El mensaje en el pico de la paloma

//Pr. Luis A. Núñez\\

“Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado” (Romanos 5:13)

La Biblia dice que desde Adán hasta Moisés hubo pecado en el mundo, pero el pecado no se toma en cuenta mientras no haya ley.  Es la ley la que transforma el pecado en transgresión. Por ejemplo, si el límite de velocidad en una determinada autopista es de 100 km/h, pero no hay ninguna señal que lo advierta, entonces nadie podría multarte, pero una vez colocado el aviso se aplicará la infracción. Este es el principio de la ley. Esto significa que el hombre no podía ser juzgado por su pecado mientras no hubiera ley. Entonces ¿cómo podemos explicar el diluvio? Sabemos que Dios envió juicio sobre el hombre en los días de Noé, mucho antes de la ley y hay otros casos, como Sodoma y Gomorra y los hijos de Judá.Creo que la explicación a los ejemplos antes mencionados es la misericordia de Dios que otorga salvación. En Génesis 3:15 Dios le dijo a la serpiente:

“Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te herirá en la cabeza y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15)

Dios dijo que de la simiente de la mujer vendría el que destruiría a la serpiente. El diablo lo supo inmediatamente y desde entonces trató de impedir su venida, a lo largo de la historia está tratando de destruir el linaje del Mesías. Definitivamente el enemigo no pensó en que el Mesías tardaría mucho en llegar, por lo que debió pensar que sería uno de los hijos de Eva, entonces, cuando vio que Dios había aceptado el sacrificio de Abel, inmediatamente pensó que él podría ser el Mesías y usó a Caín para matarlo. Esto prueba que el diablo no sabe todas las cosas, no sabía quién sería el Mesías.

Entonces sabiendo que el Mesías vendría de la simiente de la mujer, el diablo lo intenta nuevamente y hace que “los hijos de Dios” y las hijas de los hombres se mezclen en los días de Noé (Génesis 6:1-2). La interpretación tradicional de este texto es que los hijos de Dios son los hombres del capítulo 5 y los hijos de los hombres son los descendientes de Caín. El error de esta interpretación es que en el Antiguo Testamento solo Adán era llamado hijo de Dios. La segunda interpretación es que los hijos de Dios eran ángeles caídos y los hijos de los hombres eran hombres en general. De esta manera, los ángeles caídos cohabitaron con las mujeres y produjeron lo que se llama “nefilim”. Estas criaturas eran una mezcla de hombres y demonios (Génesis 6:4). En nuestra Biblia la traducción es “gigantes”, pero la palabra en el original es “nephilim” que significa “cayendo, caído, haciendo caer, descarriado, perdido y produciendo perdición”. Todas ellas son descripciones de acciones demoníacas.

No tenemos dudas que hubo una mezcla en la especie humana y esta fue una de las causas del diluvio. El hecho de que sean gigantes demuestra que hubo un cambio genético. Los Nephilim eran una mezcla de hombres y ángeles caídos. Sé que muchos se resisten a esta interpretación porque piensan que los cuerpos de los ángeles son diferentes, pero por referencias bíblicas vemos que los ángeles pueden asumir formas físicas. La Biblia dice que muchas personas acogieron a los ángeles sin saberlo (Hebreos 13:2). El libro de Judas afirma que los ángeles caídos no respetaron los límites de sus propios cuerpos y poseyeron a las mujeres (Judas 1:6-7)

La Biblia dice que Noé era justo y perfecto (Génesis 6:9). La palabra “perfecto” es “tamim” en hebreo y también significa que estaba físicamente completo, sin contaminación, sin defecto, entonces podríamos decir que era genuinamente humano. La mezcla de mujeres con ángeles caídos nos hace suponer que se produjo otra raza genéticamente diferente. El Mesías solo podía provenir de la simiente de la mujer y las condiciones llegaron a ser tan malas que Noé y su familia fueron los únicos seres humanos intactos y sin mezcla. Entonces el diluvio fue más un medio de salvación que de juicio, a través del diluvio, Dios preservó un linaje para que pudiera venir el Mesías. Mirando desde esta perspectiva podemos ver la gracia y la misericordia de Dios en medio del juicio del diluvio. Dios dijo que la tierra estaba llena de violencia (Génesis 6:11-12). Entendemos por violencia que los “nefilim” se estaban matando a sí mismos y también a los hombres. Si no fuera por la intervención del Señor, Noé también habría sido asesinado y el linaje del Mesías habría desaparecido. Comprender esto resalta la gracia de Dios hacia el hombre.

