//Pr. Luis A. Núñez\\

Siempre preguntan como debe ser nuestro estilo de vida en cuanto al vestir, al comer, en cuanto a la música, costumbres o tradiciones, etc. y si las formas de vida que adoptamos irán a afectar nuestra relación con Dios, pues para entender mejor es necesario ver los siguientes aspectos:
Cristo nos liberó de la esclavitud de la ley, no sería correcto volver a esa esclavitud, pero ¿Cómo volvemos a esa esclavitud? Esto sucede cuando en tu relación con Dios dependes de las cosas que haces, del esfuerzo propio, creyendo que debes hacer algo para alcanzar el perdón o creyendo que un estilo de vida va a asegurarte aprobación o desaprobación delante de Dios.
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” (Gálatas 5:1-4)
Si crees que con tu esfuerzo o algo que hagas ganas la aceptación de Dios, entonces de Cristo te has desligado. Recuerda por favor ¡Has sido libre de la ley! ¿Qué significa esto? Que nada que hagas o dejes de hacer hará que seas más o menos amado, tú ya eres amado del Señor.
El principio de la ley es el intercambio, es el negocio, por otro lado, la gracia es entender que su amor, perdón y bendición no dependen de lo que haces, sino de lo que Él hizo; esa es la mejor garantía para tener la paz de Dios, el descanso.
La Biblia declara que somos libres y en esa libertad debemos tener por lo menos dos consideraciones: Que no todo conviene y que no todo edifica.
“Todo me es lícito, pero no todo conviene;todo me es lícito, pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro” (1 Corintios 10:23-24)
Eres libre, cada día estás delante del árbol del conocimiento del bien y del mal y delante del árbol de la vida. Eres libre para decidir sobre las cosas que están a tu alrededor, pero no todo te conviene, a ti y a los otros y no todo lo que hacemos en esa libertad es ideal para edificar, fortalecer o para restaurar (un significado importante de edificar). Por eso, si continuamos leyendo Gálatas 5 veremos la siguiente exhortación.
“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13)
Observa lo que está en 1 Corintios 10:24, dice: “No busques tu propio bien”. Es decir, en la libertad que ahora tienes no busques tu propio bien, sino el de otros y Gálatas dice “sírvanse los unos a los otros”. No des ocación a tu carne usando la libertad. Continuamos en los siguientes versículos:
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16)
Es decir, a pesar de que tenemos una nueva naturaleza nuestra carne expresa deseos que no son compatibles a nuestra nueva naturaleza y en la libertad que tienes y en el dominio propio que hay en ti (2 timoteo 1:7) decide andar en el Espíritu.
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley” (Gálatas 5:17-18)
No eres guiado por el “no hagas”, sino por el Espíritu de Dios. No necesitas responder a una prohibición, sino a la dirección de Dios (Colosenses 2:20-21).
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos (Es decir, han muerto con Él). Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros” (Gálatas 5:19-26)
Nuestra forma de vivir con los demás
“Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. No sea, pues, vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:10-17)
Viste como quieras, pero no hagas de eso tu bandera, porque el reino de Dios es Cristo, lo otro siempre te traerá problemas (Tipos de música, ambientes, etc.) y si ese es el caso, por amor a ellos debo renunciar.
“Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite” (Romanos 14:18-21)
El problema en realidad no es lo que podamos hacer o no, sino lo que produce en los demás. A veces algunos salieron de esos antros a los que nos vemos tentados a asistir, entonces ¿cómo volver allá?Es mejor hacer nuestra bandera la vida con Dios en Cristo.
“¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Romanos 14:22-23)
No hay contradicción, lo que pasa es que te dice que tienes que estar firme en lo que crees, y si estás dudando es que no tienes claro este asunto, pero la regla atrás dice que las personas a tu alrededor son importantes.
El mundo
No hagas de la vida cristiana algo superficial. Comprende que el mundo yace bajo el maligno y no podemos confiar en él.
“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?” (Santiago 4:4-5)
La Biblia dice que el mundo yace bajo el maligno, el príncipe de este mundo es el diablo.
“Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:18-19)
“Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Juan 12:31)
El mundo está diseñado para que los hijos de Dios se pierdan.
Una advertencia
“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:16-17)
Nuestra vida responde a un nivel más alto, a un plan eterno.