La recompensa de los que le buscan

//Pr. William Sagarvinaga\\

¿Cuál es la fe que agrada a Dios? ¿Cuál es el tipo de fe que Dios quiere ver en nuestra vida? Desafortunadamente, muchas iglesias transformaron la fe en un tipo de fórmula. Hicieron de la fe algo mecánico, un show, etc. Pero la fe es un andar con Dios porque confiamos plenamente en Él y en sus caminos, aun cuando no los comprendemos.

“Caminó, pues, Enoc con Dios y desapareció, porque le llevó Dios” (Génesis 5:24)

               Enoc fue el primero en experimentar el arrebatamiento. Caminatr con Dios significa que él creía, confiaba en Dios. Él caminó con Dios y como resultado, Dios lo tomó para sí. Antes de ser arrebatado, obtuvo el testimonio de haber agradado a Dios.

“Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”    (Hebreos 11.5)

               Todos queremos agradar a Dios, pero algunos tienen una idea equivocada de cómo hacerlo. Algunos piensan que deben dar dinero por caridad o comportarse lo mejor que puedan, pero agradar a Dios se logra simplemente creyendo en Él y como consecuencia tomando lo que Dios tiene para nosotros. Hay una manera de agradar al que te hace un regalo y es recibiendo el regalo, hay una manera de agradar al que te prepara algo y es disfrutando lo preparado, hay una peculiaridad en quien cocina algo para quienes ama, está pendiente preguntando si les gusta, porque su alegría es el disfrute de quienes ama.

Dios recompensa a los que creen

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6)

               ¿Qué agrada a Dios? La respuesta es simple: la fe. Sin fe, sin confianza es imposible agradar a Dios ¿Y cuál es el tipo de fe que le agrada? En primer lugar, es aquel tipo de fe que cree que Él es bondad, un Dios de amor, de gracia y que se vuelve galardonador de los que lo buscan. La mejor traducción de Hebreos 11:6 sería: “Es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él es“.

               La primera cosa es cuando creemos que Dios es, si estamos enfermos, creemos que Él es nuestra sanidad. Si necesitamos provisión, creemos que Él es nuestro suplidor. Si estamos débiles, creemos que Él es nuestra fortaleza ¡Dios es! Esta breve afirmación trae consigo todo el suministro de Dios para nosotros. Necesitamos confiar en Dios aun cuando las circunstancias dicen lo contrario, nuestras preocupaciones son imprecisas, nuestros temores muchas veces son infundados, nuestras decepciones son por lo general erradas, por eso, en el caso de los discípulos que iban camino a Emaús, el Señor quiso que ellos primero tengan una revelación de Él a través de las escrituras, no de lo que la experiencia les diría, pues la experiencia puede mostrarte que Él no está contigo o que Él te mandó algo que no es bueno, pero la verdad dice que Dios tiene los mejores pensamientos para ti.

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11)

               La segunda cosa que caracteriza la fe que agrada a Dios es que necesitamos creer que Él es galardonador. Galardón significa recompensa. Dios es aquel que recompensa a todos los que lo buscan. Un pensamiento común entre cristianos religiosos es que no debemos hacer cosas para Dios pensando en la recompensa, pero Hebreos 11 dice que la fe que agrada a Dios es aquella que cree que Él nos va a recompensar. En la mente de algunos, buscar la recompensa es algo que contradice la gracia de Dios, pero no es así, Dios nos da cosas por su gracia y cuando las recibimos por fe, Él nos recompensa por ello.

“Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere”            (1 Samuel 17:26-27)                 David preguntó por la recompensa y deseó la recompensa. Su victoria fue gracia de Dios, pero recibió la recompensa de casarse con la hija del rey. Cuando crees que Dios es un Dios de recompensa, quieres la recompensa. Él te permite experimentar gracia y recibir recompensa.  Él recompensa a los que obedecen                 En Lucas 5 leemos acerca de la pesca maravillosa. Cuando el Señor llegó junto al mar de Genesaret había dos barcos. Él pudo elegir entre muchos, pero decidió entrar en uno de ellos. Alguien estaba a punto de ser bendecido. Cuando el Señor resuelve entrar en su barco, es porque Él quería darle gracia para algo. Es un verdadero privilegio, si Él eligió tu barco es porque está liberando gracia sobre tu vida. En ese momento, tal vez el pescador hubiera dicho: “Trabajé toda la noche y estoy cansado ¿No puedes entrar en otro barco? El barco en el que el Señor entró era de Pedro y Él le pidió que le apartara un poco de la playa: “y sentándose, enseñaba del barco a las multitudes. Cuando acabó de hablar, le dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar (Lucas 5:3-4). En aquel mismo lago donde no habían pescado nada toda la noche, ellos ahora cogieron tantos peces que ni podían retenerlos. Su barco repentinamente se convirtió en un imán atrayendo a los peces, pero ¿Por qué? Porque Pedro había dado su barco a Jesús para usarlo en su predicación.                Aquel tiempo de predicación podría parecer un tiempo de trabajo perdido para el pescador, pero el Señor Jesús es galardonador. Recuerde que la gracia es favor inmerecido, pero al mismo tiempo, cuando usted usa la gracia recibida, Dios mismo le recompensará por usar la gracia que le dio. La gracia que Él le da es siempre abundante, no solo para ti, sino también para los que están cerca. Siempre la bondad de Dios conduce a la gente al arrepentimiento.  “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?(Romanos 2:4)                 Fue después de ver el milagro que Pedro tomó consciencia de que era pecador. En ningún momento el Señor Jesús mencionó algún pecado de Pedro, pero su gracia lo trajo al arrepentimiento. Sea motivado por la recompensa                 Muchos creyentes piensan que no deben pensar en la recompensa, pero están equivocados. Los hombres de Dios también son motivados por la recompensa. Podemos ver esto en la vida de muchos de ellos. El primer ejemplo es Moisés. Hebreos 11:26 dice que Moisés estaba mirando la recompensa que le aguardaba. 

“Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón”                   (Hebreos 11:24-26)                Los discípulos también estaban preocupados por la recompensa y el Señor no los reprendió por eso. Pedro le preguntó a Jesús lo que él recibiría por haber dejado todo y por seguirlo. Ante esta pregunta, el Señor podría haber reprendido a Pedro, diciendo que la recompensa era solo en el cielo, pero en lugar de eso, Él mostró que Pedro recibiría cien veces más en esta vida. No debemos pensar que la recompensa será solo en el cielo. Evidentemente, la recompensa es para aquellos que renunciamos a causa de Él y por causa del evangelio. No todo lo que ofrece o trabaja en la iglesia lo hace por amor al Señor y al evangelio, pero los que lo hacen serán recompensados ​​y hasta deben esperar la recompensa, pues a Dios le agrada cuando creemos que Él es el galardón.                El padre de David mandó a que fuera a llevar víveres a sus hermanos que estaban en el frente de la batalla. David no dudó en obedecer a su padre. A causa de un simple acto de obediencia a su padre, él fue conducido al trono. David llegó a escuchar el desafío de Goliat el último día. Por 40 días Goliat desafió a Israel, pero David vino justamente en el último día.                Todas las veces que vemos la primera mención de algo en la Biblia, algo significativo e importante es realzado. La primera mención de recompensa fue poco después de que Abraham encontrara a Melquisedec en Génesis 15. Al final, necesitamos tener claridad de que el Señor mismo es nuestra recompensa ¿Y qué necesitamos hacer para disfrutar de esa recompensa? Solo necesitamos creer. Abraham creyó, por lo que su galardón es grande. 

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;  sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23-24)

El señor es fiel, no pasará por alto tus lágrimas, tus esfuerzos, Él te recompensará. El año que viene será el año de las puertas abiertas, no dejes de creer en su galardón, en su gracia derramada.

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