//Pr. Luis A. Núñez\\
El anterior domingo los pastores hablaron acerca de la oración, del ayuno y la lectura de la palabra, debemos recurrir a lo que el Señor nos dio basados en una posición de creer, de ser libres de la condenación y sobre todo creer en su gracia y favor inmerecido.
Las palabras tienen poder
Es importante no hablar palabras negativas de maldición, pero aún más importante es hablar palabras de bendición, palabras de bendición sobre nuestros hijos, nuestra familia y nuestras circunstancias. Etimológicamente, la palabra bendición viene de “bien decir” o decir bien, por lo tanto, maldecir viene de decir mal. Muchos simplemente evitan hablar negativamente o no maldecir y callan, pero eso no es suficiente, necesitamos sembrar palabras de fe. Por eso el Señor compara la palabra como una semilla que tiene la capacidad de producir, eso lo vemos en la parábola del buen sembrador.
LA PALABRA DEL REY Y SACERDOTE
La Palabra de Dios declara categóricamente que fuimos hechos reyes y sacerdotes (Apocalipsis 1:5-6) y que estos tienen las siguientes características.
- Eclesiastés 8:4 dice que donde está la palabra del rey hay poder.
- La palabra del sacerdote también tiene poder.
Hoy fuimos hechos ministros de la gracia, 2 corintios 3:6 dice que somos ministros competentes de un nuevo pacto, elegidos para bendecir en el Nombre del Señor y también para decidir cada decreto. Muchos decretos y controversias son creadas por los demonios, muchas maldiciones vienen del enemigo, pero nosotros somos los sacerdotes que decidimos sobre cada decreto, tenemos la palabra final (Deuteronomio 21:5)
Observa que hay una doble unción sobre nosotros, la palabra del rey y la palabra del sacerdote. Hoy tenemos estas dos autoridades o una doble unción en nuestras palabras. La palabra del rey tiene poder y la palabra del sacerdote se libera para bendecir y decidir cada decreto. No importa lo que la gente del mundo diga sobre ti o sobre tu hogar, ellos no son sacerdotes, pero tú sí, así que libera la palabra que decide todo decreto. Habla en la posición de rey y sacerdote porque esta es la unción que Dios colocó en ti, una unción de poder y bendición. El Señor Jesús le habló a la higuera y se secó, le habló a los demonios y estos fueron expulsados, le habló al mar y este se calmó. El hablaba y expresaba autoridad, también nosotros necesitamos hablar a nuestras circunstancias y a un mundo espiritual con autoridad. Cuando hablamos, nuestra fe se libera y las circunstancias cambian. El diablo no es un sacerdote. Cuando él dice que morirás, puedes responder con autoridad que vivirás. Tu palabra prevalece, porque tu eres un sacerdote y fuiste constituido para definir decretos ¿Por qué? porque esa posición y poder la consiguió Cristo para nosotros (Colosenses 2:13-15) Todo lo que somos y tenemos es porque Él lo consiguió por nosotros” El problema ocurre cuando el sacerdote está en silencio, entonces solo se escucha la palabra del enemigo. Necesitamos ejercer nuestro sacerdocio hablando y declarando la voluntad de Dios. Nuestra fe se libera a través de nuestras palabras. Pablo dice en 2 Corintios 4:13: “Y por lo tanto tenemos el mismo espíritu de fe, como está escrito: creo; por eso lo dije. Nosotros creemos también; por eso también hablamos “. Tenemos ese mismo espíritu de fe. Debemos creer que tenemos la posición de reyes sacerdotales y que cuando liberamos la palabra, el poder de Dios se manifiesta. A este espíritu de fe también se le llama espíritu de profecía. El espíritu de profecíaComo ministros de gracia (ministros del nuevo pacto) tenemos un espíritu profético sobre nosotros. La Palabra de Dios dice que el espíritu de profecía es el testimonio de Jesús (Apocalipsis 19:10) La palabra “retienen” en el griego también significa poseer o conectar, esto significa que el espíritu de profecía siempre centra, conecta o apunta al Señor Jesús. Es decir, el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía que lo tienen los hermanos y que los conecta con Cristo o los lleva a Cristo. Cuando hablamos del espíritu de profecía no estamos hablando de este concepto pentecostal de profecía donde uno se levanta y dice: “¡Así dice el Señor!”Para entender el espíritu de profecía, necesitamos saber que hay dos tipos de profecía: la profecía causal y la profecía no causal.La gente siempre piensa en la profecía como predicción, de hecho, puede tener ese elemento, pero es mucho más que eso. La palabra profecía en griego es “profemi”, esta palabra se compone de dos partes, “pro” que significa antes y “femi” que se deriva de rhema que significa palabra. Al juntarlos vemos que la profecía significa “hablar antes”, es decir, estás hablando antes de que suceda. El tipo de profecía más común es uno en el que Dios te dice lo que sucederá y simplemente liberas la palabra. Esta es la profecía no causal. Por otro lado, hay un tipo de profecía que muchos cristianos desconocen, es cuando hablas porque conoces el corazón de Dios, conoces la palabra de Dios y así puedes declarar las cosas antes de que sucedan. Puedes decir: “Seré un hombre próspero por la gracia de Dios, porque el favor de