Sabiduría, el camino de Dios

//Pr. Líbano Gamarra\\

En tiempos de inestabilidad, como el que estamos viviendo, somos muy propensos a vivir una vida de miedo y ese miedo es como un lazo, lo que causa que sucedan cosas malas en nuestras vidas.

“El temor del hombre pondrá lazo; Mas el que confía en Jehová será exaltado” (Proverbios 29:25)

“Porque el temor que me espantaba me ha venido y me ha acontecido lo que yo temía” (Job 3:25) 

Dios no quiere que vivamos con miedo, por esa razón la Biblia nos exhorta a vivir sin temer. Dios quiere que vivamos una vida de fe y confianza, estando seguros de su amor y bondad, pero ¿cómo no tener miedo cuando los desafíos son grandes? La respuesta está en escuchar la Palabra de Dios predicada que nos llena de fe. La palabra de Dios tiene sabiduría y dirección para cada estación y desafío de nuestras vidas. Mientras más busquemos a Dios, sus caminos y su sabiduría, más podremos disfrutar de una vida abundante.

La sabiduría es un regalo de Dios 

Lo primero que debemos saber sobre la sabiduría es que ella es un regalo. Muchos de nosotros pensamos que la sabiduría es algo que se debe adquirir, pero en realidad es algo que Dios nos da. Esto lo vemos demostrado en la vida de Salomón. Cuando Salomón era joven, Dios se le apareció en sueños en Gabaón y le dijo: “¡Pide! ¿Qué te daré? (1 Reyes 3:5). Veamos su respuesta:

“Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto” (1 Reyes 3:7-10) 

De todas las cosas que Salomón pudo haberle pedido a Dios, le pidió sabiduría y Dios estaba muy complacido con la petición de Salomón. No solo le dio a Salomón un corazón sabio y comprensivo, sino que también le dio riquezas y honor (vv.12-14). Observa también que Salomón reconoció su necesidad de sabiduría y se la pidió a Dios. Fue entonces cuando Dios le dio generosamente a Salomón lo que había pedido. De la misma manera, para nosotros hoy, cuando sabemos que nos falta algo y reconocemos que no sabemos las respuestas y no lo tenemos todo ¡la sabiduría de Dios puede entrar en nuestras situaciones! ¡La sabiduría es un regalo que Dios quiere que le pidamos y recibamos gratuitamente! Todo lo que tenemos que hacer es reconocer nuestra necesidad y pedírselo con valentía.

Recibir la sabiduría es recibir a Jesús 

La sabiduría está personificada como una mujer en la Biblia.

“Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra. Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz” (Proverbios 3:16-17) 

Cuando abrazamos la sabiduría, recibimos estos cinco beneficios: duración de los días (incluida la salud), riquezas, honor, agrado y paz. Dios desea bendecirnos abundantemente, tal como bendijo a Salomón con riquezas y honores después de que Salomón pidió sabiduría. De hecho ¡Dios bendijo a Salomón con tanta riqueza que Salomón se convirtió en el hombre más rico que jamás haya existido en la historia! Ahora, aquí hay una lección interesante que podemos aprender de la historia de Salomón: aunque recibió las bendiciones de riquezas y honores, no disfrutó de días largos (1 Reyes 11:42–43).

Sabemos por la Biblia que Salomón hizo lo contrario al mandato de Dios (1 Reyes 11:1–4) y se entregó a un estilo de vida promiscuo. Tuvo muchas mujeres extranjeras y ellas apartaron su corazón de Dios hacia otros dioses. Esto nos muestra que si queremos disfrutar todos los beneficios y bendiciones de la sabiduría, nuestro corazón debe estar encaminado en la dirección correcta y en la persona correcta, es decir, la persona de sabiduría misma.

1 Corintios 1:30 nos dice: “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría”. Entonces, hoy debemos fijar nuestro corazón y concentrarnos en nuestro Señor Jesús. Cuando lo abrazamos, abrazamos la sabiduría ¡Cuando acudimos a Él, recibimos su sabiduría!

Medita en su Palabra y recibe sabiduría 

Entonces ¿cómo podemos recibir sabiduría? Del pedido de Salomón de un corazón que escuche, vemos que Dios da sabiduría a los humildes. Humildad es poder ver que necesitamos la sabiduría de Dios todos los días. Cualquiera que sea el área de desafío que podamos enfrentar, cuando le pedimos a Dios sabiduría ¡Él nos dará sabiduría y perspectivas que nos prepararán para el éxito en esa misma área!