A lo largo de la historia vemos cómo el diablo intentó detener la venida del Mesías, como la vez en la que Faraón mandó a matar a todos los niños varones recién nacidos del pueblo de Dios en Egipto y más adelante, a los niños menores de dos años cuando se enteró que el Mesías había nacido.

El arca como tipo de Cristo

Dios le dice a Noé que construya el arca para que él y su familia sean preservados. El arca era un tipo de Cristo, estar en el arca era como estar en Cristo hoy. Estando en Cristo somos salvos de la ira, del juicio. Las mismas aguas que trajeron el juicio, elevaron el arca por encima de las montañas, por encima de los problemas de la vida. Génesis 6:14 dice que Dios mandó a que Noé calafateara con brea el arca, por dentro y por fuera. En hebreo la palabra “calafatear” es “kaphar”, que significa cubrir, purificar y hacer expiación y esta misma palabra se usa en Levítico donde se traduce como expiación. Y la palabra betún es “kopher”, que significa brea, la materia prima del asfalto, pero también puede significar el “precio del rescate”. El precio del rescate es sangre y la expiación solo puede hacerse con sangre.

Hoy estamos en Cristo porque el precio del rescate ha sido pagado y estamos limpios del pecado. Una vez que estamos en Cristo estamos completamente cubiertos por la sangre, el precio de la redención. Por eso cuando pecas no te alejas de Cristo, porque el precio de la redención te preserva en él. Las aguas del juicio no entraban en el arca, como tampoco la condenación nos afecta. Hoy eres irreversiblemente salvo, inevitablemente bendecido.

La maldición se ha revertido

Dios le dijo a Noé que trajera al arca una pareja de cada animal inmundo y siete parejas de animales limpios. Entonces se abrieron las fuentes del abismo y las compuertas del cielo y el Señor hizo llover durante 40 días y 40 noches. Las aguas cubrieron la tierra durante 150 días, es decir, cinco meses (Génesis 8:3). Génesis 8:4 dice que el arca reposó en el séptimo mes, a los diecisiete días del mes sobre el monte Ararat. No hay ningún detalle insignificante en la Biblia ¿Por qué Dios menciona el día y el mes en que el arca reposó en el monte Ararat? Porque este es exactamente el mismo día en que el Señor Jesús resucitó de entre los muertos. Los judíos celebraban la Pascua el día 14 y sabemos que el Señor murió en la Pascua, así que resucitó el día 17, exactamente el día en que el arca reposó en la montaña. Este era también el día en que se celebraba la Fiesta de las primicias, siendo Cristo las primicias de los que resucitarán. Éxodo 12:2 y 13:4 dicen que a partir de la Pascua el séptimo mes pasó a ser el primero.

Arar es una palabra en hebreo que significa maldición, pero Ararat significa maldición invertida. Cuando el Señor resucitó de entre los muertos, fuimos colocados en una posición en la que la maldición fue eliminada y revertida. Estamos en un lugar de favor, un lugar de resurrección, ya no estamos en una posición de maldición.

El mensaje de la paloma

Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana que había hecho en el arca y envió un cuervo, el cual salió y anduvo de un lado a otro hasta que se secaron las aguas de la tierra. Luego soltó una paloma para ver si las aguas ya habían retrocedido de la superficie de la tierra, pero la paloma, al no encontrar lugar donde apoyarse volvió al arca, porque las aguas todavía cubrían la tierra. Noé, extendiendo su mano, la tomó y la llevó consigo al arca, esperó otros siete días y la volvió a soltar fuera del arca. Por la tarde volvió la paloma, pero tenía una hoja nueva de olivo en el pico; así comprendió Noé que las aguas habían retrocedido (Génesis 8:6-11). Todos sabemos que la paloma es un símbolo del Espíritu Santo. El propósito de enviar al Espíritu Santo es ver si el juicio había cesado. Noé no tenía evidencia física, pues mirando alrededor del arca solo veía agua. Posicionalmente, el arca estaba en la montaña, sobre tierra firme, pero todavía había agua a su alrededor. Aunque estaba en una posición en la que la maldición había sido revertida, a su alrededor todavía veía el juicio y la maldición. La primera vez la paloma no encontró dónde posarse y como dije, había cuerpos flotando en las aguas y estos cuerpos representan el juicio y la condenación. El Espíritu Santo, representado por la paloma, no puede reposar donde hay condenación. Cuando aceptes la condenación, el poder y el favor de Dios no pueden descansar sobre ti. El creyente que vive bajo condenación no tiene unción en su vida. Aceptar la condenación es insultar la obra del Calvario.

