La familia llena de gracia

//Pr. Luis A. Núñez\\

“…Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Mateo 22:32)

Hoy es un día especial para todos nosotros, es el día de las madres. Definitivamente es un día de sentimientos encontrados. Para algunos, es un día de mucha alegría por la oportunidad que tienen de honrar a sus madres. Algunas madres sufren, debido a hijos o esposos ingratos. Para algunos hijos que perdieron a sus madres es un día triste y quizás darían cualquier cosa para poder retroceder en el tiempo y poder honrar a su madre cuando aun estaba viva. Otros ven con frustración el hecho de no poder darles lo que este mundo comercial ofrece, en fin es un conglomerado de cosas.

Considero que este día podría ser de mucho valor, si lo tomamos como una oportunidad para corregir algunos errores que se cometieron, injusticias que se hicieron y aun decepciones que se causaron. Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, el carácter de Dios fue colocado tanto en el hombre como en la mujer y hoy en Cristo podemos experimentar esa gracia maravillosa de tener la vida de Dios en nosotros.

  1. Que este sea un día de compromiso y de alianza con Dios y con nosotros

Considero que hay muchas actividades que podemos hacer para honrar a nuestras madres, pero quiero aconsejar dos cosas antes:

  • Que lo que decidas hacer sea el resultado de un estilo de vida.
  • Si aun no lo es, que hoy sea el comienzo de un estilo de vida basado en la honra.

Dios es un Dios de alianzas y Cristo es la garantía de nuestra salvación. Dios siempre manifestó su alianza con el hombre y nunca falló, por esto quiero decirles a las madres, a los hijos y a los esposos lo siguiente:

A las madres:

La frustración es, por lo general, un sentimiento que resulta de no afrontar una realidad o de no ver sueños cumplidos. 1 Pedro 5:8, dice: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. La palabra diabolos significa acusador y la palabra devorar está en el contexto de la cacería del león, este muerde la yugular o la naríz del búfalo para ahogarlo lentamente y ese es el modo de actuar del enemigo, él está buscando a quien devorar, no permitas que te ahogue con la acusación y con la intimidación. 

En el primer caso, la frustración se manifiesta cuando las expectativas son mayores que la realidad. Esta es una de las cosas que daña el matrimonio, pues muchos se casan con expectativas muy altas y la realidad muestra otra cosa, entonces viene el desencanto, la crisis. Cuando las personas tienen expectativas de actitudes o reacciones en los demás también son dañados en sus emociones en el día a día. Cuando dicto cursos de matrimonios, yo invito a los esposos a salir con sus esposas a tomar un café y luego las noticias son diversas, algunas esposas están felices por la experiencia, otras frustradas porque su expectativa era mayor que la realidad, entonces la solución es siempre estar pendiente de las bendiciones de hoy para disfrutar de ellas y nunca permitir que las expectativas de cosas mayores te quiten la alegría de lo que tienes hoy. Eso no es falta de fe, nuestra fe debe estar puesta en la gracia de Dios. Tu expectativa debe ser en Dios y mientras esperas disfruta lo que Dios te da hoy.

Otra forma como las frustraciones se manifiestan es cuando no has visto tus sueños cumplidos, principalmente en tus hijos. Tal vez quisiste darles una mejor educación o darles mejores condiciones y no lo lograste. Este debe ser un sentimiento que debes combatir y entender que todo lo que hiciste fue dentro de tus posibilidades, de tus limitaciones y eso es lo que cuenta. Les diste a tus hijos tu fuerza, tu juventud y tu amor, esa fue tu tarea y la cumpliste. Si ellos están aun bajo su cuidado, asegúrate de que conozcan a Dios, que sean sensibles a su voz, inculca en ellos valores de fe, tú tienes una gran influencia sobre ellos, ese fue el plan de Dios.

“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta” (Salmos 127:3-5)

Dios nos confió a nuestros hijos para influenciar en ellos. La influencia que tienes sobre ellos es más de lo que imaginas. Yo creo que puedes cambiar el mundo a través de ellos, solo asegúrate de que sean siervos de Cristo. Si ellos ya no están bajo tu tutela, entonces conviértete en la mayor intercesora que ellos tiene en la tierra, nunca dejes de creer y no aceptes ninguna condenacion y acusación, nunca pierdas la esperanza en Dios.

Si tus hijos aun están bajo tu tutela, entonces hoy necesitas hacer una alianza con Dios, de que enseñarás a tus hijos el camino y la Palabra de Dios. Establece un compromiso de ser un ejemplo y patrón que ellos puedan imitar.

“E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza” (1 Samuel 1:11)

Ana hizo un voto, una alianza, un compromiso de orar por la consagración de su hijo. Más adelante la Biblia dice que, después de destetarlo lo llevó al templo para que se quedara allí, esto habla de la búsqueda de estrategias para hacer que tus hijos vivan todos los días en la casa del Señor.