La sabiduría no se trata sólo de intelecto. Si bien ser sabio incluye ser intelectual, la sabiduría de Dios va más allá de la inteligencia natural. Es “primeramente pura, después pacífica, amable y benigna” (Santiago 3:17). Y esta sabiduría es lo que nos da éxito en todas las áreas de nuestras vidas, ya sean nuestras relaciones, la paternidad o las carreras.

En la práctica, podemos acceder a la sabiduría de Dios cuando meditamos en su Palabra. La meditación cristiana no se trata de vaciar nuestras mentes sino de llenarlas con la Palabra de Dios. Podemos hacer esto leyendo la Biblia o escuchando sermones ungidos.

Hay 2 señales de alguien que ha recibido sabiduría:

  1. Da valor a la presencia de Jesús 

Lo primero que hizo Salomón después de recibir la sabiduría fue ir delante del arca del pacto en Jerusalén (1 Reyes 3:15), que es una imagen de nuestro Señor Jesús ¡Esto nos muestra que los sabios siempre buscarán a Jesús! Vemos esto también en Mateo 2:1–12, cuando tres reyes magos siguieron una estrella desde el Este hasta Belén en busca del niño Jesús.

  1. Son humildes y recibe consejos sabios 

Aunque Salomón fue el más sabio entre todos los hombres de su época (1 Reyes 4:29–32), aun así se rodeó de consejos sabios (1 Reyes 4:1–6). Se rodeó de sacerdotes, registradores y adoradores: ¡consejos sabios de los que podía pedir consejo! Para nosotros hoy, esto significa rodearnos de nuestros pastores y líderes, personas a quienes Dios ha designado como pastores de nuestras vidas e involucrarlos en nuestros esfuerzos y situaciones. Dios ha puesto a nuestros líderes en nuestras vidas para guiarnos, alimentarnos y corregirnos porque Él nos ama. Otro grupo de personas que debemos involucrar son nuestros cónyuges y los miembros de nuestra familia que nos aman y nos cuidan. 

El éxito es resultado de la sabiduría de Dios 

Josué 1:8 nos dice que:

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino (heb. tsalakj / gr. euodoo), y todo te saldrá bien (heb. sakál / gr. Suniémi)”

¡Esto significa que experimentamos prosperidad y buen éxito cuando meditamos en la Palabra de Dios! Esta prosperidad no solo se refiere a la riqueza material, sino a la prosperidad en todos los ámbitos de nuestra vida , desde nuestra salud hasta nuestra alma. Sabemos esto por la traducción griega de la palabra “próspero” que es “euodoo”. Esta es la misma palabra usada en 3 Juan 1:2 que dice: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado (euodoo) en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma (euodoo)”.

La palabra “euodoo ” también significa “conceder un viaje próspero y expedito”. Entonces, cualesquiera que sean las empresas o los sueños que nos propongamos lograr, el éxito ocurre cuando involucramos al Señor, buscamos su sabiduría en cada paso del camino y le permitimos prosperar (euodooaquello que nos hemos propuesto.

Si bien Dios no quiere que persigamos las riquezas terrenales, tener buen éxito incluso en nuestras carreras es un resultado y beneficio que podemos experimentar cuando recibimos la sabiduría de Dios. Vemos esto demostrado en la vida de José (Génesis 39-45). La Biblia nos dice que José prosperó porque Dios estaba con él.

Hay algunas lecciones que podemos aprender de la historia de José. Primero, José recibió el don y la sabiduría para interpretar sueños después de haber rechazado a la esposa de Potifar (en Génesis 37, vemos que no tenía la capacidad de interpretar sus propios sueños). Debido a que tenía integridad y honor para Dios, y siguió los caminos de Dios, Dios le dio a José sabiduría. En segundo lugar, vemos que la sabiduría de Dios hizo que José prosperara ¡en una noche, José pasó de ser un prisionero en el calabozo a ser el segundo hombre más poderoso de Egipto después del Faraón!

Estos ríos de sabiduría de Dios son los que nos harán experimentar un buen éxito en las diversas áreas de nuestra vida ¡Hoy podemos recibirlos libremente cuando con valentía y humildad le pedimos a Dios su sabiduría! ¡Aleluya!

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