Durante muchos siglos el Espíritu Santo no encontró un lugar donde reposar hasta que llegamos a Mateo 3:16. Cuando Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua y he aquí, los cielos se le abrieron y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre él. El Espíritu Santo vino como paloma y encontró al hombre perfecto para pozar, Cristo Jesús y hoy estamos en Él. Al mismo tiempo vino la voz del cielo que decía: “Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Creo que todos escucharon. La voz no se escuchó audiblemente para que Jesús la oyera, sino para que la oyéramos nosotros, porque ahora estamos en Él, estamos en el Amado.

Después de siete días, Noé volvió a enviar la paloma y cuando regresó tenía una hoja tierna de olivo en el pico. Noé comprendió que las aguas habían retrocedido, él entendió el mensaje de la paloma. Aunque estamos en una posición firme, donde la maldición ha sido revertida, todavía vemos señales de condenación y maldición a nuestro alrededor. Debido a esto, somos tentados a dudar de que Cristo realmente nos rescató de la maldición de la ley. Aunque Noé miró a su alrededor y solo vio agua, la paloma le trajo un mensaje. Dios quiere que creamos en el mensaje de la paloma incluso si no vemos nada a nuestro alrededor. La nueva hoja de olivo simboliza la paz. El mensaje del Espíritu es que no hay más conflicto, no más condenación, no más separación entre Dios y el hombre. El mensaje de la paloma es que tenemos paz con Dios.

Cuando el Señor Jesús salió del agua, la paloma vino sobre Él y entonces le fue revelado el mensaje: “¡Éste es mi hijo amado!” Cristo es la rama del olivo. El Espíritu Santo nos comparte este mismo mensaje hoy, aunque veas la maldición y la condenación a tu alrededor, cree que eres amado por el Padre y que toda maldición ha sido revertida en tu vida. Noé necesitaba creer el mensaje que estaba en el pico de la paloma y nosotros también.

Vivimos bajo el pacto

La gente después del diluvio estaba expuesta al temor a un nuevo juicio cada vez que el cielo se oscurecía. Muchos de nosotros todavía vivimos con miedo del juicio de Dios, de su ira. Estamos en pie, pero tememos caer en el futuro. Como garantía, Dios hizo un pacto con Noé, puso el arco iris en el cielo. Somos el pueblo bajo el pacto. No debemos temer a nada. Dios es absolutamente fiel a su Palabra. Dios quiere que disfrutemos de la vida y la paz.

“Porque esto es para mí como las aguas de Noé; porque juré que las aguas de Noé no inundarían más la tierra, y por eso juré que ya no me enojaría contra vosotros, ni os reprendería” (Isaías 54:9)

En Isaías, el Señor está hablando de la venida del Salvador y menciona el verdadero significado del arco iris, el Señor juró que ya no se enojaría con nosotros porque estamos en Cristo. Hoy, cuando veas el arco iris, no pienses en el diluvio, sino recuerda el Nuevo Pacto. El Señor Jesús agotó toda la ira de Dios en la cruz, por eso Dios juró que ya no se enojará más contigo. Él llevó sobre sí todos nuestros pecados y la ira de Dios y declaró: “¡Consumado es!”

Vive libre de condenación de manera práctica. La condenación te mantiene en una imagen que ya no es tuya, en lugar de mirar y abrazar tus debilidades mira lo fuerte que eres en Cristo, que en Él tienes perdón, que si fallaste es porque aun necesitas despojarte del viejo hombre y revestirte del nuevo, de una nueva naturaleza. Tú fuiste llamado a vivir una vida en abundancia, una vida plena, descansando en Cristo y creyendo en que fuiste plenamente perdonado.

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