¿Por qué predicamos tanto acerca de la gracia?

//Obrero Carlos Quispe\\

Los conceptos que tienes en tu corazón, en tu mente, determinan la forma de vida que tienes, DIME EN QUE CREES Y TE DIRÉ CÓMO VIVES. Algunos pensamos que la gracia es una doctrina más en medio de la Biblia, pero no es una doctrina más, la gracia es lo más importante, pues determina la clase de vida que tendrás. Con un concepto pobre de la gracia solo puedes esperar sobrevivir, pero con una revelación clara y poderosa de la gracia podrás vivir una vida sobreabundante. Por eso predicamos tanto acerca de la gracia.

“Porque de su plenitud tomamos todos y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:16-17)

La ley vino por un siervo, la gracia vino por el Hijo de Dios. La ley habla sobre lo que el hombre debe ser, la gracia habla sobre lo que Dios es. El primer milagro de Moisés fue convertir el agua en sangre y eso resultó en muerte, el primer milagro de Jesús convirtió agua en vino, resultó en vida y celebración. Bajo la ley, Dios demanda rectitud a hombres pecadores condenados, bajo la gracia Dios nos da justicia como un regalo. La pregunta es ¿Cuál quieres? ¿Bajo cuál quieres estar?

Hoy aún existe mucha confusión en medio de la iglesia, respecto a debajo de qué cobertura tenemos que estar, debajo de la ley, debajo de la gracia o por sea caso, debajo de ambas. Tienes que decidirte por una de ellas, no puedes mezclar las dos. No puedes poner vino nuevo en el odre viejo.

En el antiguo pacto Dios dice que no tendrá por inocente al pecador y que visitará los pecados de los padres hasta la tercera y cuarta generación, pero en el nuevo pacto dice: “porque seré misericordioso a sus injusticias y nunca más me acordaré de tus pecados”. Hubo un cambió y fue gracias a Jesús. Sin embargo, se sigues predicando y creyendo de manera equivocada, muchos dicen: “si obedeces a Dios Él te bendecirá, pero si lo desobedeces te maldecirá” suena correcto y lógico, pero es muy peligroso.

Jesús dijo en el sermón del monte dijo: “ama a tu enemigo”, pero tenemos problemas para aguantar a nuestro vecino. Jesús dijo: “Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácatelo y échalo de ti”, “si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala” La pregunta es ¿alguien en la iglesia hace eso? ¿Por qué Jesús dijo esto? Jesús en el sermón del monte llevó la ley a su perfecto estándar, pero los fariseos lo llevaron a un nivel que ellos podían manejar. Esto no es nuevo, solo noten la clase religiosa del tiempo de Jesús y la de la nuestra. Jesús dijo que si miran a una mujer con codicia ya adulteraron con ella, los fariseos decían que era necesario acostarse ella para pecar. Jesús exponía la ley de manera correcta, no disminuida, para que nos demos cuenta de la necesidad que teníamos de Él.

Noten que todo esto lo expone en el sermón del monte de Mateo 5 al 7, Jesús expuso la ley de manera clara, no como era expuesta por los religiosos, pero este mismo Señor de la ley baja del monte y se encuentra con un leproso. Un leproso era un personaje despreciado, pues la lepra estaba vinvulada al pecado, a la impureza. El leproso le dijo: “Señor, si quieres puedes limpiarme”. Los estándares del sermón de la montaña no lo habrían sanado, pero Jesús bajo donde nosotros estábamos y lo tocó, aunque no lo habían tocado en años, su familia no lo había abrazado en años, es más, no podía estar en un lugar público porque se le consideraba impuro, pero ante la pregunta del leproso Jesús le dijo: “Si quiero”. Algo interesante es que el leproso no dudo del poder de Jesús, dudaba de que si quería o no. Finalmente, lo tocó y lo limpió. Bajo la ley, el impuro habría contaminado al puro, pero bajo la gracia el puro santifica al impuro, bajo la ley el pecado es contagioso, pero bajo la gracia, la bondad y amor de Dios son contagiosas ¡aleluya!

Infelizmente se nos ha enseñado que predicar gracia nos llevará al libertinaje.

