¡Somos libres!

//Pr. Luis A. Núñez\\

La libertad del hombre 

“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17)

El hombre fue creado con libre albedrío, con la libertad de escoger y esa libertad se muestra cuando hay algo que escoger. Es importante indicar que la libertad no es sinónimo de ausencia de límites, pues los límites son señales de que a alguien le importamos. Los límites te dan sentido de libertad y seguridad; permíteme explicar este asunto con un ejemplo, piensa en la azotea de un par de edificios de diez pisos, una que tenga muros o barandas y otra sin ellas, la pregunta es ¿en cuál de ellas jugarías libremente un partido de fútbol? obviamente en aquella que tenga muros y que nos permita correr con libertad y seguridad.

El Señor le dijo al hombre: “no comas de este árbol porque morirás, te separarás de mí”, pero en su libertad el hombre escogió lo errado. El hombre decidió andar en su propia razón, él decidió definir qué es bueno o malo para su vida. La dirección de Dios era que coma de todos esos árboles y entre ellos, el árbol de la vida, pero él decidió comer del árbol errado para definir su vida por la razón.

Consecuencia de la caída 

La principal consecuencia fue el cambio de naturaleza, el ser humano pasó de una naturaleza santa a tener una naturaleza de pecado.

“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”    (Romanos 5:12) 

“Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí” (Romanos 7:20)

Esta consecuencia, la caída hizo del hombre un ser separado de Dios y enemigo de suyo.

“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (Romanos 5:10)

Dos naturalezas incompatibles, una santa de Dios y otra de pecado de la humanidad, completamente opuestas.

Nuevamente libres 

Sin embargo, Él vino a liberarnos de esa escalvitud, nos dio nuevamente su naturaleza, la vida de Dios, el zoe.

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:1-2)

Por causa de esa vida fuimos liberados de la esclavitud del pecado y debemos vivir de acuerdo a esa libertad.

“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1)   

 Por eso dice lo siguiente:

“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”     (1 Corintios 10:23)

“Todo te es lícito” es una declaración de libertad. Eres plenamente libre, para todo, pero observa algo: “no todo te conviene” ¿cómo es eso? ¿Cómo saber qué me conviene? ¿Cómo puedo evitar equivocarme? ¡Busca la dirección del Espíritu!

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:14) 

La plenitud de la libertad 

“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13) 

“Como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios” (1 Pedro 2:16)

Entonces eres libre, de todo y para todo, pero no uses esta libertad para ocasión a la carne ¿Qué es la ocasión para la carne? es simple, la Biblia lo llama de obras de la carne.

“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21) 

“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas” (Colosenses 3:5-7)

Estos hábitos están en nosotros y no podemos usar la libertad para dar ocasión a ello, porque no conviene. Algunas áreas donde debemos tener especial cuidado son: la moda, la música (¿cuál es la fuente y cuál es el mensaje?), los lugares que frecuentamos (Recuerda que eres hijo de luz), etc.

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