: la lluvia, los torrentes y el viento, los cuales pusieron a prueba la solidez con la que habían sido construidas. Mientras una soportó todos los embates, la otra no aguantó la prueba y se derrumbó. Entonces la evidencia de que nuestra vida tiene un sólido fundamento, solo es posible conocerla cuando nuestra fe es puesta a prueba.

“Por lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, creyendo en él aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:6-8) 

¡Aleluya! construir nuestras vidas sobre la roca es creer plenamente en la sangre de Cristo, que fue derramada por nosotros y nos dio esta nueva naturaleza y la posición que tenemos. Esa es nuestra seguridad, nuestra seguridad no es permanecer en casa (aunque creemos que es necesario y muestra responsabilidad), nuestra seguridad está basada en la sangre de Cristo derramada, esa es la roca. Cuando Israel fue liberada de Egipto, no fue salvada por estar en casa, su salvación vino porque la sangre fue derramada y aplicada a los dinteles de las casas. Necesitas hoy construir tu vida en el fundamento del creer, en el evangelio de Cristo, en la obra redentora y en lo que somos ahora, por causa de eso. Vendrán lluvias, vientos, pero quien cree se mantendrá firme. El Señor está contigo ¿cuántos pueden experimentar paz por esa verdad? ¿cuántos podemos levantarnos como los jóvenes amigos de Daniel para tener firmeza de fe y asi tener paz, para levantarnos como vencedores en Cristo y ser hallados irreprensibles y en paz?

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