“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:14)

El enemigo intenta engañarnos diciendo que bajo la gracia pecaríamos, pero la gracia rompe con el dominio del pecado en tu vida. No puedes estar bajo el agua y no mojarte y no puedes estar bajo la gracia y no ser santo. Siempre hemos escuchado que debemos predicar más arrepentimiento, pero fíjense, bajo la ley necesitas arrepentirte antes que Dios te bendiga, bajo la gracia primero recibes la bondad de Dios y esta te lleva al arrepentimiento. Hubo un cambio, la bondad de Dios te transforma, no lo que puedas hacer. La palabra griega para arrepentimiento es metanoia, cambio de mente. El verdadero arrepentimiento es un cambio de mente, de forma de pensar, la gracia permite eso y te capacita para ser santo.

Durante mucho tiempo se predicó enfatizando el pecado y eso produjo grandes avivamientos, pero hay una revelación mucho más profunda.

“¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación” (2 corintios 3:8-9)

El ministerio de la condenación ya pasó, ahora vivimos a través del ministerio de la justificación. Ahora quiero mostrarles algo maravilloso, quiero hablarles de la jornada de los hijos de Israel desde Egipto al Sinaí, porque es trayecto en el que el pueblo disfrutó gracia pura, porque aunque se quejaron y murmuraron, ninguno de ellos murió. No murieron al murmurar a orillas del mar Rojo, tampoco fueron castigados cuando se quejaron por no tener agua o comida, todo lo contrario, recibieron milagros y provisión, aunque no lo merecían, eso es gracia. De Egipto hasta el Sinaí, Dios los bendijo y no murieron, no por la fidelidad del pueblo, sino porque Él es fiel, pero llegaron al pie del Sinaí.

“Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo” (Éxodo 19:8)

Nota la respuesta del pueblo: “Todo lo que Dios ha dicho, eso haremos” En hebreo la palabra exacta es Naaseadinishma que significa: todo lo que nos digas lo podemos hacer. Nota que esto sucedió antes de recibir los 10 mandamientos, el pueblo con mucha arrogancia se jactó de que podía hacer todo lo que Dios pida. El hombre presumiendo en sus fuerzas y su justicia. Si traducimos lo que quisieron decir fue: Señor, no nos califiques de acuerdo a tu bondad, hazlo de acuerdo a nuestra obediencia. Ellos salieron de Egipto basados en el pacto Abrahámico de la promesa y ahora al pie de la montaña se jactan de su obediencia, de su justicia propia. Después de esto, Dios cambia el tono, pues el pueblo expresa presunción y justicia propia. Dios dice entonces: “No se acerquen a mi o morirán” Dios pone distancia entre el y el hombre.

En el siguiente capítulo, Dios les da los 10 mandamientos y ahora tenían que cumplir con todo, pues si infringían en solo uno serían culpables de todo. Después de recibir la ley, ellos se quejaron y murmuraron, al igual que lo hacieron antes de llegar al Sinaí, pero ahora hubo muerte.

“el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación” (2 corintios 3:6-9)

En el primer pentecostés, 50 días después de la pascua, a los pies del Sinaí, Dios les da la ley y 3000 personas murieron (Éxodo 32:28) por otro lado, 50 días después de la pascua de Jesús, de su muerte, en pentecostés, Dios les dio su espíritu y 3000 personas fueron salvadas (Hechos 2:41). El ministerio de muerte trae muerte, por supuesto, pero el ministerio de justificación trae vida.

Sin embargo, no me malinterpreten, la Ley es santa, vino de Dios, pero no puede santificar a nadie, la ley es justa, pero no justifica a nadie. La ley es inquebrantable e inflexible, es como un espejo, si ven algo feo, con pecado quiero decir, no es culpa del espejo, solo refleja lo que eres, pero no tiene el poder de transformar tus imperfecciones. La función del espejo es mostrar tu realidad, es exactamente lo que la ley hace. Cuando predicamos la ley pensamos que el resultado será gente piadosa, pero no es así. La fuerza del pecado es la ley, pues si no cumples con toda la ley entonces estás acabado.

“ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley” (1 corintios 15:56)

Entonces ¿Quién quiere regresar la fuerza del pecado a la iglesia? Su nombre en hebreo es Hasatan, traducido como Satanás y significa el acusador. La Biblia dice que el vino para matar robar y destruir, pero antes de hacer eso el tiene que acusarte. El acusador necesita infectar tu vida y necesitamos saber cómo actúa, conocer su estrategia.

“anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:14-15)

Jesús clavó el acta de decretos, Dios clavó la ley en la cruz, despojando de ese instrumento al enemigo, la ley es el arma en las manos del enemigo para acusarte. Tenemos miedo de al ya no estar bajo la ley, por eso decimos que un poco de ley no está mal, sino pecarás al punto de convertirte en enemigo de Dios , ese temor fue colocado por satanás.