Dios está sobre mí, hoy experimentaré su favor, su provisión estará conmigo”. Puedes decir ante cualquier evidencia que esto sucederá. Tú hablas porque conoces la Palabra de Dios, esta es la profecía causal. Porque Dios te va hacer causa o inicio de lo que esta establecido.El meteorólogo dice que el clima en la próxima semana será lluvioso. El predijo, pero no causó la lluvia y aun si no lo dice esto va a acontecer porque esta establecido, él solo manifiesta lo inevitable. Él está declarando algo antes que sucediera, pero él no causó la lluvia. Esto es lo que hicieron la mayoría de los profetas del Antiguo Testamento. Podían predecir, pero no podían declarar ni definir cómo sería el futuro. Esto, sin embargo, si sucede en el Nuevo Pacto. Hoy podemos declarar la Palabra de Dios proféticamente y hacer que las cosas sucedan. Puedes traer a existencia lo que fue determinado, pero aun no existe. Es la fe que hace llamar a las cosas que no son como si fueran. Profetas del Nuevo y Antiguo Testamento El espíritu de profecía está sobre cada creyente, es lo que dice Apocalipsis, pero no todos se dan cuenta de esta realidad. Hoy tenemos sobre nosotros el espíritu de profecía según el Nuevo Testamento.Elías era un profeta del antiguo Testamento y la Biblia narra una situación donde podemos observamos un principio maravilloso que avala nuestra posición hoy como profetas del Nuevo Testamento. (1 Reyes 17:1) La Biblia dice que Elías expreso que no habría lluvia y aclaro que era por su palabra y así fue, durante tres años según su palabra no hubo lluvia. Pero en 1 Reyes 18.1, 41-45. La Biblia nos muestra que Elías comenzó a orar angustiosamente, de rodillas con el rostro en tierra. Después de la gran victoria en el monte Carmelo, cuando los profetas de Baal fueron derrotados, Elías tuvo que orar fervientemente para que lloviera. ¿Por qué? Es probable que creyera fácilmente en la maldición y no tanto así en la bendición. Elías necesitaba orar fervientemente para creer que la bendición llegaría.Interesante, para proclamar la maldición de la sequía solo expreso que así seria, pero para proclamar la bendición de la lluvia entro en angustia, tenia mas fe para creer en la maldición que para creer en la bendición ¿Por qué? Porque era un profeta del Antiguo Testamento. Ellos estaban acostumbrados a anunciar calamidades y condenación porque el pueblo siempre fallaba, siempre se desviaba, no cumplía la ley. Ahora veamos lo siguiente:
“Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto” (Santiago 5:17-18)
Por favor observa estos detalles en la biblia, 1 reyes 17:1 dice que Elías dijo que conforme a su palabra no llovería y no llovió, pero luego dice 1 Reyes 18:43-45 que clamó de rodillas varias veces y cayo lluvia. Santiago describe los hechos al revés, dice que oro fervientemente y no llovió, cuando 1 Reyes dice que Elías solo declaró que no llovería, por otro lado, Santiago dice que solo oro y llovió, cuando 1 Reyes dice que hasta gimió, clamo ¿Cómo es eso?, la respuesta a esto es la manera cómo Dios ve este acontecimiento, es decir, Elías era un profeta del Antiguo Testamento, como tal, él profetizaba de acuerdo al pacto en el que vivía, y este era el de la condenación de la ley ¿Cómo explicar esto? La forma en que Dios ve es diferente a la forma en que lo vemos nosotros. Para Dios la simple declaración de Elías de que no llovería fue una oración intensa. A nosotros ni siquiera nos parece una oración, pero para Dios es poderosa ¿Por qué? Porque Elías declaró que no llovería basándose en que él sabía que Dios condenaba la idolatría del pueblo. Él acaba de decir lo que esta en Deuteronomio 28:24 (lloverá polvo). Ahora, según Santiago, la oración de Elías (una simple declaración) fue una oración intensa, pero él solo oró de acuerdo con el pacto, habló conforme a lo que él representaba, profeta del antiguo pacto y Dios avalo lo que el dijo. Sobre el mismo principio, hoy cuando declaramos la verdad del Nuevo Pacto, el Señor viene a confirmar nuestra palabra. Recuerdan que dijimos que el espíritu de la profecía es aquella que nos lleva a mostrar a Cristo o en otras palabras, el testimonio de Cristo, entonces estamos en el nuevo pacto ¿qué quiere decir eso? en el Antiguo Pacto los profetas tenían que hablar conforme al pacto en el que estaban, por eso todas sus palabras eran de maldición, pero en el nuevo pacto nosotros somos bendición porque Cristo se hizo maldición para que nosotros seamos bendición.
CONCLUSIÓN Toda profecía ser hablada conforme al pacto al que pertenece y Dios avala eso, tu eres profeta del nuevo pacto, entonces todo lo que hables conforme a este pacto será avalado por Dios. Por eso puedes liberar palabras de bendición, de fe, de restauración sobre la vida de tu hermano, de tu familia, por eso estos días de ayuno podemos liberar palabras de bendición sobre los inconversos, proclamando que serán salvos, podemos proclamar palabras de bendición sobre la iglesia ¡Aleluya! No puedes quedarte callado, tienes que hablar ¡Tienes que proclamar!
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Muchas gracias. Es un gran apoyo todo este gran trabajo.