A los hijos:

He tratado de averiguar si alguien en el mundo propuso festejar el día del hijo y no existe tal cosa y es que cada día es tu día, pues eres atendido y protegido, por tanto, este día debe ser un día de asumir una alianza con Dios y con tu madre, de amarla y ponerla delante del Señor. Si ella no conoce al Señor, entonces hacer lo que sea posible para que ella lo conozca. La Biblia dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12). Honrarlos significa respetarlos y asumir el compromiso de sustentarlos en su vejez. Jesús fue un ejemplo de esto: 

“Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas y María Magdalena.Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Juan 19:25-27)

A los esposos:

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:25, 28-29)

La Biblia nos muestra que eres comparado con Cristo, es decir, tu patrón es Cristo y Él sustenta, cuida, ama y protege. En tiempos antiguos las mujeres admiraban a sus esposos porque aun a costa de sus propias vidas conseguían provisión. El principio era protección, sustento y cuidado, pero si ahora tú no mantienes ese principio ¿cuál sería la razón de admiración de ella hacia ti? Considerando que ellas son inteligentes, son profesionales, son  fuertes, etc. Observa una cosa, ellas fueron creadas para ser protegidas, la mujer necesita sentirse segura, amada y mientras mantengas esa posición ella te admirará. Lo peor son los maridos que mandan a sus esposas a campos minados, esposos que quieren que ellas den la cara ante los problemas, que ellas carguen con los problemas del colegio de los hijos, por favor nunca olvides que al primero al que Dios le pedirá cuentas es a ti.     

  • Que este sea un día de perdonar ofensas

Quiero enfatizar principalmente aquellas ofensas que han salido de nuestros labios.

“Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce” (Santiago 3:1-12)

En momentos de enojo, de ira descontrolada, se lanzaron palabras que fueron de maldición, tanto de los padres como de los hijos, pero es necesario que hoy rompamos todo y comencemos a liberar bendición.

A las madres y a los hijos quiero decirles que el perdón no es un sentimiento, es una decisión, además el perdón no es una opción, es un mandato. Para los hijos es muy fácil juzgar el comportamiento de cada madre porque no comprenden con exactitud esa condición hasta que son madres o padres, por esto para perdonar es muy importante entender la condición de la otra persona. Se que aquí hay hijos dañados por las reacciones o quizás por el abandono de sus madres, entonces quisiera mostrarte lo que la Palabra dice:

Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros como Dios También os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:31-32)

  • Que sea un día para liberar bendición

“No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”                      (1 Pedro 3:9)

Declara todas las bendiciones sobre tu madre o sobre tus hijos. Bendice, pues hay poder en tu lengua para la vida, confiesa bendición.

Confesión del hijo:

“Madre, quiero decirte cuán importante eres para mi, aunque muchas veces  no demostré nada de eso. Hoy estoy aquí para reconocer mis errores y pedirte perdón, por todo lo que hice que te dañó, por ser egoísta y no considerar tus dificultades, la historia de tu vida, así como las innumerables veces que me has bendecido con tu vida y tu atención. Perdóname por la manera infantil con la que actué, culpándote muchas veces de situaciones que fueron el resultado de lo que yo mismo hice. Perdóname por tratarte mal, por ofenderte, por ser tan frio y muchas veces rechazar un abrazo o un beso tuyo.

Perdóname por muchas veces no oir tus consejos y actuar de manera ignorante, sin ver que siempre me amaste y lo que deseaste fue siempre mi bienestar. Quiero expresarte mi gratitud por todo lo que hiciste por mi. Sé que no puedo ser el hijo perfecto, pero buscaré en Dios ser diferente. Te amo mucho y deseo que a partir de hoy podamos tener la oportunidad de vivir en el plan de Dios”.

Confesión de la madre:

“Sé que he fallado muchas veces, sé que no supe lidiar de manera correcta en muchas situaciones y te he dañado. Sé que muchas veces, en mi enojo, he dicho palabras que te han herido y que en mi impotencia, he usado la fuerza y te he agredido. Sé que hubo momentos en los que enfrente presiones y cargas y que me desfogue en ti, por eso te pido que me perdones. Tú eres mi especial tesoro y hoy libero sobre tu vida todas las bendiciones y declaro la gracia del Señor sobre ti”.

Confesión del esposo:

“Quiero ratificar mi compromiso de cuidarlos, protegerlos y de amarlos. Hoy quiero pedirles perdón por haber fallado y no ser la imagen sacerdotal de Cristo en medio de ustedes. Quiero hacer un compromiso de respeto, de amor y cuidado. Hoy comenzaré a ser mejor”.   

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