La importancia de la gracia en nuestra predicación

Quisiera explicar acerca de la importancia de la predicación de la gracia a través del ejemplo de Pedro. Cuando Pedro conoció a Jesús fue a propósito de una pesca milagrosa, de un milagro, es decir,  primero experimentó provisión sobrenatural, gracia y luego él dijo: “Aléjate de mi porque soy pecador” ¿Qué vino primero? ¿La bondad de Dios o el arrepentimiento? Es la bondad de Dios la que nos lleva al arrepentimiento.

Ahora veamos los capítulos 18 y 19 de Lucas, no es casualidad que estos dos capítulos estén uno después del otro. En Lucas 18 se cuenta la historia del joven rico y en Lucas 19 la historia de Zaqueo. El joven rico dijo a Jesús: ¿Qué puedo hacer para heredar la vida eterna? Jesús pudo haberle dado una respuesta simple y decirle simplemente que lo siguiera, como lo había hecho con otras personas, pero no lo hizo. Le citó los mandamiento, porque sabía lo que había en el corazón de este joven. Este respondió que ya había hecho todo esto y frente a la presunción del joven Jesús le dice: “Te falta una cosa, vende todo lo que tienes y sígueme” La ley en su primer mandamiento dice que no podemos tener dioses ajenos delante de Dios.

Cuando la justicia propia es tu base, Jesús expone la ley en su plenitud para que veas tu error. El joven se fue triste pues su dios era el dinero. Dios no dio la ley para justificar a nadie, la dio para mostrar nuestra inutilidad.

¿Qué sucedió con Zaqueo? En el siguiente capítulo, Jesús lo ve encaramado en el árbol, lo invita a que baje y el escándalo de la gracia comienza. Va a comer con un pecador y de la peor clase, le mostró gracia y ¿cuál fue la respuesta de Zaqueo? ¡Arrepentimiento! Devolvió todo lo que robó y aun dio mucho más. Jesús declaró: “La salvación ha llegado a esta casa”.

Este es el evangelio de la gracia, pero estamos queriendo agregarle pre requisitos que Jesús nunca exigió. Los requisitos ya los cumplió Jesús. Se hizo pecado para que nosotros fuéramos su justicia. Fue maldecido para que nosotros fuéramos bendecidos. Se colocó la corona de espinos para que recibiéramos la corona de vida.

En el caso de la mujer sorprendida en el mismo acto del adulterio de Juan 8 vemos otro ejemplo interesante. Los fariseos y escribas le trajeron a esa mujer y le dijeron: “Moisés dice…” Le quisieron mostrar la ley y Jesús solo escribía ¿Qué escribía? ¿Esto te recuerda a algo? En el original, lo que es traducido como tierra, es GE, que significa suelo y según documentos extra bíblicos conocemos que las partes aledañas al templo estaban adoquinadas con piedra. Ya que ellos le mostraron la ley, entonces Jesús decidió exponerles la ley en su plenitud: “Correcto, pero solo aquel que este libre de pecado que tire la primera piedra” Continúa escribiendo por una segunda vez, exactamente como lo hizo Dios con Moisés, pues la primera vez que escribió la ley en las tablas de piedra tuvo que destruirlas por el pecado del pueblo y luego escribió otras tablas que fueron colocadas en el arca. Jesús estaba haciendo un paralelo entre la ley y la gracia. Luego que el verdadero estandar de la ley es expuesto los religiosos se van y se quedan solo la mujer y Jesús. El Señor lanza la pregunta. “ ¿Mujer dónde están los que te acusaban”. La mujer mira alrededor y no había nadie. Jesús continúa: “yo tampoco te acuso, ahora ve y no peques más”. Fíjate el orden: Primero Jesús le muestra gracia y ahora sí ella estaba lista para dejar de pecar. El orden para muchos es primero, no peques más y segundo, no recibirás condenación y te darán gracia. Jesús le dio el regalo de la no condenación y eso le dio el poder de no pecar más.

Nuestra predicación debe llevar estas mismas características, debe estar llena de gracia y cuando logremos compartir gracia, solo entonces vendra cambio de mente y conducta.

Que Dios nos permita recibir una revelación especial y poderosa de la gracia en nuestras vidas y eso nos lleve a desarrollar nuestro ministerio basado en solo gracia.

¡Gracia recibimos, entonces gracia damos!

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