//Pr. Ronald Gabancho\\
Cuando pasamos por situaciones que contradicen lo que Dios nos dice en su Palabra, somos tentados a desistir de creer que algo bueno puede suceder. Por ejemplo, un esposo que piensa que todo está perdido por que no ve su matrimonio prosperando, que todo parece una rutina tediosa y que están esperando que el tiempo pase para ver lo que pueda suceder, no tiene fe que algo bueno pueda suceder o en otra situación, alguien que perdió el trabajo o no encuentra el trabajo que está buscando, desiste de creer que Dios es nuestro Padre, que nos ama y suple nuestras necesidades o tú que eres líder de célula y que no ves tu célula crecer y aunque recibiste la promesa de que serás padre de mucha gente, quieres dejar el liderazgo porque no hay resultados y como estos, muchos casos más que nos llevan a querer desistir de creer en lo que Dios puede hacer hoy en Cristo.
Quiero ver con ustedes un poco acerca de la fe de Abraham y de cómo nuestra fe también pude ser agradable a Dios a pesar de las circunstancias.
“¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:1-3)
La Biblia dice que Abraham fue justificado por la fe, no fue por sus obras. Algunas personas piensan que son justas porque actúan bien o tienen buenas obras, pero la Palabra de Dios dice que si Abraham hubiese sido justificado por sus buenas acciones tendría de que jactarse delante de Dios. Esta porción en la Palabra está diciendo que, si ser justo se trata de comportarse bien, entonces podemos jactarnos como mejores que los demás, pero no es así el proceder de Dios.
Debemos entender ahí que todo hombre es pecador, desde aquel que es aparentemente decente y también el maleducado. Hay pecadores decentes y pecadores que son perversos, pero de igual manera son pecadores y están muertos espiritualmente delante de Dios, ajenos a la vida de Dios. Abraham fue justificado no por sus buenas acciones, sino porque creyó a Dios en su promesa.
Cuando vemos la fe de Abraham podríamos pensar que él era perfecto, pero no era así. Abraham también tenía errores, como cuando fue a Egipto y el rey vio a su esposa queriendo que sea una de sus mujeres, pero en lugar de expresar abiertamente que él era su esposo, tuvo miedo y mintió, diciendo que era su hermana. Dios tuvo que intervenir en esa situación para librar a Sara y a Abraham del rey de Egipto. Lo peor es que no sucedió solo una vez, sino dos. Lo claro es que Abraham tenía muchos errores, pero fue justificado por su fe, no porque fuera bueno.
- La fe de Abraham por encima de la circuncisión
“¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia” (Romanos 4:9)
La circuncisión puede parecer un asunto trivial, porque solamente es una pequeña cirugía en el cuerpo, pero el apóstol Pablo se preocupa por la circuncisión por causa de sus implicaciones doctrinarias. La circuncisión era un símbolo teológico, representaba la salvación a través de las buenas obras en obediencia a la ley. Por lo tanto, aceptar circunsidarse era intentar ser salvo por las obras, sin depender de la fe. Por eso Pablo afirma que aquel que se circuncida está obligado a guardar toda la ley.
La conclusión de Pablo es que la justificación no vino a Abraham por su fe más la circuncisión. Abraham fue justificado únicamente por la fe, como nosotros hoy también lo somos.
- La fe de Abraham por encima de la ley
“Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión” (Romanos 4:13-15)
Abraham no fue justificado por guardar la ley, porque él vivió 400 años antes que la ley fuera dada. No fue por guardar la ley que Abraham fue considerado justo delante de Dios, sino por la fe. Por la justicia que viene por la fe, Abraham recibió la promesa de que sería heredero del mundo. Hoy estamos bajo esa misma promesa. Esta es una de las promesas más impresionantes de la Palabra de Dios.
No podemos ser herederos del mundo estando enfermos, entonces la salud está incluida en la justicia que recibimos. No podemos ser herederos del mundo siendo pobres, entonces la riqueza también está incluida. No podemos ser herederos del mundo si vivimos en derrota, entonces también la victoria también está incluida. Hemos recibido una justicia que atrae la salud, la prosperidad, la victoria, la paz, la provisión a nuestras vidas ¡Aleluya!
- La fe de Abraham estaba en Dios
Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho:
“«¡Así de numerosa será tu descendencia!». Su fe no se debilitó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara. Ante la promesa de Dios no dudó como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido. Por eso se le tomó en cuenta su fe como justicia. Y esto de que «se le tomó en cuenta» no se escribió solo para Abraham, sino también para nosotros. Dios tomará en cuenta nuestra fe como justicia, pues creemos en aquel que levantó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor. Él fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación” (Romanos 4:18-25)
Abraham se enfrentó con la dificultad y creyó en Dios. A veces pensamos que nuestra fe tiene que ser perfecta, pero no es así. Abraham también tuvo luchas, así como nosotros e intentó alcanzar la bendición en sus fuerzas, ahí nació Ismael, pero se fortaleció colocando su confianza y creyendo que fiel es el Señor quien lo prometió.
La Palabra de Dios nos muestra que aun cuando no había motivos para tener esperanza, Abraham continuó teniendo fe, porque había creído en que llegaría a ser el padre de muchas naciones.
- Una fe que agrada a Dios
Así como Abraham, nosotros también pasamos por situaciones en las que pensamos que Dios no cumplirá su promesa en nuestras vidas, porque no somos tan santos como otros, no somos tan buenos como tal, pero Dios cumplirá su promesa. Tú puedes manifestar la fe de Abraham cuando a pesar de que lo que ven tus ojos sea contrario a lo que la promesa de Dios dijo, te afirmas y crees que el Señor está obrando a tu favor y que todo cooperará para bien de aquellos que amamos al Señor. Amén.