//Pr. Luis A. Núñez\\
“Entonces aquellos cinco hombres salieron, y vinieron a Lais; y vieron que el pueblo que habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón, sin que nadie en aquella región les perturbase en cosa alguna, ni había quien poseyese el reino. Y estaban lejos de los sidonios, y no tenían negocios con nadie” (Jueces 18:7)
“No hubo quien los defendiera, porque se hallaban lejos de Sidón y no tenían negocios con nadie” (Jueces 18:28)
- Este pueblo se hallaba seguro y confiado
Los de Lais eran un pueblo que se sentía seguro, de hecho vivían en una región muy fértil y próspera y por los detalles entendemos que no necesitaban nada, tenían riqueza, una cultura de paz, no había conflictos internos y no necesitaban de resguardo interno o externo. La Biblia hace mención de su seguridad, de su autoconfianza basada en su paz y por consecuencia, vivían como si no existiese enemigos. Déjame decirte que hay muchos enemigos alrededor, hay un mundo espiritual en el que vivimos y debemos estar siempre vigilantes.
La Biblia usa muchos nombres para referirse al enemigo, sin embargo hay dos nombres que se usan con mucha frecuencia: Satanás y diablo que significan seductor y acusador. Es necesario entender que estamos en medio de una guerra espiritual, en lo que se refiere a nuestra vida personal y también nuestra. No pienses que estás exento o que a ti nunca te pasará. Esa es la razón por la que muchos sufren, porque sin darse cuenta ya cayeron en una trampa del enemigo, ven como sus hijos ya fueron involucrados en pensamientos o filosofías del sistema de este mundo y pareciera que es tarde para remediar esta situación porque hay consecuencias que están enfrentando.
Es interesante, pero no hay una sola parte en la Biblia en la que se nos lleve a basar nuestra seguridad en cosas, riquezas o en fortalezas emocionales, todo lo contrario, constantemente somos desafiados a entender que nuestra seguridad está Dios, que nuestra fortaleza es Dios, nuestra torre fuerte, nuestro soporte.
“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Corintios 15:10)
El mensaje a la iglesia de Laodicea, es el mensaje históricamente a la iglesia actual, la iglesia de hoy que por muchas razones se cree autosuficiente, por los avances tecnológicos, por sus bienes, dinero o logros.
“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas” (Apolipsis 3:17-18)
No creemos en la autoconfianza, sino en la confianza en aquel que vive en nosotros. Porque de Él y para Él son todas las cosas y por que en Él somos más que vencedores, porque todo lo podemos en Él. Hay bendición cuando tu confianza está en el Señor y maldición cuando crees que eres tú.
“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas,que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto” (Jeremías 17:5-8)
Seguridad en Dios es dependencia en Él, es buscar dirección en Dios, es vivir conforme a su voluntad, porque crees que Él es bueno.
- No había autoridad sobre ellos
“Nadie les perturbaba, nadie les reprendía en cosa alguna”, “No había autoridades, nadie quien poseia el reino”. Interesante, no había quien les pida cuentas, no había quien les llamara la atención, es más, no solo no había, sino que ellos no querían que nadie les llame la atención, que nadie les oriente, que nadie les demande nada. Este era su orgullo, pero en realidad esta era su debilidad. Necesitas estar rodeado de personas que, bajo los principios de Dios y su Palabra, demanden de ti conductas, confronten tus reacciones, etc.
Por eso es bueno el liderazgo en la iglesia, porque estamos rodeados de personas que están atentas a nosotros y que estén al tanto de nuestro caminar. Lo que no soportan muchos es tener alguien a su alrededor demandando.
“Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; más en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14)
“Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; más en la multitud de consejeros se afirman” (Proverbios 15:22)
Deja que toda autoridad sobre tu vida te exhorte, por supuesto, a la luz de la Palabra.
“Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105)
Tu autosuficiencia será tu mayor debilidad.
“No sea que extraños se sacien de tu fuerza y tus trabajos estén en casa del extraño y gimas al final. Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo y mi corazón menospreció la reprensión; no oí la voz de los que me instruían,
Y a los que me enseñaban no incliné mi oído! Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación” (Proverbios 5:10-14)
- No convivían con otra gente
“No tenían negocios con nadie”, no hacían negocios con nadie, es decir, vivían aislados. No puedes vivir aislado, esa es tu debilidad que te expone a ser conquistado y engañado por el maligno. Necesitas de la vida de iglesia a través de las células, tus hijos necesitan estar relacionados con otros jóvenes o adolescentes en las células, ellos deben saber que pueden orar por ti y que tú puedes orar por otros.
Dios nos llamó a ser una iglesia en células, porque Él sabía que vendrían millares de millares a ser parte de ella y no hay manera de estar protegidos si no es a través de las células. Por eso sé parte de ellas, no vivas aislado.
Vivir aislado también es parte de la justicia propia, es creer que no necesitas de nadie o que eres mejor que todos. Algo te hace creer que está bien así como estás, pero esa es tu debilidad que te expone a ser destruido, a ser engañado. La iglesia funcionaba en casas porque en casa había comunión, había expresiones de familia. Cuando estás relacionado con los demás alguien se dará cuenta que no estás, alguien orará por ti. Vivamos una vida de comunión, de compartir. Las células deben desarrollarse todos los días, en todo momento, esa es la vida de la iglesia, no vivas solo, aislado, tampoco aísles a tu familia, tenemos que estar juntos para no ser destruidos.