Señales de quienes ven la gracia

//Pr. Luis A. Núñez\\

“Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17)

 Ahora eres seguidor de Cristo, tienes a Cristo en tu vida. Eso significa que la gracia y la verdad están en ti y ambas, la gracia y la verdad son el mismo Cristo.

“Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad” (Colosenses 1:3-6) 

Noten que el verso 6 dice que la gracia y la verdad crecen en cada uno de nosotros. Desde el momento en que oímos esta palabra, este evangelio y entendimos la gracia, esta empezó a producir frutos, cuando entiendes la gracia hay frutos en medio del pueblo de Dios. Cuando alguien tiene revelación de la gracia, esto lo lleva a ver el amor de Dios. De esta manera, cuando desees que alguien tenga compromiso con Dios o que corrija actitudes erradas o algún pecado, lo debes llevar a ver la gracia. Cuando alguien vive con rencor lo debes llevar a ver la gracia, cuando alguien está viviendo en pecado lo debes llevar a ver la gracia.

El problema es que cuando encontramos a un hermano con actitudes erradas en medio de la iglesia lo primero que hacemos es decir que es por culpa del pastor que está hablando mucho de la gracia. Observa una cosa, quién ve, experimenta y entiende la gracia expresa transformación, manifiesta pasión por Dios.

Veamos.

SEÑALES DE QUIENES VEN LA GRACIA

 El amor por Dios crece

El amor es una señal de quien experimenta la gracia. Esto lo vemos de manera muy clara en el caso de la mujer pecadora narrada en el evangelio de Lucas.

“Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; más aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz” (Lucas 7:36-50)

Jesús es invitado por Simón, en este lugar hace su entrada una mujer y sus actitudes causaron un escándalo e incomodidad en medio de los presentes, juzgaron al Señor Jesús por no rechazar a esta mujer que tenía una mala reputación. Frente a esto el Señor cuenta una historia donde dos hombres debían dinero a un acreedor, pero uno de ellos le debía considerablemente más que el otro. A la pregunta ¿Cuál de ellos le amará más? La respuesta era evidente, pues a quien se le perdona más ama más.

Jesús le dijo al fariseo que no había hecho lo básico de acuerdo a la formalidad, no le dio agua para sus pies, pero ella le lavó con sus lágrimas, no le dio una toalla, pero ella le secó con sus cabellos, no le dio un beso, pero ella le besó los pies. Luego Jesús se dirigió a la mujer y le dijo que sus muchos pecados le eran perdonados. Ella era muy pecadora, el propio Señor lo dice, hay quienes creen que no tuvieron mucho que ser perdonados, esto de hecho ya es justicia propia, pero esta mujer entendió la gracia de ser perdonada y esto permitió que amara mucho. Cuando percibas cuánto has sido perdonado, allí no habrá límites para servir a Dios, cuando entiendes cuánto eres amado, no tendrás límites. ¿Cuál es la señal de una iglesia que ve la gracia? Todos se apasionan, quien ama adora, la adoración es resultado de que algo está aconteciendo en tu vida. Frente a circunstancias difíciles, frente a tus gigantes o cuando creas que estas en el fondo de la fosa, no te resignes, apenas es la oportunidad de ver la gracia. Ora y lleva a tu célula a comprender, a tener revelación de la gracia, luego que lo hagan, ellos no tendrán límites para amar a Dios. Si tu entiendes la gracia en tu vida tu amor crecerá y tendrá frutos.

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