//Pr. José M. Noriega\\

Actualmente vivimos en medio de una iglesia donde es necesario cambiar nuestro enfoque en función de la verdadera doctrina de Jesús:
“Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí” (Génesis 3:10)
¿Cuándo vemos en la Palabra de Dios que apareció la palabra miedo por primera vez? fue cuando el hombre tuvo miedo de Dios, pero ¿Por qué el hombre sintió miedo de Dios? El hombre tiene miedo porque escucha la voz del diablo y el diablo nos dice que él hará una guerra con nosotros y nos destruirá. Dios no quiere que pequemos, no porque el pecado haga que su amor cambie o nos rechace, sino porque sabe que en el momento que pequemos, nosotros permitiremos que el diablo coloque sus mentiras en nosotros.
La principal mentira del diablo es que Dios nos destruirá. Es por ello que la gente le tiene miedo a Dios, porque el diablo les dijo que Dios los destruirá si pecaron. Esa mentira carcome al ser humano y lo distancia de su verdad. Entonces, vemos a lo largo del tiempo que las iglesias en su miedo a que la gente se distancie de Dios o pierda el propósito, cae sin querer en esta misma mentira, enseñando una falsa doctrina y mostramos que “si pecamos Dios nos destruirá”, “si no encajamos en las formas o enseñanzas Dios nos destruirá”, pero eso es falso. La iglesia se ha excusado a lo largo de la historia con esta frase a raíz de las ideas mencionadas: “la sana doctrina” enseñamos y utilizamos esta frase para justificar nuestra propia justicia y destruir a la gente. Cuando la doctrina debería cumplir otra función.
¿Jesús enseñaba doctrina? ¡Si!
“Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba. Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios. Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él. Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen? Y muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea” (Marcos 1:21-28)
¿Qué doctrina enseñaba Jesús?
1. Enseñaba con autoridad porque ponía en práctica lo que enseñaba, Él hacía lo que decía, vivía su doctrina. Jesús enseñaba la doctrina del amor, Él vino a amar al ser humano.
2. Los demonios mismos fueron engañados por Lucifer, este les dijo que Dios haría una guerra contra ellos y que serían destruidos, la misma mentira, el mismo engaño, es por ello que vemos que creían que Jesús venía a destruirlos, pero no era verdad Jesús hasta tenía compasión de ellos.
3. La gente se admiraba porque ellos les habían enseñado acerca de un dios de venganza y malo, que vendría a buscar venganza, pero Jesús enseñaba el perdón y el amor a las personas.
La doctrina de Jesús es la doctrina del amor, que vino a deshacer las obras del diablo. La obra del diablo que destruye al ser humano es una mentira, una mentira que dice que Dios no nos ama, que nos dejará y que nos destruirá. Por ello lo que Jesús mostraba en sus hechos y palabras es que Dios nos ama incondicionalmente sin importar nuestros errores.
“El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8)
“Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y, si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto” (Mateo 5:43-48)
Es por ello que Jesús libera las promesas sobre nosotros. Cuando Cristo fue bautizado se cumplió toda justicia, los cielos se abrieron sobre Él y sobre nosotros, somos hijos amados y aceptados. Esa es la verdad de Jesús, esa es la doctrina de Cristo. Nosotros decidimos si creer en la mentira del diablo que nos dice que seremos destruidos o en la verdad de Jesús que dice que somos hijos amados y aceptados.
Los apóstoles enseñaban la doctrina de Cristo hasta que llegaron los griegos de Alejandría con la doctrina de la mente y la razón, que nos lleva a la independencia de Dios y vivir bajo lo que creemos que es correcto y lo que es errado, pero vivir en Cristo y lleno del Espíritu es vivir bajo la conciencia continua de que somos hijos amados y aceptados. Creyendo que el Espíritu nos llevará a toda verdad.